La deuda de importadores creció u$s 2.721 millones en agosto y por segunda vez consecutiva es el mayor aumento mensual del que haya registro en años de cepo. "Estimamos que la deuda aumentó u$s 18.100 millones desde enero de 2022, dada la diferencia entre importaciones devengadas y pagadas", revela un informe de research de la consultora 1816, en base a datos que aportó el Balance Cambiario del BCRA publicado el viernes pasado. Para comparar con las importaciones devengadas del INDEC, que se reportan en base CIF, ellos toman las importaciones pagadas del BCRA más los egresos por fletes y seguros. Los proveedores del exterior ya cortaron la cuenta corriente y sólo aceptan mandar mercadería en lo que el ex subsecretario de Industria, Miguel Ponce, denomina "culata de camión": si no está el pago, no embarcan los insumos. "Sufren mucho más las pymes que no tienen las espaldas de las multis", comenta Ponce. El ex director de Importaciones de la Secretaría de Comercio, Esteban Marzorati, revela que en los últimos dos meses empezó a haber un reperfilamiento de todas las fechas originales que el sistema SIRA les había arrojado a los importadores. Todos los que tenían a 60, 90 o 180 días ya de manera definitiva, acercándose la fecha se la reperfilaron sin previo aviso. A su juicio, esto tiene grandes consecuencias en el sector, porque los importadores no pueden predecir ni confirmar cuándo van a pagar, lo que hace que el incremento de la deuda comercial con el exterior sea cada vez más grande. Porque aún con una SIRA aprobada y una fecha definitiva en el sistema, nadie tiene certeza real de cuándo va a poder acceder al mercado de cambios y cuándo va a poder pagar. Marzorati advierte, además, sobre otra traba en el sector: Los bancos, al momento de dar acceso a los importadores, entre los pasos que deben chequear hay un validador, que es la famosa cuenta corriente única de comercio exterior, que valida una serie de controles. "Lo que está pasando es que el validador está arrojando muchos errores sin una razón aparente, ya que los plazos están cumplidos, la documentación correcta y está todo en regla, pero el validador no lo autoriza, sin explicación alguna por parte del regulador", describe Marzorati. Ante este escenario, los importadores están tratando de pagar día a día a ver si el validador le da el OK, lo cual da una incertidumbre altísima, con impacto directo en la deuda comercial. Marzorati da cuenta que el promedio histórico de deuda comercial con el exterior (intercompany, entre subsidiarias, como flujo normal de la actividad) es de u$s 20.000 millones, mientras se estima que este gobierno va a terminar con una deuda cercana a entre u$s 40.000 millones y u$s 42.000 millones. Mas allá del incumplimiento, está latente el grado de exposición de los importadores con esa deuda, porque estableciendo el escenario de una devaluación, al día siguiente de producirse hay un impacto enorme en el nivel de deuda. "Ante esta disyuntiva, la gran mayoría de las empresas pequeñas se cubren con un dólar mas alto en su costeo, pero muchas empresas no lo pueden trasladar o se rigen por el precio de exportación", señala el especialista. Un informe de Equilibra destaca que "lo más probable es que los pagos de las SIRAs ya aprobadas sigan siendo postergados. Así como prevén que no habría suficientes dólares para mantener la brecha a raya, tampoco habría divisas para pagar importaciones. "El combo de política fiscal expansiva para incentivar la demanda junto con limitaciones de oferta seguiría recalentando una inflación que ya llegó a los dos dígitos y es cada vez menos probable que los abandone en lo que resta de 2023".