
La Corte Suprema de Estados Unidos liberó el camino para que fluya más dinero hacia la política de ese país, eliminando los límites a la suma total que los individuos y las empresas pueden donar para cada proceso electoral.
Por una estrecha mayoría de 5 votos contra 4, el alto tribunal decidió que el derecho a participar libremente en elecciones prevalece por sobre la amenaza de corrupción.
La Corte Suprema, presidida por el Jefe de Justicia John Roberts, hace tiempo que se muestra en contra de las restricciones al financiamiento de las campañas políticas. En la sentencia del caso Ciudadanos Unidos en 2010, permitió donaciones ilimitadas por parte de grupos ajenos a la política.
La gradual desregulación del financiamiento de las campañas consolidó la influencia de los súper donantes, como Sheldon Adelson, el magnate de los casinos que donó cerca de u$s 93 millones a candidatos republicanos en 2012. El multimillonario inversor George Soros aportó decenas de millones de dólares a organizaciones liberales para tratar de derrotar a George W. Bush en las elecciones de 2004.
Muchos donantes adinerados de las últimas elecciones habían aportado a los llamados súper comités de acción política (conocidos como super pacs), que no estaban regidos por restricciones a las donaciones. Este fallo pone a los partidos tradicionales en igualdad de condiciones que los super-pacs.
Roberts, que votó con la mayoría, señaló que el gobierno tenía un fuerte interés en combatir la corrupción y su imagen en la política. Sin embargo, hemos declarado que este interés debe limitarse a un tipo específico de corrupción (los intercambios de favores) para asegurar que los esfuerzos del gobierno no tengan el efecto de restringir el derecho constitucional de los ciudadanos a elegir quién debe gobernarlos.
El dictamen de la minoría señala que el fallo podría crear una laguna legislativa al permitir que un individuo aporte millones de dólares a un partido político o a la campaña de un candidato.











