

Fernando Niembro no aguantó más. Golpeado y deprimido por la revelación de los contratos millonarios que su empresa había tenido con el gobierno porteño, decidió renunciar a su postulación como candidato a diputado por el frente Cambiemos.
Hoy se lo comunicó a la mesa chica del PRO y Mauricio Macri, de gira en el interior, aceptó el paso al costado.
En rigor, el macrismo estaba esperando "un gesto ético" del cronista deportivo. El escándalo los había sumido en un estado de parálisis y confusión y los principales cerebros del espacio ya habían llegado a la conclusión de que el desgaste que el tema le produce día a día a la campaña presidencial de su jefe politico es monumental.
La estrategia ideada tras el shock inicial para sostener al postulante y desviar el eje de atención con propuestas no había dado resultado. Y las críticas de los diarios no oficialistas había invalidado el argumento macrista de que la denuncia es una campaña sucia de los medios K.
Había que sacar el tema de agenda.
Pero habían decidido no pedirle oficialmente la renuncia a Niembro: hacerlo implicaba reconocer que hubo una situación irregular por parte del Gobierno porteño en la adjudicación de esos contratos.
Su salida de escena –que llevará como cabeza de la lista a Silvia Lospennato, que hasta ahora era segunda- será explicada como
una decisión personal para evitarle un daño mayor al PRO
y no como un reconocimiento de un delito. Está claro que
el macrismo continuará sosteniendo que no hubo irregularidades
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