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El mini veranito cambiario del dólar blue, con retroceso en las cotizaciones, tiene más que ver con una plaza seca de pesos y la necesidad de pagar sueldos este miércoles que con otras razones.

Pero la presión dolarizadora podría volver en cualquier momento, temen en el gabinete económico. Por eso, el miércoles de la semana próxima, cuando a las cuatro de la tarde el titular del Indec, el massista Marco Lavagna, dé a conocer una inflación de dos dígitos de agosto, una cifra tan alta que no se ve desde marzo de 1991, el Banco Central tendrá que evaluar si da una señal de tasas.

La empuja el FMI, que hace tiempo pide una tasa real positiva para los ahorristas.

En agosto, el IPC de Libertad y Progreso, una de las consultoras que dio la cifra más baja de todas, mostró un aumento de 10,7% mensual: "La suba mensual más alta desde marzo de 1991, superando el registro de abril del 2002, en medio de la salida de la convertibilidad. La variación interanual ascendió a 120,8%".

Récord

"Hay que ir hasta septiembre de 1991 para encontrar un registro así. La inflación acumulada durante los primeros 44 meses de la presidencia de Alberto Fernández se ubicó en 609,8%, la más alta acumulada por un presidente desde 1991", advierten.

Por eso, el miércoles de la semana próxima, cuando a las cuatro de la tarde el titular del Indec, el massista Marco Lavagna, de a conocer una inflación de dos dígitos de agosto, una cifra tan alta que no se ve desde marzo de 1991, el Banco Central podría verse presionado a dar una señal.

Este nuevo escenario resultó en un nuevo shock inflacionario: en agosto el IPC Ecolatina para el Gran Buenos Aires trepó 11,2% mensual. Hacia adelante, esperan que la nominalidad se mantenga elevada e inestable por la fragilidad macroeconómica, la ausencia de anclas y la incertidumbre electoral, con una inflación que cerraría 2023 arriba de 160 por ciento.

Consecuencias

El equipo económico sabe que siempre es complicado subir la tasa porque encarece en gran medida el fondeo de los bancos y los préstamos en general. No sólo los personales y el revolving (pagar el mínimo de la tarjeta de crédito), sino también se encarecen los adelantos en cuenta corriente o el descuento de cheques, las dos formas más usuales que tienen las empresas para financiarse.

Así, alimentarían una rueda y generarían un círculo vicioso, ya que a las compañías se les encarecen sus costos financieros, que deben trasladar al producto y aumentarlo, con impacto en la inflación de este mes.

Encarece el fondeo de los bancos y los préstamos en general. No sólo los personales y el revolving (pagar el mínimo de la tarjeta de crédito), sino también se encarecen los adelantos en cuenta corriente o el descuento de cheques, las dos formas más usuales que tienen las empresas para financiarse.

Cuasifiscal

Además, el BCRA aumentaría así el déficit cuasifiscal y en consecuencia habría mayor emisión monetaria, también alimentando precios al pagar más remuneración a los depósitos de los bancos. De ahí que no la tiene sencilla el directorio del Central sobre cuál es el nivel de equilibrio de la tasa de interés.

En un año electoral como el actual y con unas elecciones a la vuelta de la esquina, lo principal es evitar una disparada del dólar, como la que ocurrió con la renuncia intempestiva de Martín Guzmán al Palacio de Hacienda.