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Analistas del sector privado se suman a la polémica y advierten que la fuerte caída de la pobreza que informa la gestión de Javier Milei se explica más por cambios metodológicos y mejoras en la medición que por una recuperación real del poder adquisitivo de los hogares.

La reciente baja en los índices de pobreza en Argentina ha generado un intenso debate técnico y cuestionamientos por parte del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. Mientras los datos oficiales del Indec muestran un descenso pronunciado, y el Gobierno celebra que “se ha sacado” a entre 10 y 12 millones de personas de la pobreza, más informes ponen una señal de alerta.

Un estudio de Equilibra apunta que gran parte de esa mejora no es “genuina”, sino producto de distorsiones en cómo se captan los ingresos y el uso de canastas básicas desactualizadas.

Marco Lavagna, titular del INDEC
Marco Lavagna, titular del INDEC

En su cuenta de X, Martín Rapetti, director de la consultora, señaló que el informe busca “enriquecer” el debate “relevante y álgido”, pero aclaró que “bajo ningún aspecto cuestiona la fidelidad técnica del Indec” y de su director Marco Lavagna por quien, aclaró, tiene “un enorme respeto”.

En respuesta, el titular del INDEC, Lavagna, se mostró a favor de discutir cómo se mide la pobreza: “está bien y es necesario” dijo Lavagna en X pero aclaró que “eso no significa que la estadística oficial no sea confiable”.

En sintonía, el informe “Controversias y cuestionamientos metodológicos en el Indec bajo la presidencia de Javier Milei” que elaboró CEPA también pone la mira sobre la medición oficial de la pobreza por ingresos.

Los dos factores que influyen la baja

El informe de CEPA indica que la Canasta Básica Total (CBT) “subestima” el peso de los servicios y el transporte. Hoy la Canasta Básica de Alimentos (CBA) explica el 45% de la CBT, “muy por encima de encuestas previas”.

A la vez, los cambios en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) elevan el ingreso medido sin reflejar mejoras reales. “El resultado es una medición de pobreza con problemas de comparabilidad y confiabilidad”, planteó CEPA.

Según el informe de Equilibra, la reducción de 8,3 puntos porcentuales (p.p.) en la pobreza oficial desde el final del gobierno de Alberto Fernández no se traduce linealmente en una mejora del bienestar. La consultora identifica dos problemas centrales.

Por un lado, la “trampa” de la captura de ingresos. El Indec estaría midiendo mejor los ingresos ahora que hace un año. Esto se debe a la inclusión de nuevas preguntas en la EPH y a una menor inflación, lo que facilita que la gente declare lo que gana. Sin embargo, que el Indec “vea” más ingresos no significa que la gente sea más rica; simplemente marca que antes se declaraba menos de lo que realmente se percibía.

Además, apunta que el organismo que conduce Lavagna sigue utilizando la estructura de consumo de la encuesta de 2004/05 y propone actualizarla a la encuesta de 2017/18, la cual refleja que las familias gastan más en servicios y otros bienes básicos, lo que encarece la Canasta Básica Total (CBT).

Pobreza “real”

El estudio de Equilibra propone dos escenarios alternativos que corrigen la subdeclaración de ingresos y actualizan el valor de la canasta.

En el Escenario A, el más realista, se toma la canasta sin restaurantes del cálculo de necesidades básicas (considerando que una familia pobre no suele comer afuera frecuentemente), la pobreza en el primer semestre de 2025 se ubicaría en el 42,0%.

En este caso la diferencia es de 10,3 puntos por encima de la oficial que arrojó 31,7% y significa una baja de sólo 2 puntos respecto al final del gobierno anterior.

En el Escenario B, incluso más conservador (similar al criterio del INDEC pero con datos actualizados), la reducción de la pobreza desde el pico de 2024 (56,1%) hacia el 31,4% actual se explica mayoritariamente por la mejora en la captación de datos y no por un salto en el poder de compra.

El peso de los datos técnicos

El informe es tajante al señalar que de los 8,3 puntos de baja de pobreza registrados contra el cierre de la gestión anterior, solo entre 2,6 y 3 puntos son “genuinos”. El resto se reparte entre 4,1 p.p. por la mejora en la declaración de ingresos en las encuestas y 1,7 p.p. por no actualizar la canasta a los hábitos de consumo modernos.

“La mayor parte de las diferencias se explica por la mejora en la captación de ingresos, siendo más relevante en la dinámica incluso que la actualización de las canastas”, señala el informe.

Por eso, si bien existe una tendencia a la baja tras el shock inflacionario de principios de 2024, la magnitud del descenso oficial parece estar inflada por factores estadísticos.

Para Equilibra, cuando se ajustan los ingresos declarados contra fuentes administrativas (como el SIPA o datos de ANSES), queda claro que la brecha entre la realidad y la estadística oficial es la más alta de los últimos años.

Respuesta del INDEC

Frente a la consulta de este medio por la polémica en torno a cómo se efectúa actualmente la medición de pobreza, desde el organismo oficial indicaron que “no hay cambios metodológicos”.

En su mensaje en redes sociales Marco Lavagna hizo su descargo.

"Cuando se habla de pobreza y de indigencia no se trata solo de comparar ingresos. La medición busca reflejar si los hogares pueden cubrir necesidades básicas, y eso requiere definiciones claras", mencionó.

Además, explicó que “construir o modificar la CBA no es un proceso automático. Implica analizar nutrientes, cantidades, edades, niveles de actividad física y validar criterios con especialistas en salud y nutrición”.

En su punteo agregó que: “Actualizar canastas no es solo cambiar precios; implica tomar decisiones metodológicas con nuevos datos demográficos, entre otras cuestiones de base. La actualización del valor monetario para un período aislado tiene poca relevancia”.

Leo Tornarolli, economista del CEDLAS-UNLP. e investigador de pobreza, desigualdad coincidió en que no hay cambios metodológicos, aun así avaló la necesidad de que Indec actualice patrones de consumo a los de ENGHo 17/18.