
Barack Obama viajó ayer a Ohio y Mitt Romney lo siguió. Los candidatos que se disputan la presidencia de Estados Unidos pronunciaron discursos económicos en las dos ciudades que enmarcan en el norte y en el sur a este fundamental estado que de por sí no es ni republicano y demócrata.
Para Obama, que estaba hablando en Cleveland, fue una oportunidad para recuperar el control de un debate que no estaba aprovechando debido a la combinación de malos datos económicos y su propia falta de disciplina para describir como buena la actividad comercial en Estados Unidos.
En Cincinnati, Romney por el contrario, después de meses de esfuerzo para ganar preponderancia entre los republicanos, está siguiéndole la huella a Obama con confianza, ímpetu y un singular mensaje sobre las políticas económicas del presidente.
Fuera del escenario y del estado se encuentra el político que probablemente se convierta en el tercer hombre de las elecciones, Paul Ryan, el republicano que encabeza el comité de presupuesto de la Cámara de Representantes.
El legislador de Wisconsin, cuya apariencia de típico americano contradice su dureza política, se ganó la aprobación por su polémico proyecto de presupuesto.
Ese plan de presupuesto (que establece cuál debería ser el tamaño y cuáles las prioridades del gobierno norteamericano en la próxima década) fue también adoptado por Romney y es fuertemente criticado por la campaña de Obama.
El presupuesto de Ryan reduce a 25% el mayor impuesto para individuos y corporaciones, mientras que recorta abruptamente el gasto del gobierno en general, salvo en defensa y jubilaciones, que por el momento no han sido modificadas.
Las cláusulas más polémicas del proyecto de presupuesto reestructuran Medicare y Medicaid, los planes de salud para ancianos y pobres. Se trata de dos programas cuyos crecientes costos amenazan con abrumar los recursos fiscales del país.
Obama no se focalizó en Ryan cuando pronunció su discurso en Cleveland, pero los temas que mencionó, de justicia y sacrificio compartido para reducir el déficit del país, son los mismos que desplegará cuando se acerquen las elecciones de este año.
Las elecciones ofrecen a los norteamericanos una oportunidad de optar entre dos visiones fundamentalmente distintas de cómo hacer crecer la economía, crear empleo para la clase media y cancelar la deuda, aseguró un funcionario de la campaña de Obama adelantándose al discurso.
El gobernador Romney y sus aliados en el Congreso creen que si uno simplemente quita regulaciones y recorta impuestos por billones de dólares, el mercado resolverá todos los problemas por si solo. El presidente cree que la economía crece no de arriba hacia abajo, sino de la clase media hacia arriba; y tiene un plan para lograr eso; un plan que se centra en la educación, energía, innovación, infraestructura y un código fiscal que genere empleo y cancele deudas en forma equilibrada, agregó.
Romney respondió a esos adelantos del discurso de Obama: Mi visión es que él habla elocuentemente, pero esas palabras son baratas y que los antecedentes de una persona son la base sobre la cual uno determina si ellos deberían mantener sus cargos.
Sin embargo, muchos republicanos opinan que Romney debería hacer más que simplemente criticar a Obama.











