

Se jugaron los primeros 90 minutos y fue empate. El trámite fue parejo, quizá el resultado justo, aunque la localía y el azar de ir ganando dos veces, deja un sabor amargo a Boca, que empató con River en la Bombonera 2 a 2, en el primer partido de los dos que conformarán la súper final de la Copa Libertadores.
El partido arrancó mejor para River, quien organizaba ataques más organizados, basados en un dominio del juego, al punto que en forma muy temprana Agustín Rossi, arquero de Boca, se convirtió en figura. Fueron, en pocos minutos, un tiro libre, dos cabezazos y un remate desde adentro del área los que tapó el portero xeneixe. Sin embargo, Boca emparejó, obligó a River a retrasarse y perder ímpetu ofensivo y fue el encargado de abrir el marcador, con un gol de Ramón Avila, quien venció las manos del seguro Armani, luego de romperle las manos en un primer intento.
Duró un suspiro. Quizá la cara tensa de Guillermo mientras sus jugadores festejaban, temiendo alguna distracción tras el desahogo, hubieran podido hacer presagiar lo que vino después: no habían pasado 30 segundos cuando una pelota larga, mal dominada por un defensor boquense, terminó en los pies de Prato, que no perdonó a Rossi.
Fue un shock para Boca, que igual siguió en la sintonía que lo llevó al primer gol. Y Benedetto, la carta clave del banco de Boca en los ultimos dos partidos, en la cancha antes de lo previsto por lesión de Pavón, volvió a anotarse en el arco rival, con un cabezazo hacia atrás tras conectar un tiro libre frontal, pésimamente defendido por River y que mostró que Armani también es humano.
Esta vez Boca no se dejó sorprender y, aunque sin atrasarse, no rifó el triunfo parcial y se fue victorioso al vestuario. El segundo tiempo encontró a Boca más animado para ir por más, parado más adelante, buscando conectar a sus líneas en plan ofensivo, pero el que encontró el gol, el del empate definitivo, fue River. Un envío largo, casi desde la mitad de la cancha, del Pity Martínez, con comba, muy bien pateado, encontró la cabeza, no de Prato, sino de Izquierdoz, en contra, para igualar el juego.
El resto del partido mostró a Boca con más ímpetu, empujando, sin avasallar a River, pero metiéndolo en su campo. Y fue hacia el final cuando se registró la jugada que, por 13 días, hasta el sábado 24, los hinchas de Boca recordarán, cuando Tevez dejó a Benedetto mano a mano con Armani, quien con los pies salvó a River.
Lluvia y suspensión
Esta final, que estaba prevista para el sábado a las 17 y fue postergada por lluvia para hoy a las 16, se confirmó recién esta mañana a las 11 con un tuit de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) después de la recorrida que Tobar hizo por el campo de juego de La Bombonera.
Debido a la suspensión determinada ayer, muchos hinchas llegados del interior, que por razones geográficas no pudieron regresar a sus hogares, permanecieron toda la noche en plazas cercanas al estadio. El club les cedió un quincho en el predio de Casa Amarilla para que pudieron comer en el lugar y refugiarse en los momentos de lluvias más intensas.
El más caro
Boca y River protagonizaron hoy, a su vez, el partido más caro de la historia del fútbol argentino.
Nunca una localidad para un partido con equipos argentinos involucrados alcanzó los u$s 5000 ($ 180.000) como ocurrió en esta ocasión en uno de los sitios internacionales de compra y venta entre terceros. Se trata de un hecho inédito lógicamente, como este partido.
Por otra parte, el campeón se hará acreedor al premio más alto que haya pagado la Conmebol en toda su historia. Es que el ente que rige el fútbol sudamericano repartirá u$s 4,9 millones más que en la edición 2017, duplicando la cifra para el vencedor, que de u$s 3 millones, pasará a u$s 6 millones. El subcampeón también se llevará el doble que en la edición anterior, pues de u$s 1.500.000 pasará a cobrar u$s 3.000.000. En total, el que se coroné terminará sumando casi u$s 11 millones.














