

El embajador de Perú en Argentina, Nicolás Lynch, presentó su renuncia, que fue aceptada hoy por el presidente Ollanta Humala, quien le canceló sus cartas credenciales ante ese país, tras la controversia originada por haber recibido a defensores de Sendero Luminoso en la legación diplomática en Buenos Aires.
Lynch llegó a Lima el viernes llamado por el canciller, Rafael Roncagliolo, para que explique las circunstancias de la reunión que mantuvo en enero pasado con militantes del Movadef, un movimiento que pide la amnistía para el fundador de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, condenado a cadena perpetua por terrorismo.
El comienzo del malestar se produjo poco después de que el gobierno del Perú afirmara que rechaza la presencia en Buenos Aires de los representantes del Movadef y que había instruido al embajador para que informara al gobierno de Argentina de tal presencia.
Al reconocer que él también estuvo entre los interlocutores de la organización radical, Lynch dijo que lo hizo porque "la embajada es la casa de todos los peruanos" y "no estoy para juzgar".
La salida del canciller se daba por descontada, en especial después de que hoy la primera dama, Nadine Heredia, a quien se atribuye extraordinario poder en el gobierno, se sumó a las críticas y exigió de Roncagliolo una medida.
El Movadef se reunió en Buenos Aires con las Madres de la Plaza de Mayo y el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, ante quienes expuso la situación de los que llama "presos políticos", incluido el fundador de Sendero, Abimael Guzmán.
El movimiento, liderado por personas que pagaron condenas por terrorismo, busca la amnistía para Guzmán y demás senderistas. Su pretensión de convertirse en partido ha fracasado, pues el Jurado Nacional de Elecciones se niega a inscribirlo mientras mantenga una posición favorable a la lucha armada en sus postulados ideológicos.
Sendero, grupo maoísta fundamentalista que usó una violencia inusitada y según la Comisión de la Verdad fue responsable directo de más de 40.000 muertes entre 1980 y 2000, es enérgicamente rechazado por más de un 95 por ciento de peruanos, según sondeos.
Ese rechazo alcanza al Movadef, que se mantiene marginal pese a haber ganado simpatías de algunos universitarios y maestros.













