

Cuando muchos hablamos sobre la posibilidad de una hiperinflación en Argentina, no estamos diciendo que se repetiría la experiencia de 1989 o incluso la de 1990 en cuanto a intensidad en la variación de los precios. Para aclarar la discusión podríamos definir a una hiperinflación mediante la observación de algunos fenómenos tales como:
- Aceleración inflacionaria por tres meses consecutivos que dupliquen o tripliquen la media observada hasta el presente
- Corte de la cadena de pagos
- Disminución o eliminación abrupta del crédito comercial
- Indeterminación de precios de algunos bienes
- Retracción de oferta de bienes (faltantes en comercios)
- Derrumbe de la demanda de pesos.
Una vez definido el marco conceptual al que nos referiremos resulta importante analizar el impacto de las estabilizaciones temporarias sobre la tasa de inflación de equilibrio de la economía.
Lejos de toda duda, podemos afirmar que el llamado Plan Sandleris ha fracasado, tanto en su versión original como en su modificación cosmética de febrero-marzo del corriente año, demostrando ser un intento transitorio de estabilización con altísimos costos.
La regla monetaria establecida por el Banco Central no fue suficiente para contener la inestabilidad del mercado de cambios y ha sido poco efectiva para disminuir en forma permanente la tasa de inflación.
Tanto la primera versión del plan desarrollada entre octubre y marzo de 2019, como su segundo intento de estabilizar ejecutado desde abril a agosto de 2019 solo dejaron en evidencia que las estabilizaciones transitorias determinan senderos de tasa de inflación, tasa de interés y tasa de devaluación creciente.
Todavía queda determinar el impacto residual que dicho intento de estabilización se trasmitirá a los precios en los próximos meses, pero todo parece indicar que terminaremos el 2019 con una tasa de inflación mayor a la registrada el año pasado. Una simulación ubicaría a la tasa de inflación de diciembre en torno al 60%.

La persistencia en el uso de la misma herramienta deja en evidencia que el período “creíble del intento de estabilización se acorta con cada intento. El plan Sandleris I tuvo una duración de 7 meses hasta la primera corrección monetaria. Durante ese período solo 4 meses estuvieron caracterizados por recuperación transitoria de la credibilidad ya que el ciclo de caída de tasas de interés continuó hasta el cuarto mes desde su implementación. Por otro lado, el nombrado Plan Sandleris II solo tuvo 3 meses de caída de la tasa de política monetaria hasta el colapso del peso del pasado 12 de agosto.
Este hecho dio por terminado el plan de estabilización al quebrar el tipo de cambio nominal la banda superior establecida por la autoridad monetaria. En conclusión, el segundo intento de estabilización duró solo 3.5 meses dejando para el futuro cercano una aceleración inflacionaria.

De la comparación de los dos intentos de estabilización y de sus características técnicas, podemos inferir algunos hechos estilizados:
- Aceleración de la tasa de inflación a niveles superiores a los observados en el pasado e iniciando del camino a un descontrol de precios.
- Aumento de la tasa de interés de la economía que reducen la efectividad del instrumento para contrarrestar saltos cambiarios
- Devaluaciones constantes y cada vez más frecuentes de la moneda nacional
- Inicio de un lento drenaje de depósitos en dólares que podría preocupar en el futuro cercano.
- Debilitamiento del Sistema Financiero al aumentar el grado de exposición de los bancos a la tenencia de Leliqs, generando sensación de pánico por un posible colapso bancario.

El episodio cambiario del lunes posterior a la elección terminó con las bandas de flotación establecidas por el BCRA demostrando la debilidad del esquema de estabilización.
El nuevo ministro de Economía, junto al Presidente del Banco Central parecen no comprender que la persistencia en los errores del pasado solo nos llevará inexorablemente a una inflación mayor y a más inestabilidad económica.













