Los que pujan por hacer de La Libertad Avanza un ámbito propio pero nunca estuvieron en sus orígenes, todos los días se llevan una nueva decepción. Nunca terminaron de recibirse de “locos” u “originarios”, mucho menos de “libertarios”, y eso los complica en los análisis y las conversaciones que tienen con sus ahora aliados estratégicos.

Todos transitamos con un puntito rojo acá en la frente… Nadie sabe por qué te tiran pero tampoco por qué no lo hacen. No hay una lógica ni en el premio ni en el castigo”, le confesó hace unos días un meticuloso funcionario que aún transita en la Casa Rosada y que tiene acceso directo con el primer piso en el que está El Jefe Karina Milei.

El mundo libertario hace de cada fiesta o cumpleaños una pelea familiar. Sucedió luego del categórico triunfo del 26 de octubre, en la que al final de la semana terminó renunciando el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el Ministro del Interior, autores materiales de la primera juntada de los gobernadores con el presidente Javier Milei.

Esta semana, todo estaba dado para que Diego Santilli asumiera en reemplazo de Lisandro Catalán al frente de Interior. Sin embargo, horas antes que jurara, ya le habían birlado dos áreas claves como Renaper y Migraciones. Otra vez lío, por más que Santilli, fiel a su estilo, procastina cualquier enojo porque siempre presume que lo puede acomodar o el tiempo termina haciendo ese trabajo. Un “milagro” lo llevó al triunfo en la Provincia por dos veces consecutivas, ¿por qué no seguir creyendo?

Sin embargo, el nuevo funcionario fue “pelado” dos veces en quince días. La primera vez había sido la semana previa a la elección nacional cuando quisieron relacionarlo con el otro calvo al cual no pudieron borrar de la boleta, José Luis Espert. La segunda vez fue el martes, quitándole organismos centrales en el organigrama de su Ministerio.

Prensa Casa Rosada

Todos están a prueba, casi de la misma manera que el beduino lo está a la hora de negociar con su camello en el medio del desierto. Diego Valenzuela sufrió su candidatura provincial al estar encorsetado por los dictámenes y los candidatos impuestos desde la Casa Rosada. Santilli siempre se quejaba que no lo dejaban hablar hasta que quedó al tope de la lista de manera virtual. Cristian Ritondo y Guillermo Montenegro se pusieron la campera violeta sin tener ninguna recompensa política de por medio y, por lo que se ve, tampoco para el futuro. Hasta Patricia Bullrich, reconocida ministra y galardonada electoralmente en la Ciudad de Buenos Aires, inmediatamente tomó nota que siempre iba a estar bajo la mirada atenta y poco empática de El Jefe.

Nadie sabe cómo, desde hace una semana, se alienta a Manuel Adorni como jefe de Gobierno para transformar a la ministra en futura candidata a vice. El espejo de Victoria Villarruel está frente suyo y lo tendrá que contemplar cotidianamente desde el 10 de diciembre.

Un diván para los expresidentes

Mauricio Macri volvió a toparse con la misma piedra tras su última reunión con Milei. El expresidente siempre vio al actual mandatario como un sucesor al cual él podría manejar, mejorar y pulir para que haga los cambios que él reconoció no se animó a ejecutar en su mandato.

El actual jefe de Estado nunca fue jefe en ningún lado, de ahí que se desentienda de esa responsabilidad y diga, siempre, que su hermana lo es. Macri no entiende cómo se pueden rebelar ante su opinión o deseo, si eso jamás ocurrió.

El mismo caso de diván tiene Cristina Kirchner con respecto de su antiguo pupilo Axel Kicillof, a quien forjó para que hiciera todo lo que ella quería. Primero fue su ministro. Luego lo ungió como gobernador por encima de cualquier otro candidato, inclusive Martín Insaurralde, el propuesto inicialmente por Máximo Kirchner.

La expresidenta, inhabilitada para ejercer cargo público y obligada a salir en una camarita dos veces por semana para explicar su participación en la causa de los Cuadernos, se va enterando diariamente cómo disminuye su poder de convicción y su palabra no se expande mucho más de su domiciliaria de San José 1111.

Su único heredero político, Máximo Kirchner, lucha contra esta realidad con todos los complejos que tiene ser el heredero natural de un imperio que jamás disfrutó.

<div class="migrated-promo-image__description"><div class="migrated-promo-image__source">Fuente: Télam</div></div>
Fuente: Télam
Fuente: Télam

Primero se lo dieron a Alberto Fernández como presidente de la Nación, y esa transición, que debía terminar reemplazado por el joven Kirchner, finalizó dramáticamente. Tampoco pudo imponer condiciones sobre lo que pasaba en la Provincia de Buenos Aires, en la que él pretendió presidir el PJ para luego transformarse en gobernador. Siempre pasó algo que lo marginó del plan.

En este último de los casos fue Axel Kicillof, producto creado por la jefa del cristinismo pero que tomó vida propia en 2021, cuando tras la derrota electoral de aquel año vio como venían por él cuando le intervinieron la gestión y pusieron a Martín Insaurralde por Carlos “Carli” Bianco.

El gobernador bonaerense radicalizó su intransigencia desde el año pasado cuando tomó nota que nunca iba a conseguir ser considerado un par por sus aliados del actual Fuerza Patria.

Y a diferencia de aquel momento, donde fracasó su intento de tener un presupuesto y un endeudamiento que le permitiese trabajar con alguna mínima previsibilidad económica, quizás en diez días tenga la posibilidad de ver cómo la misma legislatura que trabó todo hace doce meses ahora habilita sus proyectos sin tener derecho a reclamar nada.