

Los fabricantes de detergentes de Europa están tomando medidas para que su industria contamine menos el medio ambiente.
Varias empresas grandes, incluyendo Reckitt Benckiser y McBride, se comprometieron a cumplir con estándares que rigen el uso de químicos, los niveles de dióxido de carbono emitidos en la fabricación de jabones y limpiadores, y la cantidad de agua y energía que emplean y los desperdicios que generan.
Los estándares fueron desarrollados por la Association Internationale de la Savonnerie (AISE), la asociación internacional de fabricantes de jabones y detergentes que representa a más de 900 empresas. La entidad afirma que esta serie de normas va más allá de lo que exige la ley en la Unión Europea.
Los fabricantes de detergentes reciben ataques de los grupos ambientalistas, quienes afirman que el uso de productos químicos como los fosfatos daña los ríos y lagunas porque provocan que las algas se multipliquen más rápidamente, lo que destruye la vida acuática. Las regulaciones se introdujeron hace años en la mayoría de los países para evitar ese efecto, pero la industria todavía es observada con desconfianza por algunas agrupaciones ambientalistas.
Los consumidores podrán identificar los productos fabricados por empresas que adhieren a los estándares mediante un pequeño logo visible en el envase. La AISE estima que para fin de año diariamente se venderán cerca de 30 millones de esos productos.
Aunque la industria de detergentes no forma parte del programa de intercambio de emanaciones de gas de efecto invernadero, las empresas aceptaron controlar sus propias emisiones.










