

Con la decisión del juez de Nueva York Thomas Griesa de declarar a la Argentina en “desacato” por la negativa del país a pagarles a los fondos buitre, el país pasó a engrosar una breve lista que solo integraban Rusia y Congo, que ya pasaron por la misma situación. En los dos antecedentes, la Casa Blanca intervino para frenar las multas, una vez con éxito y la otra sin que su pedido modificara la decisión judicial.
El ex presidente George W. Bush intervino para frenar la incautación de activos del Congo-Brazzaville que había ordenado la Justicia estadounidense en una causa iniciada por el fondo buitre de Paul Singer –el mismo que le ganó el juicio a la Argentina– por un default del país africano. El Congo fue condenado a pagar hasta US$ 2 millones de multa por desacato. Tras reestructurar su deuda -gracias a una importante quita dentro del programa de desendeudamiento de países pobres del FMI- y reordenar su economía, el país volvió a tomar deuda a una tasa de interés de entre 4% y 6 por ciento, con el respaldo de sus recursos petroleros y de oro.
El otro antecedente es más reciente e involucra a la administración de Barack Obama. En 2012, el Departamento de Justicia le solicitó a un tribunal federal del distrito de Washington que no sancionara con multas a Rusia en un juicio que le había ganado la organización judía jasídica Jabad Lubavitch. El Ejecutivo argumentó que esa pena no tenía "ningún antecedente en la jurisprudencia internacional, no ayudaría a resolver la disputa, y sería contraproducente y dañina para la política exterior de los Estados Unidos”.
Jabad Lubavitch había demandado a Rusia para que le entregue la Biblioteca Schneerson, una colección de más de diez mil libros y cincuenta mil documentos antiguos que fue recopilada en territorio de la actual Bielorrusia a principios del siglo XX por el rabino Iosef Itzjak Schneerson, líder espiritual de esa organización religiosa ortodoxa. Parte de esa colección, que tiene ejemplares del siglo XVIII y que los jasídicos consideran sagrada, había sido nacionalizada por el gobierno soviético en 1918; otra parte que había quedado desparramada por Polonia y Letonia fue trasladada a Alemania y recuperada por el Ejército Rojo al finalizar la guerra en 1945. El rabino Schneerson, que había sido deportado de la Unión Soviética, se radicó en Nueva York y murió en 1950.
Luego de que Rusia decidiera abandonar y desconocer el juicio en 2009, el tribunal de Washington declaró al país en default en julio de 2010, y ordenó que entregue la colección Schneerson a la embajada de Estados Unidos en Moscú o al representante que indique la demandante.
A pesar de que el Departamento de Justicia había solicitado que no se impusieran sanciones monetarias para evitar que se perjudicara la política exterior, en enero de 2013 el juzgado de Washington confirmó el fallo y condenó a Rusia a pagar una multa de 50.000 dólares diarios a Jabad Lubavitch mientras la colección permanezca en Rusia. “La toma de tales medidas punitivas no ayudan a la solución del conflicto y la imposición de sanciones de desacato por parte de un tribunal contra un Estado extranjero no es bien vista en nuestro país”, se quejó entonces el representante oficial del Departamento de Estado, Ariel Vaagen.
El litigio por la biblioteca Schneerson se transformó en un conflicto diplomático. El Kremlin frenó el intercambio cultural. Un par de importantes museos cancelaron exhibiciones de sus obras en Estados Unidos por temor a embargos.













