
Dara Khosrowshahi durante el último año le habló a la gente y a los reguladores de una Uber más responsable y con mejor comportamiento mientras la empresa de transporte privado intenta superar una serie de escándalos y dramatismo en su sala de directorio.
En su segundo año como CEO, Khosrowshahi tiene que contarle una nueva historia a una audiencia diferente.
Mientras Uber se prepara para lo que se anticipa será una de las salidas a Bolsa más grandes del mundo de la tecnología, su líder ha declarado que se va a concentrar en demostrar el valor a largo plazo de una empresa cuyos inversores tendrán que asumir, por ahora, enormes inversiones y fuertes pérdidas.
"La verdadera concesión se dará entre rentabilidad y crecimiento, particularmente como empresa cotizante", aseguró Khosrowshahi en una entrevista desde la sede de Uber en San Francisco. "El hecho es que hay una enorme cantidad de capital invertido. Y esa inversión generará un retorno con el correr del tiempo".
La frase clave es "con el correr del tiempo". Khosrowshahi, cuyo mandato al unirse a Uber incluía fijar un cronograma para organizar una oferta pública inicial de acciones, ahora debe convencer a los inversores de que demorar las ganancias para aumentar las inversiones redundará en una recompensa aún mayor en el futuro.
Los empresarios de Silicon Valley a menudo se quejan de que los mercados públicos están demasiado enfocados en las ganancias a corto plazo a expensas de las perspectivas a largo plazo. El esperado debut en la Bolsa de Uber romperá una larga racha de grandes compañías tecnológicas que lograron sorprendentes valuaciones por parte de inversores privados y al mismo tiempo seguir protegidas de la presión de traducir en rentabilidad el exorbitante crecimiento de sus ingresos.
Khosrowshahi dijo que confía en que Uber tiene una historia "convincente": invertir en proyectos que van más allá del ámbito del transporte privado allanará el camino para una cartera de negocios multimillonarios -desde la entrega de alimentos hasta las bicicletas y motos y la de intermediación de fletes- que el mercado considerará "extremadamente valiosos".
Vestido con sweater negro sobre una camisa a cuadros, el ex CEO de Expedia de 49 años de edad no se aleja del rol para el que lo contrataron el verano boreal pasado: calmar las aguas después de la turbulencia de 2017 que culminó con la destitución de Travis Kalanick, su predecesor y uno de los fundadores de la compañía.
Khosrowshahi obtuvo algunos notables logros durante los últimos 12 meses, incluyendo cubrir puestos vacantes en el equipo gerencial de Uber; retirarse de los mercados deficitarios; recuperar su licencia para operar en Londres; y resolver un complicado pleito con Waymo, la subsidiaria de Alphabet. Completó una significativa inversión liderada por SoftBank y realizó cambios drásticos al gobierno corporativo
También tomó medidas para reparar las profundas fisuras que tenía la empresa después de las denuncias de acoso sexual y cultura tóxica bajo la dirección de Kalanick. La compañía está pagando u$s 10 millones para resolver reclamos por discriminación salarial de cientos de empleados actuales y anteriores, incluyendo u$s 1,9 millones destinados a acusaciones de acoso.
El jefe de Uber comentó que todo su equipo ejecutivo se ha capacitado en materia de diversidad e inclusión, y que la compañía ahora informa mensualmente al personal sobre sus logros.
"El trabajo interno en cuanto a la cultura todavía sigue. Y la verdad es que llevará años", agregó Khosrowshahi.
Aun así, Bill Gurley -cuya firma de capital de riesgo, Benchmark, se cuenta entre los mayores inversores de Uber y quien estuvo involucrado en la complicada batalla para reemplazar a Kalanick- dijo que "la mayor parte del trabajo de limpieza ya se ha realizado", y que Khosrowshahi ahora puede enfocarse en estrategia y crecimiento "como cualquier otro CEO".
Khosrowshahi dio uno de sus más trascendentales pasos la semana pasada cuando nombró a Nelson Chai, un veterano de Wall Street, como director financiero, un cargo que no se ocupaba desde 2015.
Khosrowshahi, que también tiene experiencia en el campo de las finanzas y anteriormente fue director financiero en IAC, la sociedad de cartera de Barry Diller, introdujo en Uber una disciplina financiera, reduciendo sus pérdidas y negociando una salida del sureste de Asia que le dejó una participación de u$s 2000 millones en la rival Grab.
Uber perdió u$s 4500 millones en 2017 y todavía está lejos de ser rentable. Khosrowshahi ha prometido seguir invirtiendo en nuevas empresas como parte de su objetivo de convertir a Uber en un centro de transporte para traslados en autos, alquiler de bicicletas y de motos, e incluso de transporte público, recordándoles a los inversores que se necesitan grandes apuestas para conquistar el mercado que Uber tiene como objetivo.
"Existe un mercado de movilidad de u$s 6 billones, y ningún producto por sí solo va a poder abastecer a todo ese mercado", indicó.
También sigue adelante con el impulso que le dio Kalanick a transportar no sólo personas, sino cosas. Uber Eats, su servicio de entrega de alimentos, crece a 200% anual y se espera que alcance ingresos anualizados de u$s 6000 millones en 2018.














