El gobierno griego trabajaba este sábado para presentar, en un plazo de 48 horas, las reformas necesarias para ratificar el acuerdo de financiación conseguido con la eurozona y preservar algunas de sus promesas electorales.

Grecia espera haber asegurado el viernes su supervivencia presupuestaria tras lograr cuatro meses adicionales de financiación, al cabo de tres rondas de negociaciones con sus socios europeos, que impusieron condiciones estrictas para el acuerdo.

El gobierno izquierdista de Alexis Tsipras tiene ahora que aprovechar el estrecho margen de maniobra que le deja el compromiso adquirido.

Eso tratará de hacer con el catálogo de reformas que sus acreedores, conocidos ahora como instituciones y no troika (UE, Banco Central Europeo y FMI), le exigieron que presentara antes del lunes por la noche para cerrar el acuerdo de financiación.

Tsipras celebró este sábado en un discurso televisado un acuerdo que “deja atrás la austeridad, el memorando, la troika”, pero reconoció que su país se enfrenta a un futuro complicado. “Hemos ganado una batalla pero no la guerra (...) las dificultades reales están delante de nosotros”, declaró el primer ministro”.

Si se rechazan las propuestas griegas, “tendremos un problema (...) y el acuerdo habrá muerto, pero no será el caso”, predijo, horas antes, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, en Bruselas.

Los demás 18 ministros de Finanzas de la eurozona estudiarán esa lista de reformas el martes, en una reunión telefónica del Eurogrupo. El presidente francés, François Hollande, calificó este sábado el acuerdo de “buen compromiso”.

Según Varoufakis, el gobierno griego debería librarse de algunas medidas que le pedían sus acreedores para cerrar la extensión del rescate, que vencía el 28 de febrero. Atenas no tendrá que aumentar el IVA, ni recortar las pensiones o seguir adelante con la flexibilización del mercado laboral.

Eso le permite al gobierno griego presentarse ahora como “coautor de las reformas y de su destino”, y ya no como un alumno sumiso.