

La preocupación fue la nota dominante ayer en la sede de la Unión Industrial Argentina (UIA) de la porteña Avenida de Mayo. El primer encuentro del año de la junta ejecutiva de la entidad reunió a representantes de industrias de todo el país y economías regionales.
La caída del consumo interno y el aumento de las importaciones están golpeando a la producción textil, en especial al sector indumentaria, también a la fabricación de calzados, la cadena forestoindustrial de la madera y el mueble, y la producción de alimentos y bebidas.
"Nos llama la atención que en el sector alimentos, en el que somos muy competitivos, todavía no está mejorando la producción y sí crecen las importaciones", señaló Miguel Acevedo, presidente de la UIA.
Al respecto, varias economías regionales, entre ellas el azúcar del NOA se quejan por el impacto de los impuestos. Un caso paradigmático es el fuerte salto que tuvieron algunos segmentos de esta industria como los tomates en lata. Fuentes del sector indicaron que entre 2015 y 2017 la importación de ese producto pasó de 500.000 unidades a 26 millones.
En ese contexto, se estima que entre 30% y 40% de los sectores industriales enfrenta hoy dificultades por la caída de la producción, pero con una agenda que incluye, además, una larga lista de demandas. "El tema del costo de la energía, en algunos casos por la luz y en otros por el gas, sigue siendo muy preocupante", destacó Acevedo.
Más allá de los ejemplos concretos, no es novedad para las autoridades de la UIA la inquietud de los industriales del interior por temas como el consumo, la importaciones y el peso de los impuestos. En los últimos meses la entidad impulsó una agenda de encuentros regionales para conocer de primera mano la actualidad y los desafíos que enfrentan las diversas producciones. Sólo en los últimos dos meses hubo reuniones en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Salta, incluyendo visitas a plantas industriales.
Durante la reunión de Junta Di
rectiva de la UIA se confirmó lo que los industriales ya conocen hace rato. Si bien los números generales de actividad y producción industrial desde hace algunos meses se mueven en terreno positivo, ese promedio enmascara, de alguna manera, la realidad.
La construcción vuela y, por añadidura, la fabricación de cemento portland, aceros largos, y asfalto por la obra pública. También tiene buenos indicadores la producción de acero, por tubos sin costura para la industria petrolera, aceros planos (autos, electrodomésticos), la producción de químicos y plásticos, la carne vacuna y la metalmecánica, aunque con un crecimiento algo menor.
Pero desde el lado de los sectores perdedores, se mantiene la situación compleja en la industria textil, especialmente en la producción de insumos, alimentos y bebidas, papel y celulosa y la industria automotriz.
A esto hay que sumar los efectos no deseados de la sequía, que está afectando la producción de soja y maíz y que comenzará a impactar en la producción de derivados y otras actividades agropecuarias. Por su parte, el sector lechero se encuentra en una crisis que ya lleva varios meses y que no logra estabilizar.













