

Esta mañana, el periodista Ernesto Tenembaum analizó la primera aparición pública de Cristina Kirchner, que se produjo días después del resultado electoral que dejó a su candidato presidencial, Daniel Scioli, al borde de la derrota. Con la foto de lo sucedido en la Casa Rosada, el periodista analizó cómo se entiende la identificación de los militantes kirchneristas, qué lugar ocupa Cristina en esa organización, por qué no se la cuestiona, y cómo es la reacción del que queda afuera de esa lógica. Pero no lo hizo desde un lugar absolutamente propio, sino que se apoyó en sus conocimientos como psicólogo y en las obras de Sigmund Freud, específicamente en ‘Psicología de las masas y análisis del yo’, en la que el padre del psicoanálisis intenta entender cómo funcionan algunas organizaciones y algunos grupos humanos.
Tenembaun apunta a, que en esa obra, Freud elabora la teoría de la “orda primitiva” que explica el funcionamiento de muchas organizaciones (militares, iglesia, otra religiones). “Allí, hay un líder, un hombre con que todo el mundo se identifica y que, a su vez, genera lazos muy fuerte entre ellos. Esa identificación es muy sentimental, es muy fuerte”, señaló.
Desde ahí el periodista se permite explicar al kirchnerismo. “Ayer cuando yo veía la Casa Rosada -sin hablar de política, sin desmerecer-, a Cristina ahí arriba hablando y venía lo que ocurría abajo, con un coro que permanentemente la aplaude, la ovaciona, la corea me acordé de esto”, aseguró Tenembaum, quien además puntualizó que en esa idealización que se produce “no importa lo que ella diga, lo que importa es que provoca una identificación muy fuerte” entre ellos.
En ese análisis que hace Freud y que Tenembaum toma como propio, “la persona que cuestiona al líder, cuestiona algo más que una idea, algo más que un argumento, está cuestionando la identidad del grupo”, y es por ello, que esa persona “se transforma en alguien que como mínimo no es funcional al grupo y como máximo es peligroso”.
A su entender, es entonces donde se produce ese encontronazo entre los que quedan afuera y cuestionan, y los que desde adentro se sienten amenazados. “El que queda afuera piensa qué raro lo que les pasa, y el que está adentro ni se lo cuestiona porque se pone en juego su identidad”, señaló.
“Lo de ayer visto desde adentro da para pensar: qué bárbaro Cristina, qué valiente, qué sensible. Y el que lo ve desde afuera puede pensar: esperá, ese líder es el que lo llevó a la derrota. Acaban de perder o están a punto de perder y el que te llevo ahí es Cristina”, dijo.
Pero para él, “al líder no se le pide eficiencia, se le pide que sea líder, y Cristina para el que la sigue, es eso”. Y aclaró que “Cristina en la posibilidad de generar cohesión entre sus seguidores es única”, aunque el análisis hacia donde los guía la Presidenta es algo que “se ve de afuera”.
“Sus seguidores ven alguien a quién seguir, alguien en quién creer y no se preguntan mucho más, porque ya bastante agradecidos están con que les da su identidad, su grupo de pertenencia y sus vínculos”, y como en el enamoramiento, “no hay adhesión racional, eso es amor”, advirtió Tenembaum.
A modo de conclusión, el periodista aclaró que “esa estructura emocional se nota mucho más” en la derrota. Por eso, para él y a modo de conclusión, el discurso de ayer “no tiene que ver con la eficiencia, no es abierto al resto de la sociedad si no que es un discurso más guético. No es un discurso para ganar, ni para conseguir votos, ni para construir un futuro político sino para generar misitca, generar identificación, para preservar a los propios, y preservar el lugar donde ella es líder, ama y señora, es referente indiscutido. Es un lugar chiquito, cada vez más chiquito, donde ella se preserva y en el que -imagino yo- en su imaginación está el relanzamiento para algún día volver a la Casa Rosada”.













