

Los bancos de Wall Street ven con optimismo el nuevo esquema cambiario que implementó el equipo económico de Mauricio Macri con la eliminación del cepo, que llevó a una devaluación del 30% en el tipo de cambio. Pero se preguntan cómo el gobierno aplicará de manera consistente las políticas macroeconómicas necesarias alrededor de un tipo de cambio flotante.
En particular, las preocupaciones se centran en cómo la administración reducirá el déficit fiscal de forma significativa para evitar movimientos bruscos sobre el tipo de cambio. Con riesgos externos significativos para los emergentes, hay poco margen para el error y las expectativas de devaluación van a estar asociadas a los próximos cambios, sostienen especialistas consultados.
"Nos hubiese gustado que haya anuncios fiscales antes de que se flexibilice el tipo de cambio. La clave detrás de la debilidad de la moneda tiene que ver con el financiamiento monetario del déficit y hasta ahora no hubo un mensaje en este sentido", apuntó Alejo Czerwonko, economista de mercados emergentes en UBS.
Es justo esperar un mensaje en esta dirección, consideró el economista, porque el equipo económico está tomando buenas medidas, pero sostuvo que es importante saber "qué van a hacer con el 7% o más del déficit fiscal". Si el mercado empieza pensar que el financiamiento monetario del déficit va a seguir en la misma magnitud que el gobierno anterior, habrá un impacto sobre el tipo de cambio, agregó Czerwonko.
Según Sebastian Vargas, economista de Barclays, el gobierno tendrá que librar una serie de combates en distintos frentes y su éxito o fracaso lo determinará el mercado cambiario. Para el economista, se presentan dos riesgos críticos. Por un lado, la financiación del gobierno a través de un esquema de corto plazo, lo que explica que las reservas van a ser muy "preciadas" para la administración, que probablemente se apoye en la tasa de interés para intervenir el mercado.
"La Argentina necesita seguir estableciendo su posición en el mercado de deuda. El déficit tiene que ser financiado, esto es crítico, y la devaluación no ayuda a los subsidios indexados al dólar. El próximo objetivo y desafío del gobierno debe ser reducir el déficit fiscal de forma de dar consistencia a la macro", dijo Vargas, para quien el segundo riesgo es el desequilibrio monetario que hereda el gobierno.
En la misma sintonía, otra preocupación de los bancos ligada al amplio déficit fiscal reside en el futuro ritmo de la emisión monetaria, puesto que el nivel actual puede jugar en contra de la estabilización del tipo de cambio.
"Es la primera vez que el Banco Central emite muchos pesos, a pesar de la gran cantidad de dólares que está vendiendo. Este ritmo de emisión monetaria no es compatible con un tipo de cambio estable en un régimen de flotación administrada", dijeron en un banco internacional, con sede en Nueva York.
En este sentido, el nuevo régimen cambiario requerirá que el Banco Central disminuya el ritmo de expansión crediticia en el mercado local, continúe vendiendo los pocos dólares que tiene, o deje depreciar más la moneda, agregaron.
La suba de la inflación en el actual esquema será mayor, pero será importante el nivel al que lleguen los precios, señalaron. Morgan Stanley estima que la devaluación del peso acelerará el nivel de inflación hasta 35% en 2016. Si bien en el mercado esperan que el alza de precios alcance un techo de 50% en los primeros seis meses.













