Es uno de los viajes más bellos de toda Europa, se hace en tren y en otoño: cuesta menos de 20 euros y está cerca de España
Un recorrido pintoresco que atraviesa los Pirineos franceses, ideal para disfrutar de los colores otoñales.
En el corazón de los Pirineos Orientales, el Tren Amarillo (Train Jaune) ofrece una experiencia ferroviaria única que combina historia, ingeniería y paisajes impresionantes. Este tren centenario, conocido cariñosamente como "el Canario" por su distintivo color amarillo, recorre 63 kilómetros desde Villefranche-de-Conflent hasta Latour-de-Carol, ascendiendo desde 427 metros hasta 1.232 metros sobre el nivel del mar.
Inaugurado en 1910, el Tren Amarillo fue concebido para conectar las aisladas comunidades de la meseta de la Cerdaña con el resto de Francia. A lo largo de su trayecto, atraviesa 22 estaciones, incluyendo la más alta de Francia, Bolquère-Eyne, situada a 1593 metros de altitud.
El recorrido ofrece vistas panorámicas de valles, montañas y bosques, destacando estructuras emblemáticas como el Puente Séjourné y el Puente Gisclard, este último siendo el único puente colgante ferroviario aún en uso en Francia.
Un viaje asequible y accesible
Una de las ventajas más atractivas del Tren Amarillo es su precio asequible. Según información de Pyrénées Cerdagne Tourisme, el billete de ida desde Villefranche-de-Conflent hasta Latour-de-Carol cuesta aproximadamente 22,50 euros por persona, mientras que trayectos más cortos, como Villefranche-de-Conflent a Mont-Louis, tienen un precio de 10,90 euros.
Además, el primer fin de semana de cada mes (excepto en julio y agosto), se ofrece una promoción regional con billetes a solo 1 euro, aunque se recomienda reservar con antelación debido a la alta demanda.
El tren opera durante todo el año, pero el otoño es especialmente recomendable para este viaje. Durante esta estación, los paisajes se transforman con una paleta de colores cálidos, ofreciendo una experiencia visual inigualable. Los horarios varían según la temporada, por lo que es aconsejable consultar la programación actualizada antes de planificar el viaje.
Una experiencia para todos los sentidos
Más allá de las vistas panorámicas, el Tren Amarillo permite a los pasajeros sumergirse en la cultura y la historia de la región. Las estaciones intermedias ofrecen la oportunidad de explorar pueblos pintorescos, degustar la gastronomía local y conocer la rica herencia catalana presente en la zona. Por ejemplo, Villefranche-de-Conflent, punto de partida del tren, es una ciudad fortificada declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, conocida por su arquitectura medieval y sus estrechas calles empedradas.
El tren cuenta con vagones cerrados y abiertos. Los vagones abiertos, disponibles principalmente en verano, permiten a los pasajeros disfrutar del aire fresco y de vistas sin obstáculos, aunque en otoño es recomendable optar por los vagones cerrados debido a las temperaturas más bajas. Es importante mencionar que el tren no dispone de servicios a bordo, por lo que se aconseja llevar agua y algún refrigerio, especialmente para los trayectos más largos.
Consejos para el viajero
Para aprovechar al máximo esta experiencia, se recomienda iniciar el viaje temprano en la mañana, permitiendo tiempo suficiente para explorar las estaciones intermedias y regresar al punto de partida al final del día. Dado que el tren es una atracción turística popular, especialmente durante los fines de semana y en temporada alta, es aconsejable reservar los billetes con antelación. Además, llevar ropa adecuada para el clima otoñal, incluyendo una chaqueta y calzado cómodo, garantizará una experiencia más placentera.
El Tren Amarillo no solo es un medio de transporte, sino una ventana a la historia y la belleza natural de los Pirineos franceses. Por un precio accesible, ofrece a los viajeros una oportunidad única de descubrir paisajes impresionantes y sumergirse en la cultura local, todo ello mientras se disfruta de un viaje en un tren histórico que ha sido testigo de más de un siglo de historia.