El repunte de dos años en las acciones petroleras y de gas estadounidenses se está deteniendo, ya que la caída de los precios del crudo y el temor a una desaceleración en la mayor economía del mundo amenazan la capacidad de los productores para mantener los elevados pagos a los accionistas. El sector energético del S&P 500 -formado por grupos petroleros y gasíferos- fue el de mejor comportamiento del mercado en 2021 y 2022, con una suba de más del 50% el año pasado, después de que la invasión rusa de Ucrania disparara los precios del crudo y los operadores aprovecharan las ganancias inesperadas para sanear sus balances y colmar de efectivo a sus accionistas. La situación ha cambiado: el sector energético ha bajado un 5% desde principios de año, frente a la mejora del 8% del mercado en general y la escalada del 24% del sector tecnológico. Los inversores se preparan para la recesión y están preocupados por la debilidad del "telón de fondo macroeconómico", que podría desencadenar nuevas caídas del precio del petróleo, según Matt Portillo, responsable de investigación de la empresa de asesoría TPH&Co. "No genera mucha confianza en el futuro a corto plazo de los flujos de caja". El petróleo estadounidense se situó el viernes en u$s 71,34 el barril, muy por encima de su precio promedio a largo plazo, pero con una caída del 7% este año, mientras las turbulencias en el sector bancario estadounidense han agitado los mercados. La venta masiva de acciones se ha producido a pesar de que las empresas han informado en los últimos días de otro fuerte trimestre de flujos de caja y pagos a los accionistas, parte de un nuevo modelo operativo en un sector que se hizo famoso en la década anterior por quemar el dinero de los inversores en perforaciones descontroladas. "Estas empresas cotizaban alto cuando perdían dinero", afirma Trisha Curtis, CEO de la consultora PetroNerds. "Ahora están ganando dinero a manos llenas y no están siendo recompensadas". El persistente escepticismo de Wall Street sigue siendo visible en el precio del rendimiento por dividendo de las empresas energéticas del S&P 500, que siguen duplicando los del sector financiero y cuadruplicando los del tecnológico. Algunos inversores afirman que las empresas de shale están sufriendo las secuelas de un repunte de dos años en el precio de las acciones, cuando grandes operadores como Devon Energy y Pioneer Natural Resources empezaron a pagar dividendos "variables", que incluyen un dividendo base y un pago extra en función de los flujos de caja. "El año pasado, con la suba de los precios de las materias primas, se registró una tasa de cambio positiva en lo que respecta a la generación de flujo de caja libre y el retorno del capital", afirma Mark Viviano, gestor de carteras de Kimmeridge, un grupo de capital riesgo activista. Pero la caída de los precios de las materias primas este año ha desencadenado un "efecto contrario", dijo Viviano, provocando la ansiedad de los inversores por los recortes del dividendo variable. Devon fue el primer productor de shale en introducir un dividendo variable en 2021, cuando el precio de sus acciones casi se duplicó y se convirtió en la empresa con mejor rendimiento del S&P 500. Desde entonces, ha empezado a recortar la parte variable del dividendo. Desde que comenzó a recortar la parte variable de su dividendo en noviembre, la acción ha perdido casi el 40% de su valor. Se espera que este martes la empresa presente otro sólido trimestre de beneficios. El deterioro de las condiciones de explotación, incluida la inflación galopante de los costos de los servicios petroleros y la caída de la productividad, también pesan sobre las empresas a medida que bajan los precios del crudo, afirmó Portillo. Incluso en la prolífica Cuenca Pérmica de Texas y Nuevo México, la producción de cada nuevo pozo perforado ha caído casi un 30% en los dos últimos años, según la Administración de Información Energética. "Se calcula que los costos de explotación han aumentado entre un 30% y un 40%, los intereses del dinero prestado se han incrementado y los precios del gas natural se han desplomado drásticamente, mientras que los del crudo han bajado, lo que ha provocado una notable disminución del flujo de caja", afirma un ejecutivo anónimo en la última encuesta trimestral de la Reserva Federal de Dallas sobre el sector petrolero estadounidense. Los analistas afirman que el movimiento medioambiental, social y de gobernanza [ESG, por sus siglas en inglés] también sigue influyendo en la opinión que Wall Street tiene de los productores de combustibles fósiles, y de su valor a largo plazo, dados los esfuerzos de los gobiernos por acelerar la transición energética. "El mercado y los inversores siguen sin sentirse cómodos con el petróleo y el gas", afirma Curtis. "No se está valorando a las empresas según sus activos o lo que están produciendo". Otros analistas afirman que el escepticismo de los mercados de capitales seguirá disuadiendo del gasto en exploración y producción, contribuyendo así a una próxima suba de los precios del petróleo a medida que la oferta no alcance a cubrir el rápido aumento de la demanda, la llamada tesis del superciclo que predice el inicio de un bull market petrolero plurianual. La Agencia Internacional de la Energía afirmó el mes pasado que la producción mundial de petróleo aumentará en 2023 a un ritmo mucho más lento que la demanda, que alcanzará otro récord a finales de este año. Pero los analistas señalan que, por ahora, los inversores en renta variable están más centrados en las señales bajistas de desaceleración de la economía estadounidense, donde el consumo de gasoil -generalmente un indicador adelantado de la actividad industrial- ha caído un 20% desde febrero del año pasado, según la EIA. Sólo cuando se despejen los nubarrones sobre la mayor economía del mundo y los mercados mundiales del petróleo empiecen a tensarse, los valores energéticos volverán a gozar de favor, dicen los analistas. "Tenemos que superar los temores de recesión -la semana que viene, el mes que viene o cuando sea- y entonces los inventarios [mundiales de petróleo] tendrán que reducirse", afirmó Christyan Malek, responsable mundial de estrategia energética de JPMorgan. "La tesis del superciclo a medio plazo sigue intacta. Pero la demanda es la reina del complejo energético en estos momentos", añadió.