Que la Argentina tiene serias dificultades para acumular reservas internacionales en su Banco Central no es novedad. Estos trances son coyunturales y también estructurales. Muchas de las dificultades reflejadas en las cuentas externas tienen su origen en cuestiones domésticas. A su vez, la presencia de una restricción externa condiciona e influye sobre el accionar local. La buena noticia sería encontrar opciones para superar las dificultades de la forma menos conflictiva y disruptiva posibles. Los efectos de la sequía sobre la campaña agrícola 2022/23 son significativos. Se calcula entre USD 15 y 20 mil millones menos de exportaciones, sobre un total de USD 90 mil millones del año pasado. Además, si el BCRA compra y vende divisas a un precio relativamente bajo (tipo de cambio apreciado) es difícil que termine acumulando divisas. Establecer tipos de cambio especiales puede posibilitar impulsar mayores reservas, aunque su aplicación tiene limitaciones. Es muy probable que la sequía no se repita en el año próximo y adicionalmente el saldo de la balanza comercial debe mejorar por mayores ventas al exterior de productos energéticos, de la minería y agro industriales. Financiar el faltante temporal de divisas desde el sector público es sumamente difícil; ese acceso está casi vedado. No hay mayor disponibilidad de crédito voluntario en el mercado internacional de capitales para el Tesoro Nacional y recurrir exitosamente al FMI para financiar un shock temporario externo, lo que entraría en la esencia del rol previsto en la creación del organismo, no parece viable. Argentina tiene una utilización extraordinariamente alta de los recursos del FMI; 10 veces su cuota cuando, en general, la relación tradicional de asistencia es de 3. La utilización de otras fuentes de financiamiento ayudaría, pero no llegaría a compensar en su totalidad los efectos de la sequía en 2023. Entre estas opciones se pueden mencionar la liquidez para pagos comerciales de las líneas acordadas con el Banco Popular de China y de fuentes oficiales de otros países, la aceleración de desembolsos de bancos multilaterales y también forzar establecer regulaciones que induzcan el financiamiento de origen externo de transacciones del sector privado. Hoy el BCRA cuenta con alguna liquidez superior al monto definido como "reservas internacionales netas" También se venimos arrastrando desequilibrios de precios relativos, fiscal y monetarios. Además, no se puede ignorar un ambiente de tensiones sociales que hacen más complejas la implementación de soluciones. Pero, una atención y resolución errática e insuficiente de los desafíos añadiría a incertidumbres sobre la factibilidad de la resolución de éstos. En un ambiente frágil, incluso una comunicación confusa puede derivar en el incremento de la vulnerabilidad a cambios adversos en circunstancias no controlables. Si observamos la evolución de los volúmenes exportados, despejando las fluctuaciones de precios, aparece una dinámica de envíos al exterior inferior a la de las importaciones. Hubo saltos discretos por la aplicación de tecnologías que ampliaron las fronteras de producción. Hacia el futuro, también se prevé la incorporación de diversos. Sin embargo, la fuerte dominancia de dificultades coyunturales macro-económicas-políticas está afectando adversamente y de manera cada vez más importante, la competitividad y el desarrollo de ese potencial. En paralelo, hay indicios de una creciente incidencia de actividades "no tradicionales", particularmente servicios exportables, que no están capturadas en las estadísticas oficiales. Aun así, ello se trasluce en deslucidas perspectivas de crecimiento agregado y desequilibrios en el mediano y largo plazo que, junto con salidas o menores influjos de capitales, afectan la estabilidad de la moneda local en el corto plazo. Parecería ser que en Argentina, en más de una circunstancia, cumplir con los requisitos de operar bajo la formalidad se paga con pérdidas de competitividad internacional y menor productividad en general. A su vez, esto forma parte de un ciclo de creciente fricciones en las relaciones sociales y económicas dentro del país, con conductas que buscan ventajas individuales dentro de un sistema de asignación de ingresos discrecional, pero que no ofrece condiciones para mayores mejoras colectivas. Si bien, en general, se mantuvo un cierto superávit comercial externo más allá de las cuestiones climáticas u otras circunstancias adversas, hay que mirar lo reflejado en la cuenta capital del balance de pagos para tener una explicación completa de la evolución de las reservas internacionales. Aparecen, entonces, momentos en que el Estado Nacional recurre al uso de su crédito internacional para fondear su déficit fiscal y con ello, además, mitigar la inflación mediante la apreciación de la moneda local y en otros, se busca compensar salidas de fondos que, entre otras señales, anticipan una depreciación de la moneda local ante la reversión de ese ciclo. Particularmente, estos fenómenos vienen asociados con percepciones de un elevado "riesgo país" que se combina con una historia de quiebre de contratos, cuestiones de jurisdicción para resolución de conflictos y una deteriorada confianza en la moneda. En definitiva, se puede comprar tiempo, pero a un costo no menor. Además de estar en una situación especialmente vulnerable, aparecen señales erráticas de dirección a seguir sin terminar de plasmar formas concretas de salidas sostenibles a los problemas existentes. Varias veces se presentan salidas parciales que no necesariamente se condicen con un armado integral sostenible. El camino a seguir implica generar e implementar decisiones que, identificadas las dificultades, den un marco provisto por el Estado que abran oportunidades a personas físicas y jurídicas dentro de reglas estables -jurídicas y con basamento económico-. La transición desde la forma actual es compleja pero tiene beneficios derivados-incluyendo los flujos de inversión asociados a ingresos de divisas asumiendo los riesgos- de manera de ir absorbiendo los costos asociados a la corrección de las distorsiones, impedimentos y faltantes existentes.