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Tras el salto del dólar del 14% en julio, se desató una pelea entre los grandes supermercados y los principales proveedores cuyo resultado será crucial para definir el nivel del traspaso de ese movimiento a los precios, en un test en el que el Gobierno aspira a que jueguen a su favor lo que define como "cambios estructurales" en el funcionamiento de la economía argentina.

Durante el final de la semana pasada hubo llamados telefónicos desde las principales compañías que abastecen el mercado doméstico a las grandes cadenas para anticipar que enviarían incrementos de entre el 3 y el 9% según el caso.

Curtidas por los pedidos habituales que ya han llegado este año desde el Ministerio de Economía, en las principales tiendas manifestaron una primera resistencia a convalidar los incrementos. Pero finalmente en el transcurso de estos días llegaron directamente las listas con los nuevos valores y la puja se tensó.

Los fabricantes de productos de limpieza adujeron el impacto de los químicos y envases importados. Las alimenticias sumaron el golpe de su portafolio de productos importados como una vía de canalización de lo que pasaba en la plaza cambiaria a las góndolas. Las aceiteras, en tanto, intentaron remarcar hasta un 9%. Adujeron pérdida de competitividad: "Si no remarcaban así, debían derivar la producción al mercado internacional", contó una fuente al tanto de la negociación.

En ese punto, los supermercados más grandes decidieron no tomar la mercadería y no sólo para alinearse con la estrategia que baja desde el equipo del ministro de Economía, Luis Caputo. También por una realidad: si aceptan esos saltos de precios, no lo van a poder transferir al consumidor porque no se vende.

"Hoy sólo vendés si invertís con descuentos en el precio haciendo 2x1 o con promociones con billeteras electrónicas, así que no podés compensar un incremento así con más volumen", explican en las grandes empresas del supermercadismo.

"Como los costos con los salarios a la cabeza trepan por arriba de lo que se mueven los precios de los alimentos, siempre estamos en negativo". agregan. Con el consumo estancado, además, la única manera de ampliar las ventas es ganando porción de mercado sobre los otros competidores. Los proveedores, en tanto, sí pudieron canalizar las listas con remarcaciones por los negocios de menor tamaño y locales de cercanía.

Anticipan incrementos de entre el 3 y el 9% en supermercados. (Fuente: Archivo)
Anticipan incrementos de entre el 3 y el 9% en supermercados. (Fuente: Archivo)

¿Cuál va a ser el resultado de esta puja entre proveedores y supermercados? "Muy posiblemente se termine diluyendo a lo largo del tiempo un incremento intermedio, ni del 3% ni del 9%, más tirando al 4,5% pero no de una sola vez", aseguró un empresario con años de negociaciones que de hecho recordó: "De golpe volvimos a la agenda de estos tire y afloje que se daban más con el kirchnerismo".

Las consultoras relevadas por el Banco Central prevén que el Indec medirá para julio una inflación del 1,8% y para agosto del 1,7%, lo que confirmaría por ahora un tenue traslado del dólar a las góndolas a lo largo de estos meses.

En la primera semana de este mes, sin embargo, se interrumpió la calma que llevaba un mes. De acuerdo con la consultora LCG, hasta ayer los alimentos y bebidas saltaron 2%. Las cinco semanas previas había estado debajo del 1% y las últimas dos, incluso, había registrado deflación.

El Gobierno recomienda a Agis

Al ser consultados sobre cómo venían monitoreando el famoso "pass through", como se llama en inglés al impacto de la devaluación en la inflación, los técnicos del Poder Ejecutivo -increíblemente-, compartieron por WhatsApp la reciente nota de Emmanuel Alvarez Agis con Luis Novaresio en América 24, a partir de una explicación del ex viceministro de Economía de Cristina Kirchner que se viralizó en redes.

Agis señala que con un régimen de inflación moderada, como el actual, cuando se mueve el dólar se mueve solo un puñado de precios, mientras que cuando la inflación está desatada, como en el final del gobierno de Alberto Fernández, un sacudón del tipo de cambio impacta de manera generalizada. "Aumenta hasta el peluquero", dice.

La evaluación de los expertos sobre el impacto de la devaluación en la inflación. (Fuente: Archivo)
La evaluación de los expertos sobre el impacto de la devaluación en la inflación. (Fuente: Archivo)

En el equipo económico, en tanto, consideran que el traspaso de la devaluación a precios "esta vez será diferente" debido a que -según el Gobierno- ha habido cambios estructurales en el funcionamiento de la economía.

"Como hay menos inflaciónpodés comparar un poco mejor precios, entonces la competencia funciona un poco más. Antes vos huías del peso y si tenías la posibilidad acumulabas stock. Ya sea de pañales o detergente o barras de hierro. Hoy no estás apurado para hacer eso", aseguran.

En el equipo de Santiago Bausili se animan a más. Entienden que debería también haber un efecto de las desregulaciones y de la apertura del comercio en contener los aumentos. Consideran que, en algunos segmentos, se sobrestockearon importaciones antes del salto del dólar, lo que debería jugar para descomprimir en este momento.

"Entonces intentar predecir el comportamiento de la gente hoy, usando la estructura mental de antes, probablemente no te sirva mucho. Por eso te digo que ahora hay que esperar y observar", se entusiasman en el Palacio de Hacienda.

En el mercado financiero, en tanto, se preguntan por el otro traspaso clave de este momento, el del aumento de las tasas de interés y su impacto en la actividad económica. En el BCRA consideran que se está dando un impacto en el "repago de las deudas". "La gente está aprendiendo que tomar deuda en pesos no es gratis ya", confían respecto del fenómeno de que "las cuotas ya no se licúan" con el paso del tiempo.

Además, las compañías que se fondean para su trabajo de corto plazo también están sufriendo y reajustaron su estrategia. Las nuevas tasas de interés parecieran haber estabilizado el tipo de cambio a medida que los inversores vuelven al carry trade, pero a costa de un parate creciente en la actividad productiva.