Con un peso estabilizado y un dólar que sólo promete ínfimas variaciones. Cuando el oro de la abuela llegó a un punto en el que por su valor simbólico ya no se toca, la canasta de posibilidades para el pequeño y mediano inversor tiende a ser algo acotada. Sin embargo, ¿pensó en invertir en arte?

En la Argentina de los últimos años, la compra y venta de objetos de arte, como pinturas y esculturas, ha tenido un crecimiento exponencial. Según Consultart/dgb, una empresa especializada en el asesoramiento a  personas que aspiran a operar en el mercado del arte, a lo largo del 2010 las ventas en subastas superaron los 10 millones de dólares.

Con esos números, y teniendo en cuenta que año tras año las cifras no cesan de crecer, se está evidenciando que tanto el coleccionista como el inversor de arte están dejando de lado temores y prejuicios para depositar sus ahorros en este mercado.

Cronista.com dialogó con Sonia Decker y Adrián Gualdoni Basualdo, titulares de Consultart/dgb para despejar algunas dudas en relación al arte como forma de inversión.

¿Puede un pequeño ahorrista (con un capital menor a $10.000) refugiarse o iniciarse en el mercado del arte?

Sin duda puede hacerlo. Si compra acertadamente, es decir invirtiendo en un artista con mercado fluido y en ascenso. Las subastas son un buen camino para ello.

Para los consultores, hay algunas claves puntuales para los que se inician, “si están empezando, pueden comprar a valores más que convenientes si saben esperar. Es fundamental asesorarse primero sobre la calidad de la pieza, su precio sugerido y la autenticidad”.

Más allá de las cifras que lo evidencian, en los últimos años el arte pasó a ser un mercado de inversión valorado crecientemente a nivel local, ¿Qué factores socioeconómicos influyeron?

La difusión mediática, las ferias de arte, las nuevas convocatorias comerciales para la venta de obras, el “ascenso” en la escala social, el hacerse conocer a través de la inversión en arte, las modas, la figura del curador-coleccionista- crítico de arte como guía de la inversión, y también la existencia de una pasión por comprar arte como un medio para elevarse como personas. El simple hecho de decorar un hogar, sigue siendo un móvil fuerte.

Para estimular al inversor que aún opta por lo clásico o aquel que lo pensó pero aun no se anima a dar un primer paso, los consultores Decker y Gualdoni Basualdo prepararon una serie de tips a la hora de elegir una obra de arte:

·         Comprar siempre lo que a uno le guste: resulta esencial comprar siempre una obra que transmita algo, que atraiga al comprador.

·         Comprar en subastas o galerías de prestigio, de manera tal que a la calidad de la obra, se sume su reconocido prestigio y trayectoria como un valor agregado.

·         Eludir intermediaciones tentadoras: en este mercado existen muchos “vendedores ambulantes”, sin infraestructura comercial visible, y donde el riesgo de adquirir una obra ilegítima (falsa o robada) es muy elevado.

·         Además de la factura correspondiente, exigir garantías o certificaciones escritas que determinen la autenticidad de lo comprado como también su trayectoria (procedencia, exposiciones, reproducciones).

·         Comprobar siempre el estado de conservación.

·         Consultar con profesionales idóneos.

·         Invertir tiempo y no apresurarse (ni permitir que lo apuren) a la hora de comprar.

·         Adoptar como propio el axioma de Wildenstein, “comprar con audacia y vender con paciencia”.