Entrevista

Sarghini hizo un balance de la gestión de Alberto: "Aún entendiendo el contexto de pandemia, mi saldo es negativo"

En un mano a mano con El Cronista, el exsecretario de Hacienda de la Nación le reprochó al oficialismo haber alimentado "la grieta" y tomar de decisiones económicas contradictorias.

El diputado nacional Jorge Sarghini forma parte del bloque Consenso Federal, más conocido como el bloque "lavagnista". Aun así, el exsecretario de Hacienda de la Nación entre 2002 y 2003 aclara: "No somos un bloque que le preguntamos a (Roberto) Lavagna qué hacer ni él levanta el teléfono para decirnos qué hacer. El bloque toma sus decisiones de manera autónoma". 

En diálogo con El Cronista, Sarghini hizo un balance del primer año de Alberto Fernández al frente del Ejecutivo. Si bien le reconoce al Gobierno la implementación de algunas de las medidas tomadas para hacerle frente a la crisis desatada por la pandemia, su saldo es "negativo". Le reprochó al Frente de Todos haber alimentado la "agenda de la grieta" y la toma de decisiones económicas contradictorias "incluso, con marchas y contramarchas".

Asimismo, el diputado, que consideró que la responsabilidad de la política es "construir futuro",  advirtió que en la actualidad "pocas cosas son un gesto de mayor justicia social que la generación de empleo formal".

- ¿Qué balance hace del primer año de Alberto Fernández al frente del Ejecutivo teniendo en cuenta que fue en un contexto atípico?

La incertidumbre a nivel mundial ha sido muy grande, y eso hay que entenderlo, y gobernar en esas circunstancias es complejo. No se le puede exigir al Gobierno un comportamiento típico de un momento de normalidad. Aun entendiendo el contexto, mi saldo es negativo. Entiendo que ha habido cosas que estuvieron en el camino correcto. Por ejemplo, la reacción inicial del Gobierno con el IFE, ATP e instrumentos para ayudar familias y empresas. Es lo que ha hecho todo el mundo, y es lo único que se podía hacer en el inicio de la pandemia. 

Y Argentina tenía un problema adicional al promedio de lo que podemos ver en el mundo: la pandemia llega después de 10 años de estancamiento con los últimos dos de recesión. Y una deuda imposible de pagar dado sus vencimientos en los plazos inmediatos. En esas condiciones, no hay acceso al mercado internacional, no hay fondo anticíclico, por lo tanto, de los tres instrumentos habituales no le quedó otro que la emisión. Eso es entendible.

- ¿Y por qué el saldo es negativo?

Hay dos condiciones esenciales para que los costos de la pandemia, en este caso, se hubiesen minimizado. Una de orden político, que es indispensable, con y sin pandemia: un fuerte acuerdo político respecto del diagnóstico de los problemas estructurales que la Argentina tiene. La pandemia vino a agudizarlos, pero son preexistentes. Eso exige gestos políticos que no los vi en todo el año, al contrario

El Gobierno siguió alimentando este hecho negativo, quizás el más negativo que se puede observar en el funcionamiento político, que es que la agenda esté dominada por la grieta. El Gobierno no hizo nada por salir de esa lógica, al contrario. En el inicio de la pandemia, hubo algún gesto que terminó siendo un espejismo.

- ¿Y la otra condición?

Si bien yo no estaba entre los que le reclamaban un programa económico acabado al Gobierno en medio de tanta incertidumbre, uno puede leer la orientación de su política a través de determinadas decisiones. Si bien nunca existió un programa económico acabado, lo que considero razonable en medio de tanta incertidumbre, uno tiene que leer en las señales políticas, el rumbo, el sentido y ahí he observado señales de política económica que no han ido en el sentido correcto, necesario para que cuando se vaya saliendo de la pandemia, estemos en las mejores condiciones para la estabilización macroeconómica necesaria e ir buscando un patrón de crecimiento basado en la competitividad y productividad esté en la cabeza de las decisiones.

- ¿Cuáles serían estas señales?

Lo primero que señalaría es que en muchos casos han sido muy contradictorias, incluso con marchas y contramarchas. Eso ya, de por sí, es muy malo porque en un momento de tanta incertidumbre, es el momento en el que lo que más se puede exigir es señales claras que no agudicen aún más la incertidumbre, que no generen más incertidumbre. Además, mucho profesionalismo, mucha calidad de Gobierno. Y estas cosas son las que no se vieron. 

Entonces, la primera cuestión que se vio es ideas contradictorias. Lo podemos ver respecto de las tarifas, las medidas tomadas respecto de la exportación de maíz o Vicentin. Creo que estas contradicciones tienen que ver con las contradicciones que existen dentro de la propia coalición de Gobierno. Esto es lo que más resaltaría. Hay una cosa ideológica que se exacerba de los dos lados y que tiene que ver con seguir incentivando esto de la grieta, de lo que soy tan crítico. Juntos por el Cambio acusa al Gobierno de ser antiempresa y el Gobierno acusa a Juntos por el Cambio de ser defensores de los ricos.

- En su opinión, ¿esta profundización de la grieta se trasladó a la Cámara de Diputados y a la dinámica que cobró en 2020 pese a que el oficialismo no tiene mayoría propia?

Sí. Creo que llegó a la agenda legislativa, pese a que no tiene mayoría propia. Precisamente, la actitud que el oficialismo tuvo fue la de salir a conseguir votos y no de acordar. Yo no he tenido casi ninguna señal del oficialismo que su voluntad haya sido acorar. En la mayoría de los proyectos, al Gobierno lo único que le interesó fue conseguir los votos, trabajando adentro de los propios bloques y esa fue la tarea. Evidentemente, no es la lógica, porque hay muchas leyes que tienen un valor distinto si salen de consenso, si tienen el acompañamiento del conjunto de la fuerza política. Y el Gobierno nunca buscó eso.

- ¿La crisis que se disparó el año pasado no debería haberse aprovechado para impulsar reformas más profundas? Por ejemplo, impulsar una reforma tributaria.

Es muy difícil hacer las reformas de fondo cuando se está administrando la crisis. Lo que sí creo y he reclamado desde el debate legislativo es que haya una clara señal de que el Gobierno está dispuesto a avanzar en esas reformas estructurales tan necesarias para estabilizar la macroeconomía y para empezar a generar condiciones de un crecimiento a más largo plazo. Y, ha habido anuncios, y manejo de prioridades que a mi criterio no han sido los adecuados. Creo que la economía argentina tiene hoy un talón de Aquiles que es la informalidad, que la propia pandemia ha agudizado. Los cambios en las condiciones de trabajo van a ser muy grandes. Todavía no podemos tener una dimensión precisa, pero está claro que va a agudizar este problema. 

No se puede estabilizar la macro si no se empieza a resolver el tema fiscal. Excluyo el 2020, desde el inicio de la democracia, 32 años fueron deficitarios; la inflación promedio anual fue del 70%; cuatro renegociaciones de deuda con quita. El resultado: había 16% de pobres y se multiplicó por tres. Entonces, si esto no nos hace pensar que es necesario abordar cuestiones de fondo, analizar los problemas estructurales, tratar de encontrar un diagnóstico común, ¿qué? Vuelvo al inicio: no hay estabilización fiscal si no se aborda de una vez por todas, entre otras cosas, la problemática fiscal.

Sarghini: "La economía argentina tiene hoy un talón de Aquiles que es la informalidad".

- ¿Y cómo se resuelve?

¿Cómo resolverla por el lado del gasto si el principal componente del gasto es el sistema previsional, que está totalmente quebrado? ¿Cómo cerrarlo por el lado del gasto si allí está el problema? ¿Ajustando sobre los jubilados? Imposible, además de que sería de una terrible injusticia. Por el lado de los ingresos, tenemos un déficit enorme y una presión tributaria insoportable para los que están en la formalidad. Estos tienen una presión tributaria con un piso del 50%. Cualquier reforma tributaria debería avanzar en equidad, eficiencia pero además debería bajar. 

Por lo tanto, si no se resuelve el tema de la informalidad, no se puede resolver el tema previsional, ni se puede hacer una reforma previsional seria ni se puede hacer una reforma tributaria seria

Y si no se hace una reforma previsional seria ni una reforma tributaria seria, ¿cómo se resuelve el tema fiscal? Pero los facilistas de un lado dicen: "Bajen el gasto político que se resuelve". Eso es una falacia, el gasto político hay bajarlo, eso no tengo duda, pero por razones más profundas que las fiscales. Hay que bajarlo por razones ética. Y para los facilistas del otro lado, esto se resuelve con crecimiento, como si fuera una cosa mágica que puede llegar, manteniendo todos estos déficits estructurales a los que hacemos referencia. Se resuelve abordando el fondo de la cuestión.

- ¿Cómo se revierte esa informalidad? Para algunos sectores del oficialismo impulsar una reforma laboral es casi "mala palabra". Por otra parte, ¿alcanza con impulsar la obra pública y la construcción de viviendas para reactivar el mercado laboral como se desprende del Presupuesto o hacia dónde debería apuntar el Gobierno?

Pensar que la salida a la producción y el empleo es la obra púbica es una salida de muy corto plazo. No reniego del impacto que puede tener en la demanda agregada el impulso de la obra pública. Tenemos que tener en cuenta en el marco del déficit que esto se propone, ¿no? Pero es una visión absolutamente cortoplacista. La Argentina tiene que encontrar un patrón de crecimiento de largo plazo que esté apoyado en la competitividad, en la productividad y se tienen que encontrar las instituciones que permita que sea el empleo privado el que genere trabajo formal. 

Hoy pocas cosas son un gesto de mayor justicia social que la generación de empleo formal. Sin eso, todo lo demás es efímero, es dentro de una lógica que ya no ha dado resultados. 

Yo sé que cuando uno plantea la necesidad de formalizar tiran los fantasmas de la reforma laboral. Bueno, hay que encontrar el camino de que nadie pierda los derechos que hoy tiene pero que se puedan dar. Tanto que el Gobierno bate el parche de los nuevos derechos, hay que pensar en los derechos que no tienen quienes están en el mundo de la informalidad. Porque no hay manera que garantice más más la exclusión que esa informalidad o el desempleo. Entonces, hay que encontrarle una salida a eso y eso es pensar en una modernización de ciertas instituciones que de ninguna manera implique quitar derechos. Por supuesto que en esa discusión tiene que estar el movimiento obrero. No es contra, es con. Pero hay que abordarlo. 

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Comentarios

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  • LG

    luis gutierrez

    21/01/21

    QUE OTRA RESPUESTA TENDRIA ESTE PERSONAJE QUE PROMETIERON TANTO Y NADA CUMPLIERON---POBREZA CERO-----NO ENDEUDARSE ---- NO INCREMENTAR LAS TARIFAS---MANEJAR LA INLACION ....ETC....ETC...ETC.....SOLO SE BENEFICIARON LOS EMPRESARIOS Y AMIGOS DE MACRI ......TODOS UNOS MISERABLES .....SE ENFRENTARAN A LA JUSTICIA DE DIOS .....HABRA TINIEBLAS..LLORO Y CRUJIR DE DIENTES......

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