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Las provincias argentinas vuelven a subirse al avión para hacer “road shows” en Wall Street, en un contexto de ventanas de mercado todavía abiertas y un apetito externo que luce bastante firme.
Con el antecedente de las colocaciones exitosas de la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y Santa Fe, ambas con libros ampliamente sobreofertados y tasas en torno al 8%, ahora es el turno de Entre Ríos y Chubut, que buscan asegurarse financiamiento durante el verano.
Cómo viene la salida al mercado
El caso más avanzado es Entre Ríos, bajo la gestión de Rogelio Frigerio, que prepara una emisión internacional por hasta u$s 500 millones. Será un bono bajo legislación de Nueva York, estructurado con dos bancos colocadores (uno de capital estadounidense y otro europeo) y con el respaldo jurídico del estudio DLA Piper, ya confirmado.
El cronograma está prácticamente cerrado. Según pudo conocer El Cronista, la provincia apunta a salir al mercado entre fines de enero y principios de febrero, para aprovechar un verano que, por ahora, luce más líquido que riesgoso.
La emisión entrerriana será deuda nueva. El objetivo central es refinanciar vencimientos heredados, en particular el pago de u$s 60 millones en febrero, correspondiente a la deuda reestructurada del gobierno anterior.
Entre Ríos lleva varios años sin emitir en los mercados internacionales, en parte porque su última experiencia terminó en default y posterior reestructuración. La autorización legislativa para volver a endeudarse ya está vigente desde septiembre.
Chubut también prepara su desembarco en Nueva York. El gobernador Ignacio Torres viajará el 11 y 12 de diciembre acompañado de su equipo económico para mantener reuniones con bancos globales y fondos de inversión que siguen de cerca el crédito argentino. La provincia busca rolear unos u$s 500 millones de deuda emitida por la gestión anterior, en su mayoría asociada al bono garantizado con regalías petroleras.

A diferencia de Entre Ríos, Chubut planea una estructura secured, con pago automático de regalías para los bonistas, un formato que suele atraer interés incluso en ciclos adversos para la deuda argentina. Según pudo conocer este medio, la expectativa oficial es salir rápido, por lo que estimaron que sea posible también durante el verano.
¿Qué hay detrás de este boom de colocaciones?
Gustavo Neffa, socio de Research for Traders, plantea en diálogo con El Cronista que, después de la exitosa emisión de CABA, que logró bajar el costo de fondeo gracias a su superávit fiscal y bajo nivel de endeudamiento, incluso con la recompra del bono 2027 al 8,10%, llegó otra buena noticia: la colocación de Santa Fe.
“Con un plazo similar, a ocho años, hoy rinde levemente arriba del 8%, bastante mejor que Córdoba. Esta se convierte así en la tercera operación exitosa de una provincia argentina en la nueva etapa post-electoral”, sentencia.
Neffa señala que no hay grandes vencimientos en 2026 y que recién en 2027 aparece la mayor pared de pagos. En este contexto, las provincias replican el movimiento que iniciaron las empresas tras las elecciones: un aluvión de emisiones que aprovecha el renovado apetito por riesgo argentino.
En su visión, el riesgo país está sobredimensionado en 622 puntos. “Veremos mañana, con la suscripción, cómo queda la tasa de corte. Creo que van a forzar para que las posturas se tomen por debajo del 10%”, anticipa. Ese resultado, sostiene, ayudaría aún más al resto de las provincias que están por salir.
Entre las próximas en agenda, menciona a Chubut y Entre Ríos, y suma a Neuquén (que aún no hizo roadshow) y a Mendoza como otras jurisdicciones interesadas en volver al mercado.
“Es una seguidilla muy positiva”, afirma Neffa, porque las nuevas emisiones permiten reducir costos de fondeo frente a bonos viejos con cupones muy altos.
¿Y el riesgo?
De todos modos, advierte que no todas las provincias juegan en la misma liga de riesgo. “CABA y Santa Fe están en un nivel, Chubut y Entre Ríos en otro”, aclara el experto.
Recuerda que Chubut llegó a tener un bono 2030 garantizado con regalías hidrocarburíferas, pero que se supone que la nueva emisión no tendrá ese respaldo. En ese caso, el costo de financiamiento sería más parecido al de Córdoba que al de CABA o Santa Fe.
El informe mensual del Banco Comafi, analiza por su parte que, la decisión del Tesoro nacional (de emitir el Bonar 2029N) replica el movimiento del resto del mercado, que en las últimas semanas salió a buscar fondeo en dólares.
“Tras la sorpresa favorable de las elecciones de medio término, las emisiones corporativas y subsoberanas se aceleraron y ya suman casi u$s 6200 millones, un volumen similar al de todo el primer semestre”.
El apetito internacional fue notable, dice el banco: “Los libros se sobreofertaron incluso en colocaciones provinciales. CABA emitió US$ 600 millones a 7 años y recibió órdenes por u$s 1700 millones, con una tasa del 8,125% anual. Santa Fe colocó u$s 800 millones a 9 años, con ofertas por u$s 1800 millones y un rendimiento del 8,375% anual”.
Este flujo externo, analiza Comafi, clave para el programa económico, se apoya en el contexto global: “El inicio del ciclo de recortes de tasas por parte de la Reserva Federal (Fed) debilitó al dólar y comprimió la curva de los U.S. Treasuries, lo que impulsó el apetito por activos emergentes, tanto de renta fija como de equity”.
Para Comafi, la nueva colocación de deuda del Tesoro funciona como el punto de partida de un posible proceso de normalización del riesgo país. La relevancia no pasa solo por la tasa de referencia que pueda aportar, sino —sobre todo— por la señal de apetito por deuda argentina.
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