

Otra vez una mala noticia judicial lo sorprende a Amado Boudou en el exterior. Cuando el juez Ariel Lijo dictó su primer procesamiento, por la causa de la ex Ciccone, el Vicepresidente estaba en Cuba. Corría junio y ya sus aspiraciones de ser el heredero de Cristina Fernández de Kirchner se terminaron de diluir entre sus dedos. No quedó ahí: luego llegaría la segunda imputación, por los papeles truchos de un auto; el total aislamiento del resto del kirchnerismo que busca sobrevivir luego del próximo año, como si tuviera una enfermedad contagiosa; su ausencia en la mayoría de los actos oficiales; la ultralimitación de su rol institucional, cuando no está encerrado en su despacho debe soportar estoico los pedidos opositores de renuncia lanzados a su cara en el recinto del Senado.
Con su ticket a juicio oral en mano (ver aparte), Boudou regresó anoche de Perú, donde participó de una convención de cambio climática auspiciada por Naciones Unidas. Era su primer reemplazo de Cristina Kirchner en meses. Incluso había sido aliviado de esa función protocolar en los actos domésticos por el jefe de Gabinete Jorge Capitanich. Lo habían escondido abajo de la alfombra.
En el proceso, perdidas las esperanzas sucesorias y hasta las de extender su carrera política más allá del 2015, cerca suyo comenzaron a admitir la posibilidad de ser espectadores del fin del mandato presidencial fuera del Gobierno. "Esto es día a día", resumen en su oficina las proyecciones a futuro.
Con cierto respaldo oficial, cada vez menos férreo y más disimulado, escondido en gestos, incomunicado de la Casa Rosada, la suerte de Boudou se resetea cada medianoche. Ante cada revés judicial, la incertidumbre se apodera del Vice. "Hasta ahora Cristina lo apoya pero le será muy difícil hacerlo en la campaña", auguran en la Casa Rosada. Boudou no es ajeno al pronóstico. Los dos principales contendientes de la interna kirchnerista, Daniel Scioli y Florencio Randazzo, prefieren tenerlo lejos. Temen un eventual show judicial con denuncias de corrupción mientras tratan de vender al electorado las bondades del modelo.
"Todo depende del clima económico. Si el 2015 se complica, lo de Amado va a ser indisimulable en la campaña", es el peor escenario para el Vice que pronostican en Balcarce 50.
En el Senado prometen lealtad hasta el final. "No va a mostrarse en TN como un arrepentido", repiten sus allegados, seguros de que la propia Jefa de Estado confía en ello. La paradoja: amenazar con convertirse en un nuevo Mario Pontaquarto es lo único que podría sostenerlo institucionalmente en medio de un temporal judicial. "Van por Amado para luego ir por la Presidenta", es el análisis temeroso oficial. Cristina Kirchner ya es investigada por el juez Claudio Bonadio. La defensa ultra-K es culpar a las corporaciones de la desgracia judicial de Boudou, por haber decretado el fin de las AFJP. En cambio, el peronismo, que no lo considera uno propio, esquiva cualquier respaldo.
Y cada estocada judicial renueva los reproches opositores. En medio del coro de críticas, ayer desde el PRO adelantaron que presentarán "una ampliación al pedido de juicio político" en su contra.













