

“La gloria o el helicóptero . Así definió un funcionario lo que puede ser el epílogo de la decisión que hoy, de manera unilateral, tomó Mauricio Macri, quien confirmó que las dos finales de la Copa Libertadores entre River y Boca se jugarán con público de ambas parcialidades.
Si bien consensuó la medida con el Ministerio de Seguridad nacional y con el porteño, el Presidente fue quien le puso el sello al anunciarlo hoy por la mañana. Y la forma, aunque no se explicite, abrió una grieta dentro del gabinete nacional.
Hay una coincidencia, no obstante entre los funcionarios de Casa Rosada: Macri vio la posibilidad de demostrarle al mundo que en Argentina se puede organizar un espectáculo de la dimensión de la final de Copa Libertadores con todas las garantías de seguridad.
A una semana del G20, será una antesala del hecho político internacional más trascendente de la historia del país. Pero también marca un riesgo enorme, que motivó el fastidio de otro sector.
En el Gobierno creen que Macri asume un riesgo innecesario, justo cuando se está buscando dejar atrás los efectos de la fuerte crisis cambiaria que atravesó el país en los últimos seis meses. “Si esto sale mal, se expone él y nos expone a todos , sostiene una fuente ejecutiva con despacho en la Rosada y mucho acceso a las decisiones presidenciales.
Hay quienes creen también que el mensaje, en todo caso, le hubiera correspondido darlo a Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad, o a autoridades de la Ciudad de Buenos Aires, ámbito donde se disputarán los encuentros. "Le hubiera encantado a ella ser quien lo anuncie", relatan.
Macri habló con Bullrich y Rodríguez Larreta y desde ambos sectores iniciaron un trabajo conjunto para garantizar el operativo de esos días. Eso, no obstante, no implica que estén felices con la decisión presidencial.
Los que ven en estas finales una oportunidad plantean que será “una prueba a la sociedad, para ver si estamos preparados para eventos así, de que estamos dando pasos hacia ese camino .
Y proponen un “pacto entre River y Boca, desde dirigentes a jugadores, para calmar los ánimos en la previa de los partidos. “Será fundamental, y desde el Gobierno podemos bajar esa línea , reconocen.
Macri, como presidente de Boca, fue uno de los promotores en su momento de que los partidos se jugaran sin hinchadas visitantes, para reducir los costos de seguridad y para brindarle mayores posibilidades de acceso a los abonados locales.
Ahora, como jefe de Estado de la Nación, toma una decisión que puede marcar un punto de inflexión hacia el futuro: ser el Presidente que logró dar garantías para los espectáculos deportivos o el promotor de una medida para la que Argentina de fines del '18 todavía no esté preparada.













