

A veces la frustración es una gran fuente de inspiración. Es sabido que las experiencias personales, en particular las malas, suelen devenir en ideas creativas, aunque también tiene que haber una mente detrás. Este fue el caso del británico John Shepherd-Barron, conocido por ser el inventor de unos de los artículos más utilizados por los argentinos y en el mundo entero: el cajero automático.
Shepherd-Barron, nacido en la India en 1925, se había destacado durante la Segunda Guerra Mundial como capitán de paracaidistas. Luego ingresó como ayudante en la compañía De La Rue, que elaboraba polímeros e imprimía cheques, donde ascendió hasta convertirse en directivo. Pero su gran éxito llegó en los 60.
Vivía en el campo, lejos de la gran ciudad, y un día tuvo que trasladarse a Londres para poder cobrar un cheque. No obstante, se encontró con que la sucursal estaba cerrada. Enojado por la situación volvió a su casa y se puso a pensar cómo podía solucionar este problema para que la gente dejara de depender de los horarios bancarios para poder retirar dinero. Y fue durante un baño que tuvo su momento eureka.
En una entrevista concedida a la BBC explicó que se inspiró en las máquinas expendedoras de golosinas, en las que se insertaba una moneda a cambio de un chocolate. En este caso, serían cheques a cambio de dinero. Para que el proceso no pudiera ser vulnerado pensó una autenticación de dos pasos. Primero la gente tendría que pedir los cheques en su entidad bancaria, cada uno por un valor de 10 libras esterlinas y el total sería descontado de su cuenta. A su vez, cada cheque estaría impregnado de carbono 14 para que la máquina reconociera su autenticidad.

Por otro lado, Shepherd-Barron ideó un código de cuatro dígitos para validar la identidad de la persona. Si bien primero pensó en que sea de seis dígitos, pronto se dio cuenta que sería más fácil recordar uno más corto. Así nació también el conocido PIN (número de identificación personal, por sus siglas en inglés).
El británico desarrolló su idea en la empresa en la que trabajaba y finalmente instaló los primeros cajeros automáticos en las sucursales del banco Barclays, en un suburbio al norte de Londres, en 1967. Las mismas recibieron el nombre de ATM (automated teller machine), el cual se transformó en un genérico para estas unidades.
Asimismo, Shepherd-Barron creó una empresa privada de transporte de dinero para los bancos, llamada Security Express, cuyo modelo copió en el Reino Unido luego de un viaje a los Estados Unidos. Poco antes de jubilarse vendió su empresa y murió en 2010 a los 84 años en Escocia.
Según un informe del Banco Mundial, la economía con mayor cantidad de cajeros automáticos cada 100.000 habitantes es Macao con 322,7. Le siguen Corea del Sur con 266,9 y Uruguay con 259,30. De acuerdo al último reporte de inclusión financiera del Banco Central (BCRA), a febrero de 2021 existían unos 18.069 cajeros automáticos bancarios y no bancarios.













