Si hay una razón por la cual en un país como la Argentina cuesta tanto erradicar la inflación, es porque muchos de sus protagonistas aprendieron a vivir a costa de ella. La lista la encabeza el Estado, que puede recoger pesos de dos herramientas caudalosas: la emisión monetaria y la recaudación atada a los precios. Pero la fórmula que funciona cuando la marea inflacionaria es alta (siempre y cuando no se descontrole y habilite el riesgo de una híper), se vuelve una complicación cuando se produce el ciclo inverso. Por eso la ecuación que Sergio Massa tiene que resolver para 2023 es más difícil que la del año que se fue. Para empezar, Massa se comprometió a contener el financiamiento al Tesoro vía adelantos transitorios, para que no supere 0,6% del PBI, sobre un déficit total de 1,9% del PBI. Y si además consigue llevar la inflación mensual a un andarivel de 3% (su objetivo para el mes de abril) el impacto se verá de inmediato en las cuentas de la AFIP, que tendrá menos ingresos nominales. Todo el gasto corriente deberá adecuarse a este nuevo contexto, y no solo los subsidios económicos. El gasto social también, como ya lo muestra la auditoria de los planes Potenciar Trabajo. Y más aún cuando haya que pagar jubilaciones -más altas- ajustadas por la por la inflación pasada, situación que tensionará el Presupuesto al menos seis meses. En conclusión, el éxito de Massa con la inflación potenciaría los problemas de Massa con el financiamiento del déficit. El Gobierno está haciendo cálculos de todo tipo y color para buscar ingresos. Por empezar, porque hay sectores que esperan que la billetera del Estado haga algún aporte para "aceitar" la coyuntura. Es el caso de los gremios, que ven difícil firmar paritarias de 60% después de haber superado 100% en el 2022. El campo también espera que haya algún gesto que permita mitigar el impacto de la sequía, ya sea vía menores retenciones o con otro tipo de asistencia impositiva (restando anticipos extraordinarios de Ganancias, por ejemplo). La necesidad de sumar ingresos también la creó el fallo de la Corte a favor de la Ciudad por la coparticipación. El equipo económico ya tiene vistas un par de opciones (la menos problemática es incrementar una alícuota del impuesto al juego) por si le toca depositar efectivo. Por eso Massa busca ser lo más neutral posible en esa pelea. A la Casa Blanca (por ende, al Fondo y a Wall Street) no le gusta el bombardeo sobre la Corte y así lo transmitió el ministro. No obstante, mientras la pelea se encuentre en un limbo político, se ahorrará pesos o bonos. Algo es algo.