El miércoles se convirtió en una jornada de malas noticias para el Gobierno. A los reveses políticos en el Congreso, con el rechazo a los vetos presidenciales sobre la emergencia pediátrica y el financiamiento universitario, se sumaron la suba del dólar, un nuevo salto de la inflación mayorista y un dato inquietante en materia económica: el riesgo de recesión se disparó a niveles inéditos.

El resultado del relevamiento coincidió con la publicación de otros indicadores que ya venían marcando un freno de la actividad. El propio INDEC reveló hoy que el PBI registró en el segundo trimestre una baja de 0,1% frente al primer trimestre del año, la primera caída en más de un año. "Los primeros indicadores disponibles de actividad de agosto muestran que la tendencia recesiva se habría profundizado", había advertido Lorenzo Sigaut Gravina, director de Análisis Macroeconómico de Equilibra, en declaraciones a El Cronista.

Con este panorama, los analistas señalan que la economía transita una etapa de fuerte deterioro, donde se combinan tensiones financieras, incertidumbre política y pérdida de dinamismo productivo. La coincidencia temporal de estos datos con la masiva Marcha Federal Universitaria en defensa del presupuesto educativo y el Hospital Garrahan potenció la sensación de un día negro para la administración de Javier Milei.

El informe del Índice Líder, conocido por sus siglas ILCIF, no dejó lugar a dudas. "El Índice Líder cae 4,72% en su versión desestacionalizada durante agosto de 2025. La serie tendencia-ciclo cae 1,22%", señaló el reporte. En términos interanuales, la variación fue levemente positiva, pero insuficiente para revertir el cambio de tendencia.

La metodología de este índice busca resumir y revelar de manera más clara los puntos de giro en la actividad económica representada por el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE). El propio documento explicó que se construye a partir de diez series mensuales que incluyen indicadores financieros, monetarios, de comercio exterior, de consumo e industriales.

Entre los componentes considerados figuran el Índice General de la Bolsa de Comercio, el Merval Argentina, el agregado monetario M1, el precio internacional de la soja, las ventas de autos a concesionarios, la recaudación de IVA, el despacho de cemento, el Índice de Confianza del Consumidor y los índices industriales de minerales no metálicos y siderurgia.

"Para abordar el problema de los retrasos en los datos disponibles, los indicadores que no están disponibles en el momento de la publicación se estiman utilizando imputación estadística. Se utiliza un modelo autorregresivo para estimar cada componente", aclaró el informe en el apartado metodológico.

El deterioro del índice no fue solo cuantitativo. El Índice de Difusión, que mide cuántas de las series componentes muestran variaciones positivas significativas, se ubicó en apenas 20%. Es decir, apenas dos de los diez indicadores mejoraron: el precio de la soja y la recaudación de IVA.

El informe también contextualizó el momento con la evolución del EMAE. En su última medición disponible, correspondiente a junio, la serie desestacionalizada del indicador oficial mostró una caída de 0,09%. Con dos trimestres consecutivos de bajas en la serie tendencia-ciclo, los técnicos de la UTDT señalaron que la economía entraría formalmente en recesión.

La situación cobra mayor relevancia porque el Gobierno, en el proyecto de Presupuesto 2026, aún proyecta un crecimiento del 5,4% para este año. Sin embargo, los números difundidos en los últimos días contradicen esa expectativa. La nota publicada por El Cronista sobre el informe preliminar del INDEC ya había anticipado que "la actividad habría pasado del estancamiento a la contracción entre el segundo y tercer trimestre del año".

El contraste entre las proyecciones oficiales y la realidad estadística se volvió más evidente con la difusión del dato de inflación mayorista. Según el INDEC, el índice de precios internos al por mayor subió 3,1% en agosto, con una variación acumulada del 15,7% en lo que va del año. El pass-through de la devaluación se hizo sentir tanto en productos nacionales como importados.

La suma de estos elementos configura un escenario complejo. Con el dólar en alza, la inflación presionando, el PBI en retroceso y un índice líder que advierte sobre la inminencia de una recesión, el margen de maniobra para la política económica parece cada vez más acotado.