Las bandas cambiarias plantean un escenario en el que tanto el límite superior como el inferior caminan a un ritmo del 1% mensual. Sin embargo, el mercado está poniendo en precios posibles cambios en el nivel de crawling peg de la banda superior.
Cuál es el ritmo cambiario que plantean los inversores en los contratos de dólar futuro y qué esperan los analistas sobre el futuro del tipo de cambio y de las inversiones en pesos.
Lo que dice el dólar futuro
El mercado está poniendo en precios un ajuste en el esquema cambiario actual.
Las bandas cambiarias plantean un escenario en el que tanto el límite superior como el inferior caminan a un ritmo del 1% mensual, haciendo que ambas diverjan en el tiempo.
Sin embargo, y aun pasadas las elecciones, los inversores ven chances de que el actual esquema sea modificado.
No se plantea el fin de las bandas cambiarias, sino que las mismas puedan sufrir cambios en cuanto al ritmo en el que caminan las mismas, es decir, el crawling peg asociada a la banda.
Los precios de los dólares implícitos en la curva de futuros plantean un ajuste en el que el crawling peg de la banda superior pasaría del 1% al 2% mensual.

Los analistas de Delphos Investments agregaron que el mercado desconfía del régimen de bandas actual.
“Los inversores parecen descontar una banda superior corriendo al crawling del 2,0% mensual y un tipo de cambio real estabilizado en torno a los $1500. Todas las implícitas de tipo de cambio se ubican significativamente por sobre la banda cambiaria proyectada al ritmo de crecimiento actual, lo que quiere decir que el mercado desconfía del régimen actual. Más bien, los MEPs implícitos se condicen con un ritmo de crecimiento del 2%, y aun así ubicándose muy próximos a este umbral superior hipotético”, dijeron desde la consultora.
A su vez, agregaron que el mercado descuenta una inflación hacia 2027 en torno al 1,7% mensual, lo que indica que tampoco confía en un descenso de la inflación desde los valores observados a mediados de este año.
“En conjunto, descuentan un tipo de cambio real implícito estable en torno a los $1500 por dólar”, remarcaron.
En general, el mercado está proyectando un escenario de baja nominalidad en la macro ya que ve un crawling e inflación mucho más bajas respecto de lo que se esperaban meses atrás.
Así, con un crawling del 2% de la banda superior y una inflación cercana a dicho guarismo, el tipo de cambio real tendería a la estabilidad en los próximos meses.

Adrián Yarde Buller, economista jefe y estratega de Facimex Valores, espera un ajuste en el esquema cambiario.
“Con los avances en la normalización monetaria y el desarme de cobertura; los próximos pasos estarán vinculados a la política financiera y cambiaria. Esperamos que Argentina recupere el acceso al mercado hacia fin de año para refinanciar los vencimientos de capital de enero. Para principios del 2026 creemos que el BCRA recalibrará el crecimiento de la banda para acercarla a la diferencia entre inflación doméstica y externa y, consecuentemente, evitar una mayor apreciación real del techo”, dijo.
Además, consideró que, “con la política monetaria normalizada, acceso al mercado y la banda cambiaria recalibrada, habrá margen para remonetizar la economía contra acumulación de reservas y avanzar con la flexibilización de los controles cambiarios vigentes”.
Lisandro Meroi, Research Analyst de TSA Bursátil, indicó que la incertidumbre respecto a la continuidad del esquema de bandas ha sido una constante en los últimos meses, a pesar de la defensa del mismo por parte del equipo económico.
Sobre este tema, Meroi agreó que, con un tipo de cambio que se encuentra solo 4% por debajo del techo, y la necesidad del Tesoro de acumular reservas, naturalmente el mercado encuentra motivos para desconfiar de que el sistema se sostenga, al menos en su forma actual.
“Creemos que en el caso de que los fondos para el pago de los soberanos se consigan sin la necesidad de compras oficiales en mercado, esto podría descomprimir la expectativa sobre el tipo de cambio. Además, el actual régimen de bandas suele plantearse y durar un período de tiempo considerable, siendo que en Argentina lleva menos de 1 año”, detalló.

Evaluando la confianza en el esquema
De cualquier manera, no todos los analistas creen que sería conveniente modificar las bandas ya que podría implicar una amenaza a la confianza del esquema.
Los inversores plantean sus inversiones en función de dicho esquema y generar modificaciones en el mismo podría implicar un aumento en la volatilidad en el mercado de bonos, pudiendo también afectar la dinámica cambiaria esperada para los próximos meses.
Por esta razón, si bien los precios del mercado hacen pensar que el esquema de bandas podría sufrir modificaciones, no es 100% asegurado que ello efectivamente termine ocurriendo.
En ese sentido, Nicolás Guaia, CEO de Max Capital Asset Management, considera que no tiene sentido hoy ajustar el esquema cambiario actual.
“Dado que el mercado espera un sendero de merma en la inflación, evidenciado por las tasas “break-even”, no tendría mucho sentido alterar el ritmo de crecimiento de la banda superior. Adicionalmente, cualquier modificación al esquema de bandas puede afectar su credibilidad, factor fundamental para su funcionamiento”, indicó Guaia.
Por otro lado, resaltó que, en caso de haber algún cambio en la política cambiaria, lo lógico sería que se de en el marco de un nuevo programa general, con otras reglas de juego y menores restricciones.
“Probablemente veamos esto una vez que el Tesoro recobre acceso al crédito internacional”, estimó.

Federico Filippini, Head Of Research & Strategist de Adcap Grupo Financiero, detalló que, aun cuando parte del mercado anticipa una flexibilización de las bandas, se trata de un escenario de baja probabilidad.
“No veo beneficios evidentes en modificar sus parámetros en un contexto en el que la incertidumbre electoral ya quedó atrás y el objetivo pasa por afianzar las expectativas de mediano plazo. De hecho, si algo mostraron los últimos meses fue un ajuste a la baja en las expectativas de devaluación”, afirmó Filippini.
Implicancias para el carry trade
Si el esquema de bandas se mantiene, de alguna manera se sostiene el escenario en el que el BCRA garantiza cierto retorno en el carry trade.
Esto es así ya que el BCRA impediría que se evidencia algún escenario de estrés cambiario, asegurando que el dólar se mantendrá dentro de las mismas, permitiéndole a los inversores poder fijar un retorno en moneda duras de manera casi asegurada.
Por ello, los analistas creen que de mantenerse el esquema cambiario, podría ser positivo para las inversiones en pesos, incluso bajo el escenario en el que el crawling de la banda superior salte al 2%.
“Incluso de convalidarse un crawling al 2% de la banda superior, el riesgo de pérdida es entre bajo y nulo y las letras largas ofrecerían una oportunidad atractiva de carry apoyada también en un probable descenso de la inflación no descontado en bonos”, comentaron desde Delphos.
En relación a las inversiones, Meroi consideró que de no mediar modificaciones, posiciones con títulos en pesos a partir de febrero verían retornos positivos en moneda dura.
Ahora bien, agregó que puede contemplarse la posibilidad de un reajuste del techo, para evitar una mayor apreciación real del mismo en los próximos meses.
“Si el crawl se acelera a 1,5% o 2% mensual, los posicionamientos deberían estirarse hasta abril y junio, respectivamente, para “asegurar” ganancias en dólares”, sostuvo.
Por Alejandro Fagan, Estratega en Balanz, considera que el mercado está esperando cierta recalibración de las bandas y, en el caso en que se dé, esto podría favorecer a los bonos en pesos.
“Los inversores esperan un ajuste en el esquema de banas ante la necesidad del BCRA de acumular reservas para enfrentar los futuros vencimientos y de cara a la revisión de metas con el FMI, lo que se traduce en los precios de los futuros que incorporan un aumento mensual de 2% aproximadamente. Si este escenario finalmente se verificara, sería positivo para las posiciones de carry dado que hoy en día los instrumentos tasa fija rinden en torno a 2,5% mensual.

¿Larga o corta duration?
Las tasas de interés más bajas que se ven hoy en el mercado hacen que los inversores que quieran seguir encontrando tasas más altas en los rendimientos en pesos tengan que posicionarse en bonos más largos.
Las pendientes de las curvas en pesos se volvieron positivas, por lo que los plazos más largos están operando hoy con rendimientos más elevados.
Aun la pendiente de dichas curvas no son lo suficientemente empinadas, aunque igualmente el inversor se ve empujado a demandar bonos más largos para fijar tasa mas alta por más tiempo.
Actualmente la curva de Lecap opera con rendimientos del 28% al 32% (TNA), lo cual implica tasas del 2,5% mensual en promedio.
Estas son niveles de tasas mucho más bajas respecto del casi 6% (TEM) con el que operaba el mercado antes de las elecciones.
La mejora también se evidenció en la curva CER, la cual llegó a operar con tasas reales del 50% y curva invertida, mientras que hoy toda la curva de tasa real se ubica debajo del 10% y con pendiente positiva.
El tramo corto de la curva CER opera con tasas reales de 6,5%, saltado a niveles de 8% en el ramo medio y del 9% en el tramo más largo.

Desde Delphos entienden que la relación riesgo-retorno luce favorable en instrumentos largos.
“Nuestra preferencia se mantiene por el T30A7. El downside potencial es limitado por tipos de cambio real implícitos elevados (alineados con el percentil 5 de la era macrista) y por el régimen de bandas actual, incluso si se duplicara su ritmo de crecimiento. Incluso con un umbral superior creciendo al 2,0% mensual, de situarse el tipo de cambio 10% debajo de la banda ($1435 a precios de hoy), el retorno potencial de un T30A7 sería del 17% en dólares directo”, dijeron desde Delphos.
Así, remarcaron que “el T30A7 surge como la opción más atractiva para capitalizar tanto un descenso de la inflación implícita, como de las tasas reales y de tipos de cambio break-even hoy elevados”

En materia de inversiones, Yarde Buller también ve oportunidades en el T30A7.
Sin embargo, recomienda mantener cierta cautela de corto plazo a posiciones largas a causa de la suba estacional de la demanda de dinero que pueda afectar a los títulos en pesos.
“En diciembre la demanda de dinero sube con fuerza por motivos estacionales vincu-ladas a los aguinaldos, las fiestas y las vacaciones, lo que podría generar presiones alcistas sobre las tasas. Por este motivo, carteras de retorno total en pesos deberían tácticamente concentrar la exposición en instrumentos de relativa baja duration”, dijo.
En este marco, Yarde Buller recomienda la Boncap de abril de 2027 (T30A7) en 33% TEA y 2,4% TEM, complementada con CER y Duales con modified duration inferior a 1 año, destacando al de marzo de 2026 (TTM26) y junio de 2026 (TTJ26).

Con una visión similar, desde Cohen consideran que luce conveniente mantenerse cortos en duration en pesos.
Consideramos que los bonos Duales, junto con los CER, siguen siendo las alternativas más atractivas para capturar retornos más elevados. La TAMAR podría estacionarse en los niveles actuales del 33% TNA, favoreciendo el rendimiento relativo de los bonos Duales. Priorizamos el dual a marzo 2026 (TTM26 con TAMAR +0,3%) y el dual a junio 2026 (TTJ26 con TAMAR +0,8%), cuyas TAMAR breakeven se ubican en 19,9% y 27,3%, respectivamente”, detallaron desde Cohen.
Finalmente, desde Grupo IEB coincidieron en que diciembre suele ser un mes caracterizado por una elevada estacionalidad en la demanda de dinero, por lo que ven oportunidades en títulos más cortos
“Consideramos que existe margen para estrategias de carry trade en el corto plazo. En este contexto, si la estabilidad cambiaria se mantiene hasta el 13 de febrero, el T13F6 ofrece un rendimiento directo estimado en alrededor del 5% en dólares”, detallaron.















