

Tras asumir el cargo y dar su discurso ante la Asamblea Legislativa el futuro presidente, Mauricio Macri, desandará las 20 cuadras que lo separarán de la Casa Rosada. Allí, según le había confirmado Julián Domínguez a su sucesor, Emilio Monzó, sería recibido por Cristina Fernández de Kirchner para completar el protocolo tal como lo hiciera Raúl Alfonsín con Carlos Menem y éste con Fernando De la Rúa. Sin embargo anoche desde la Secretaría General de la Presidencia, en manos de Eduardo Wado De Pedro, rectificaron la información y aseguraron que la Presidenta quiere simplificar el traspaso y que toda la ceremonia sea frente a la Asamblea Legislativa. A la Rosada Macri entraría luego, con Michetti, para recibir salutaciones.
El cambio de planes implica que Macri jurará en el Congreso, Cristina le entregará el bastón y la banda presidencial allí mismo y luego partirá bajo el eco de los cantos de La Cámpora que convocó a una manifestación frente al Parlamento.
"El nuevo presidente cree que el traspaso tiene que hacerse en la Casa Rosada", había dicho Monzó sobre la ceremonia al salir de la reunión con Domínguez. Macri pretendía retomar una tradición que había caído en desuso desde 2003, cuando Eduardo Duhalde le puso la banda presidencial y le entregó el bastón de mando a Néstor Kirchner en el Congreso. Desde aquella vez, las ceremonias de traspaso se realizaron en el Palacio Legislativo.
El próximo 10, cuando el presidente electo y su vicepresidenta, Gabriela Michetti juren su cargo ante la Asamblea, quien la represente será el titular del Senado, Amado Boudou. De viaje en París, hasta anoche el vicepresidente tenía previsto volver a tiempo para cumplir esas funciones que, de mínima, implican simplemente entregarle a Macri el texto del juramento para que lo lea ante los diputados y los senadores.
Para definir ese y otros detalles, Monzó y Domínguez se reunieron durante tres horas en la Cámara de Diputados. El desembarco del presidente entrante incluyó una visita guiada que comandó el propio Domínguez e incluyó el Salón Delia Parodi, el recinto, el Anexo A, el comedor y las dependencias de la Presidencia, entre otros recovecos. Tras ver el edificio, lugar en el que Monzó trabajó durante 15 años entre los 80 y los 90, el presidente entrante destacó la recuperación edilicia que encaró la gestión Domínguez. "Nos deja la vara alta", apuntó.
El único en hablar con la prensa tras el encuentro fue Monzó, quien confirmó que Cambiemos no pedirá ninguna de las vicepresidencias de la Cámara. Hasta antes del encuentro con Domínguez, esos cargos estaban en discusión. Además, definió que Marta Luchetta, una histórica de la Cámara, continuará al frente de la Prosecretaría Parlamentaria.
Otras autoridades que suenan para acompañar a Monzó son Guillermo Bardón para la Secretaría General y Nicolás Massot para la jefatura del bloque del PRO, este último en detrimento de Pablo Tonelli. Sin embargo, ayer no hubo confirmaciones sobre estos nombres, a los que se les podría sumar en el Senado Federico Pinedo como Presidente Provisional, dado que el macrismo habría decidido anoche retener ese lugar -segundo en la línea de la sucesión presidencial- para sí y no entregarlo al radicalismo, lugar para el que sonaban Juan Carlos Marino y Julio Cobos.
Una vez que esos cargos y los de las comisiones queden definidos, lo que en Diputados sucederá este viernes, el macrismo definirá si habrá llamado a sesiones extraordinarias durante el verano para intentar avanzar con la agenda del presidente electo. Un escenario que se anticipa trabajoso, dado que Cambiemos será minoría en las dos Cámaras. Algo, una parte de esa faena negociadora, comenzó a hacer ayer Monzó.












