

Los tubérculos han sido parte de la dieta humana por siglos, y su valor nutricional es esencial para mantenernos saludables. Entre ellos, uno de los más destacados es la jícama, también conocida como nabo o ñame mexicano, que ofrece beneficios notables para la salud.
La jícama: el aliado para un corazón sano
La jícama es una excelente fuente de fibra dietética, que ayuda a reducir los niveles de colesterol y controla el azúcar en la sangre.
Además, está repleta devitamina C y antioxidantes, protegiendo el corazón del estrés oxidativo y mejorando la salud cardiovascular. Su bajo contenido calórico la convierte en un alimento perfecto para mantener el peso bajo control.

Los beneficios adicionales de la jícama y otros tubérculos
Incorporar este tubérculo a tu dieta contribuye a una mejor salud intestinal gracias a su contenido de inulina, una fibra prebiótica que fomenta el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas, de acuerdo a Benefipedia. Su riqueza en minerales como potasio, magnesio y vitamina C la convierte en una fuente importante para mantener altos niveles de energía.
Otros tubérculos también presentan beneficios importantes. La yuca, por ejemplo, tiene un alto contenido en vitamina K, lo que ayuda a fortalecer los huesos y puede ser útil en el tratamiento del Alzheimer. Además, la remolacha es una opción que, con su contenido de nitratos, puede mejorar el flujo sanguíneo al cerebro.
Incluir una variedad de tubérculos en tu dieta es una forma efectiva de beneficiarte de los nutrientes esenciales que ofrecen, mejorando así tu salud y bienestar en general.

¿Cómo se puede preparar la jícama?
Este versátil tubérculo se puede preparar de muchas maneras. Para ensaladas, córtala en cubos o rodajas finas y agrégala junto con frutas, hojas verdes, pepinos, zanahorias u otros ingredientes para aportar un toque crujiente.
También es común comerla cruda, sazonada con limón, chile en polvo y sal, lo que la convierte en un snack refrescante. Si prefieres un platillo caliente, saltea la jícama cortada en tiras o cubos junto con otros vegetales o carne, añadiéndola a sopas o guisos para aportar textura y sabor.
Otra opción es hacer chips, cortando la jícama en rodajas finas, sazonando con tus especias favoritas y horneándola hasta que quede crujiente










