

El viceministro de Economía, Sebastián Galiani, junto al subsecretario de Ingresos Públicos, Andrés Edelsteinpresentaron dos informes ayer ante la comisión bicameral creada para el tratamiento de la reforma tributaria que tiene pensado hacer el Gobierno, en donde se admite que "la carga fiscal del país se ubica en el 32% del PBI, superando en un 40% el nivel promedio de América Latina y el Caribe (que se ubica en 22,8%)".
Consultado por El Cronista, el tributarista César Litvin, socio y CEO de Lisicki Litvin & Asociados dijo: "Me parece correcto que el Gobierno asuma la elevada carga tributaria, el primer paso para curar la enfermedad es realizar un diagnostico adecuado".
"Estamos viviendo en un contexto de alta presión fiscal contaminada por impuestos distorsivos, y a su vez, queremos exigirle competitividad a las empresas, lo cual implica una franca contradicción".
Litvin sostiene que a la reforma tributaria que planea realizar el ejecutivo la condiciona el alto déficit fiscal que mantiene el país. "No hay margen para bajar tributos si no se baja el gasto".
"La reforma debe abordar una situación por demás compleja que es la distribución de las potestades tributarias en el territorio. Hoy vivimos en un sistema federal en donde cobran impuestos tanto la Nación, como las provincias y los municipios. Es necesario que esto sea coordinado de una manera más eficiente", sostiene Litvin.
En relación a esta cuestión, Litvin sostiene que la doctrina coincide en que el peor impuesto es ingresos brutos, ya que "es el más distorsivo puesto que no contempla si existe ganancia o no y se grava en todas las etapas, lo que genera un efecto cascada."
"El problema es que si se elimina el impuesto a los ingresos brutos, se verían enormemente afectadas las arcas provinciales. Hace falta un gran debate político".
Según el tributarista, cuando se analiza la presión fiscal hay que tener en cuenta tres aspectos:
- Qué devuelve el Estado en cuanto a calidad de bienes y servicios a la población.
- Si se vive en un contexto inflacionario, puesto que la inflación es un impuesto soportado por las clases más vulnerables y debiera ser tenido en cuenta en el cómputo de la carga fiscal.
- La evasión fiscal. En países como el nuestro, donde la economía en negro ronda el 40%, la carga tributaria efectiva es mucho mayor a la que mide el Estado, puesto que recae exclusivamente sobre la población que efectivamente paga.
“La carga fiscal del 32% sobre el PBI no es la sensación térmica de los que pagan. Para ellos, el peso es mucho mayor , concluye Litvin.













