Llegó el día. Hoy será el debut parlamentario de La Libertad Avanza. Por primera vez desde que Javier Milei es Presidente, el oficialismo someterá una ley a votación. Y el bautismo será nada menos que con la Ley de Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos.

Las miradas estarán puestos en si el megaproyecto que tiene cerca de 400 artículos llega a destino. Los diputados Martín Menem, Oscar Zago y Gabriel Bornoroni serán los protagonistas de una jornada que podría pasar a la historia.

De acuerdo a los cálculos elaborados por fuentes parlamentarias del oficialismo, la sesión en la que se tratará la ley ómnibusdurará unas 40 horas. Las sesiones que se extienden por una veintena de horas reciben el nombre de "maratónicas". Para un debate de esta longitud no hay antecedentes ni nombres.

Tampoco hay antecedentes sobre la extensión del megaproyecto. Es cierto que durante todo enero los bloques "dialoguistas", es decir, aquellos que desde el primer momento se mostraron predispuestos a darles "las herramientas de gobernabilidad" al oficialismo lograron esquilar el grueso de la ley.

El texto pasó de 664 artículos a 386. ¿Es mucho? Sí. Por poner un ejemplo, los últimos presupuestos que sancionó el Congreso rondaban los 100 artículos.

El agravante es que a buena parte de esos casi 400 artículos la oposición dialoguista pedirá introducirle cambios o modificaciones. O, directamente, que se vote en contra para hacerlo caer. Allí, será Bornoroni quien tendrá un rol clave. Es que el cordobés, presidente de la comisión de Legislación General, será el miembro informante del proyecto oficialista.

Martín Menem presidirá una sesión que podría durar 40 horas.

Es decir, no solo será quien en menos de 20 minutos deberá fundamentar la Ley de Bases ante el cuerpo. Sino que, al momento de la votación en particular, deberá contestar ante las observaciones que hagan el resto de los diputados, aceptar y rechazar los cambios.

Pero, sobre todo, el cordobés deberá explicar los cambios que registra el texto de 386 artículos que difiere del texto dictaminado en comisión, que reunía 525.

Sostener ese en la etapa final de una sesión que podría durar 40 horas no será tarea sencilla y menos si el clima se caldea, como pudo verse en los debates en comisión, donde Unión por la Patria y la Izquierda cuestionaron con firmeza el espíritu de la ley, al igual que los procedimientos.

Al cansancio físico y mental que de seguro tendrán los diputados ante una sesión que podría arrimar el día y medio de duración se le debe añadir que Bornoroni carece de experiencia parlamentaria.

Es uno de los diputados que debió recibir una especie de curso acelerado para entender el reglamento e interiorizarse con conceptos tan básicos como "quórum".

A propósito del quórum, en los últimos días el cordobés se anotició que para cada una de las votaciones (no solo para el inicio de la sesión y la votación del texto en general) el tablero deberá marcar 129 presentes. De lo contrario, la sesión naufragará. Un detalle cualquiera, como un diputado en el baño, podría echar por tierra más de un mes de trabajo.

Pero Bornoroni no es el único inexperto. Es cierto que Menem fue legislador provincial durante dos años y que ya tuvo su debut como presidente de la Cámara y quedó al frente de la sesión preparatoria. Pero esta será la primera vez que el riojano encabezará una sesión en la que se someterá a votación un proyecto de ley.

En los últimos días, el Presidente de la Cámara visitó el recinto para repasar el funcionamiento de la "botonera". Básicamente, hizo una especie de simulacro de sesión en la que se familiarizó con el funcionamiento de los micrófonos y practicó como se les concede la palabra a los diputados, así como también los detalles del tablero.

Bornoroni será el miembro informante en la sesión.

En su entorno aseguran que el riojano es uno de los que se niega a que la sesión cuente con un cuarto intermedio para que los diputados tengan tiempo de descanso. El temor de más de un libertario es quedarse sin quórum si el debate se alarga más de la cuenta. Vale recordar que los libertarios tienen apenas 38 bancas. Cada ausencia cuenta. Y mucho.

Por último, Oscar Zago, jefe de bloque, quien tiene experiencia en la legislatura porteña, será el encargado de alinear a la tropa propia. Como jefe de bloque será quien tendrá que asegurarse que todos los diputados estén en zona y que ninguno "se descarrile". Sobre todo, si el clima se tensa. Cualquier insulto o palabra fuera de lugar podría poner en riesgo la sesión.

Así las cosas, Menem, Bornoroni y Zago serán clave para que la ley que el Gobierno impulsa llegue a destino. En ese sentido, deberán tener en cuenta que en el Congreso rigen dos reglas no escritas.

La primera es quien convoca a una sesión es el encargado de reunir el quórum y los votos. Y, la segunda, es que los discursos son de la oposición y las leyes del oficialismo. En otras palabras, si la sesión fracasa, la responsabilidad será del oficialismo.