

Podría entenderse como una primera señal de que esta renovada presión sobre el dólar no resulta inofensiva para quienes toman las decisiones oficiales: en los bancos se sorprenden, por estos días, ante la exasperación que transmiten los operadores más activos de la mesa de dinero del Banco Central en sus llamados habituales. Están muy nerviosos desde hace una semana; nos piden que no les presionemos la rueda, comentó a este diario el gerente de uno de los grandes bancos privados.
Al organismo de Marcó del Pont le está resultando prácticamente inevitable ceder algunas porciones de sus reservas para atender la demanda de divisas que hacen las entidades financieras en el mercado cambiario mayorista oficial. Y por eso sus técnicos se muestran algo más movedizos que de costumbre: Están sacados. Te llaman inmediatamente después de que hacés una orden de compra y te rebotan todo lo que no esté relacionado con comercio exterior porque suponen que estás haciendo trading, explicaban ayer desde la mesa de dinero de una entidad privada.
El mercado oficial empieza a aparecer, así, bastante más desprolijo: quedó escuálido durante todo enero por la menor liquidación de los exportadores; y volvió a sentir ahora los efectos del retiro de depósitos en dólares de algunas sucursales bancarias. Hoy el día fue caliente; y con esa intimidación el Central logró comprar u$s 100 millones. No lo dejó subir mucho, comentó otro banquero.
El volumen quedó reducido en algunas ruedas a casi la mitad, por debajo de los u$s 200 millones, producto de una caída del 40% en la liquidación de exportaciones. Si bien se trata de un comportamiento típicamente estacional, algunas fuentes del Gobierno llegaron a considerarlo como una especulación de los propios productores: Se ve una reticencia de los exportadores a liquidar: compran la producción, pero no la exportan y la retienen esperando un mejor precio, justificaba ayer un funcionario ante El Cronista.
Este efecto de la estacionalidad alcanzó para hacerle perder, por primera vez en mucho tiempo, poder de fuego al Central: sus compras apenas llegaron a los u$s 300 millones en todo enero; una quinta parte de lo que compró en igual mes del año pasado, o la mitad que en el mismo período del 2011.
Parecen estar en una encrucijada; y dicen que no les importa, pero evidentemente miran el paralelo, agregó un ejecutivo.
Los bancos se vuelcan sobre el mercado cambiario porque lidian, a la vez, con otra dificultad: continúan hasta estos días perdiendo al menos u$s 10 millones diarios de sus depósitos en dólares según las estimaciones oficiales tras haber sentido el retiro fuerte de la primera quincena de aquellos ahorros que habían ingresado por la exención del impuesto a los bienes personales.
En la segunda parte de enero hubo una caída adicional de u$s 500 millones en las reservas. Si bien no hay datos ciertos, las hipótesis mas firmes son las salidas adicionales de depósitos y las ventas de dólares por parte de bancos públicos, opinó el economista de Empiria Consultores, Hernán Lacunza.
El problema tarda en desaparecer. Y desde el banco Central apuestan, por ahora, a barrenar lo que consideran una escasez estacional de divisas que debería empezar a diluirse a partir de marzo. Los banqueros, mientras tanto, desconfían: El error de todo esto es el cepo cambiario. Cuando cerrás todas las puertas, todos los ingresos de dólares se te mueren, se lamentó un gerente financiero.










