Argentina subió cuatro puestos en un ranking de competitividad global y se ubicó en el puesto N°62. El resultado se da a pesar del empeoramiento en el plano de desarrollo económico, empujado por la mejora en la eficiencia empresarial. El Anuario de Competitividad Mundial, del International Institute for Management Development (IMD), de Suiza, que analiza 69 economías, tanto industrializadas como emergentes. Allí, advierten por una inflación todavía alta para parámetros internacionales, el menor financiamiento al desarrollo científico y el deterioro en la legislación empresarial, pero celebran el crecimiento de la inversión, el empleo y la mejora en las finanzas públicas. Para elaborar el ranking, se analizan cuatro pilares: desempeño económico, eficiencia gubernamental, eficiencia empresarial e infraestructura. En 2025, el panorama estuvo marcado por la volatilidad cambiaria, la fragmentación, los conflictos geopolíticos y el crecimiento económico estable aunque desalentador, mientras que las economías con mejor desempeño fueron las que combinaron instituciones fuertes y adaptabilidad. Los países de América Latina incluidos en el ranking se distribuyen en la mitad inferior de la tabla. El mejor posicionado es Chile, en el puesto 42. Para el caso argentino, la mejora de cuatro posiciones en comparación con el ranking de 2024 la ubicó en el puesto 62. La mejora en el total se dio a pesar del empeoramiento en la categoría de desempeño económico, en la que cayó dos posiciones. Al abrir los factores, cayó 5 puestos en el áreaPrecios por el alto nivel de costos internos, y un puesto en Economía Doméstica. La suba respondió a una mejora de 14 puntos en el ranking de Inversión Internacional (para ubicarse en el puesto 40), una mejora de 13 puestos en Empleo (21) y una de 10 puestos en Comercio Internacional (54). En la categoríadesempeño económico, el análisis considera que las fortalezas de Argentina están en el crecimiento a largo plazo del empleo (puesto 9), amenazas de reubicación de empresas (11), flujos de inversión directa entrante (15) y concentración de exportaciones por socio (16). Las debilidades siguen estando lideradas por la inflación, todavía alta en términos internacionales, la relación comercio sobre PBI y la formación bruta de capital fijo. En la categoría eficiencia gubernamental, Argentina no tuvo cambios y sigue en el puesto 67 del ranking. En los factores que la componen se observa un deterioro en legislación empresarial (68) y marco institucional (67), mientras que mejoró en marco societario (53) y finanzas públicas. Esta última subió 22 puestos y se ubicó en el 43. Política fiscal (65) no presentó variaciones contra 2024. Entre las fortalezas destacaron las leyes sobre la inmigración (puesto 3), sesgo político de los medios (8) y superávit o déficit sobre el total del presupuesto público, donde Argentina ocupa el puesto 11. Como debilidades marcaron los subsidios, la situación de los mercados de capitales, las regulaciones laborales y los impuestos a las personas reales. En la tercera categoría, de Eficiencia Empresarial, Argentina mejoró ocho puestos y se ubicó en el 58, su mayor nivel en seis años, por la mejora en todas las subcategorías: mercado laboral (46), prácticas de administración (50), productividad y eficiencia (54) y finanzas (65). Dentro de esta categoría, Argentina lidera en las divisiones de miedo al fracaso como obstáculo para emprender y ratio por género para el acceso a servicios financieros, ubicándose en el primer y segundo puesto. También incluye a la remuneración de la gerencia y la actividad empresarial naciente como fortalezas, mientras que las debilidades las marcaron en materia de crédito, servicios bancarios y financieros, capitalización del mercado de valores y capital de riesgo. En Infraestructura subió dos puestos hasta el 54 por mejoras en salud y medioambiente, infraestructura tecnológica, infraestructura básica, que compensaron la caída de 5 puntos en infraestructura científica (58). En este segmento, las fortalezas fueron los costos de la telefonía móvil, exportaciones de servicios, gasto en salud y asistencia médica, mientras que las debilidades fueron tecnología de comunicación, inversión en telecomunicaciones, legislación de investigación científica, financiamiento al desarrollo tecnológico y desarrollo sostenible. "En síntesis, si bien los datos relevados de Argentina evidencian desafíos macroeconómicos persistentes, también sugieren una mejora en las expectativas empresariales y en su capacidad para atraer capital, apuntando a un entorno empresarial más dinámico. Estos movimientos reflejan la complejidad de la situación económica argentina y los esfuerzos en curso para mejorar su competitividad en un contexto global desafiante", concluyeron desde la división Argentina que realizó el informe, a cargo del instituto E. Shaw de Estudios Empresariales de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA.