

La Copa Libertadores, a lo largo de la historia, fue un torneo traumático para Racing, que lleva 56 años sin conquistar América. Pero aunque los brasileños sean los principales candidatos a quedarse con la corriente edición por presupuesto y jerarquía en sus planteles, la Academia sueña con ser protagonista. Al menos hasta el momento, nadie puede robarle la ilusión, y menos después del agónico triunfo de esta noche (3-2) ante un modesto Aucas que complicó.
En la primera mitad, el conjunto de Avellaneda mostró su mejor versión. En diferentes tramos se asemejó a aquel equipo avasallante del semestre pasado, en el que imponía condiciones y ponía a su oponente contra las cuerdas. Esa superioridad en el rendimiento quedó reflejada en el marcador, contemplando que se fue al descanso con una ventaja de dos goles: Maximiliano Romero y Juan Nardoni fueron los autores de las conquistas del local.
Para confirmar que en el fútbol los partidos recién se resuelven con el pitazo final, el combinado ecuatoriano tuvo una reacción impensada que dejó atónitos a los aficionados racinguistas. Con tantos de Erick Castillo y Luis Cangá, la visita alcanzó la igualdad transitoria. Pero a cuatro del final, cuando los dirigidos por Fernando Gago eran un manojo de nervios, encontró la solución de una forma increíble: Wilker Ángel, en contra, le dio el triunfo a Racing.
Con este resultado, el conjunto argentino alcanzó las seis unidades en dos encuentros disputados, por lo que lidera en soledad el Grupo A. En tanto, Flamengo y Aucas tienen 0; Ñublense, por ahora, no sumó puntos.













