

Se ha dicho muchas veces. Demasiadas podrían pensarse como para que este ya demasiado prolongado déjà vu pueda seguir conmoviendo. Y aún así lo sigue haciendo. Es que la desigualdad de género, puesta en números concretos, visibilizada a través de rostros reales y percibida a través de las historias de vida de quienes la padecen día a día todavía en pleno siglo XX, no puede ya dejar impasible a nadie.
Es sabido: las mujeres son las que sufren los mayores niveles de desempleo y precarización laboral. De acuerdo con la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género del ministerio de Economía de la Argentina, las mujeres ganan en promedio un 29% menos que sus pares varones, brecha que se amplía al 35,6% en la informalidad. Mientras que la mitad de quienes no consiguen empleo son jóvenes de hasta 29 años y, entre esas personas, son las mujeres quienes enfrentan las tasas más altas de desocupación de toda la economía con un 23%. Esta situación se agrava entre las mujeres trans y otras diversidades de género [i].
La pandemia no hizo más que profundizar estas inequidades. Y en tiempos de crisis, atacar estos frentes es, además de un imperativo moral, uno de los motores de la anhelada reactivación económica.
Así lo advirtió la ONU: la igualdad de género no es solamente un derecho básico humano, sino que alcanzarla tiene profundas consecuencias socioeconómicas. El empoderamiento de las mujeres impulsa economías prósperas y estimula la productividad y el crecimiento[ii].
El 55% de quienes formamos parte de Coca-Cola en América Latina somos mujeres sin embargo la representación femenina en los puestos de decisión de la mayoría de las organizaciones aún es una deuda pendiente en gran parte del mundo, hoy de las 500 empresas más importantes del planeta únicamente el 7% es liderada por mujeres. Y en Coca-Cola queremos transformar esa realidad y nos planteamos el desafío que el 50% de los puestos de liderazgo en Latinoamérica esté ocupado por mujeres al 2030. Y para lograr nuestra visión necesitamos sumarnos todos hombres y mujeres, trabajando como un equipo en lo laboral pero también en lo familiar para hacer cambios fundamentales que nos lleven a un sistema igualitario.
Estoy convencida que en la diversidad está la riqueza de pensamiento y la innovación que requerimos para alcanzar nuestros objetivos futuros siempre con una mentalidad ágil promoviendo el avance y aprendizaje en lugar de buscar la perfección.
Como Compañía no solo aspiramos a reflejar la diversidad de las comunidades en las que trabajamos, sino que también buscamos liderar y defender activamente un mejor futuro compartido.
Por eso celebramos la diversidad, la inclusión y la igualdad y nuestro compromiso se refleja fielmente en la cultura laboral que promovemos, en las asociaciones comunitarias que estrechamos y en las prácticas comerciales que estimulamos.
Creemos firmemente que tenemos el deber de luchar por una mayor justicia y equidad, tanto dentro de nuestra propia empresa como en toda América Latina y la sociedad. Y estamos decididos a hacerlo junto a todos quienes comparten estos valores y convicciones. Porque sabemos que juntos podemos, y debemos, construir un futuro mejor para todos.
[i]Las brechas de género en la Argentina. Estado de situación y desafíos.













