

El futuro canciller argentino Jorge Faurie arribó al país para iniciar el traspaso de mando en la Cancillería. El embajador llegó procedente de París en un vuelo de Air France y enseguida se dirigió a la Casa Rosada para tomar contacto con el presidente Mauricio Macri, quien le precisó sus prioridades en política exterior.
En Casa de Gobierno, Faurie tuvo oportunidad de cruzarse con el Jefe del Gabinete, Marcos Peña, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, sus padrinos políticos en este ascenso. De allí partió al Ministerio de Relaciones Exteriores para tener un almuerzo de trabajo con la canciller saliente, Susana Malcorra, que hoy estará en Washington en una reunión convocada por la OEA para tratar la situación de Venezuela.
En el piso 13 de Cancillería, donde se encuentra el despacho ministerial, Faurie tomó nota del parte de Malcorra y se interiorizó en la agenda de compromisos por venir. Su mandato comenzará el lunes 12 de junio, con una actividad sencilla: recibirá al primer ministro de Portugal, António Costa, a quien conoce por haber ocupado la embajada en Lisboa durante once años. Del 19 al 21 de junio, el nuevo canciller representará al país en el Asamblea General de la OEA, en Cancún, y 48 horas después asistirá al Comité de Descolonización de Naciones Unidades, en Nueva York.
Entretanto trabajará en la conformación de su equipo de trabajo. De hecho, ayer también mantuvo una reunión con el equipo de Malcorra y el personal del área que asoma con más transformaciones en lo inmediato: la Secretaría de Relaciones Exteriores conocida como la Vicecancillería. El otro ala de peso, la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales, descansa en paz sabiendo que su titular, Horacio Reyser, es hombre del Presidente.
Faurie abandonó la Cancillería a pie a las 15.32, de buen semblante y con su carpeta bajo el brazo. Se excusó de hacer declaraciones, mientras algunos trabajadores lo abordaban para felicitarlo. "Continúo siendo el embajador en Francia hasta el 11 de junio", declaró a El Cronista, antes de enfilar por Esmeralda y perderse en su edificio de la avenida Santa Fe.
El mundillo que habita el Palacio San Martín se dividió rápidamente entre partidarios y detractores del nuevo canciller. También circularon con fuerza versiones de que la salida de Malcorra se daba por no complacer una posición más beligerante con Venezuela y por el "magro resultado" de las giras por los Estados Unidos, China y Japón. Los voceros de la canciller lo negaron enfáticamente.
Al inicio de su mandato, Malcorra brindó un discurso ante el personal diplomático en el que adelantó su intensión de mantenerse "por encima de las tribus", es decir, fuera de las rencillas de camadas y grupos internos, que actúan de acuerdo a afinidades partidarias o visiones diversas de la diplomacia. Esta vez, la Casa Rosada optó por un cacique, de origen justicialista, dispuesto a entregar su capital relacional a las órdenes del Presidente.
La experiencia de Faurie en ceremonial, leen en el PRO, es ideal para asegurar un buen papel del país como anfitrión de la Cumbre Ministerial de la OMC, de diciembre, y el summit del G20, en 2018. También pesa la amistad con Félix Peña, padre del coordinador ministerial, compañero de filas en la época del canciller Domingo Cavallo.













