El 10 abril es el Día Mundial de la Ciencia y la Tecnología, y un buen momento para revisar cuál es el estado de situación en nuestro país.

En términos generales se podría decir que tenemos grandes ventajas y, por otro lado, grandes desventajas frente a otros países.

En cuanto a las primeras, las mismas tienen que ver con que, en primer lugar, tenemos talento humano de calidad y en cantidad, algo no tan fácil de conseguir en otros países. En este sentido, no nos olvidemos de que en nuestro país contamos con educación pública, que otorga la oportunidad de capacitación en carreras alineadas con el desarrollo científico y tecnológico, facilitando el acceso a profesionalización de alta calidad accesible a gran parte de la población, recurso con el que no se cuenta en otros lugares de manera gratuita.

Por otro lado, la segunda ventaja tiene que ver con los beneficios impositivos que se facilitan a las empresas relacionadas a la ciencia y la tecnología. Según el tipo de actividad que realiza se pueden contar con reducciones muy significativas en materia de impuesto a las ganancias o incluso créditos fiscales para computar en el pago de IVA. Esto sin dudas marca una diferencia para aquellas empresas pequeñas y medianas, así como también para los profesionales independientes.

Paralelamente en detrimento con estos impulsos a la industria, nuestro país se ve afectado principalmente porque muchos de los insumos que se utilizan para construir nuevos productos y servicios son aquellos que se contratan o se adquieren en el extranjero; muchos de ellos son digitales y en nuestro país poder importar un servicio es algo realmente difícil.

Existen variedad de trabas y, finalmente en muchos casos directamente no se pueden realizar dichas importaciones, ya sea por la costosa carga impositiva o bien por la burocracia que ello implica. Mientras que en otros países es tan fácil como hacer una transferencia bancaria desde un homebanking con un click de distancia entre el producto y el comprador, recibiendo el insumo en dos días hábiles.

En Argentina lo más probable es que cualquier producto que compremos quede retenido en la aduana, sumando que para adquirir un insumo de u$s 80 se solicita contratar a un despachante de aduana, servicio que sale alrededor de u$s 600 más IVA, y no se habilita el ingreso de más de tres productos iguales ya que se considera que se compran para reventa.

La otra desventaja que tenemos no tiene que ver específicamente con la ciencia de la tecnología, sino con todas las pequeñas industrias de nuestro país en general, incluso emprendedores, y es la carencia de línea de crédito. No hay en la Argentina acceso a la financiación y al crédito para emprendedores ni Pymes. La carente oferta que existe es ridículamente escasa y sus montos irrisorios para acceso a materiales que cotizan en dólares.

La tercera barrera que podemos tener en cuenta se refiere a la contratación de talento humano: es muy difícil en nuestro país contratar personas debido a la altísima carga impositiva que ello implica, sumado a que los grandes talentos son por lo general absorbidos por empresas internacionales que pagan en dólares y el mercado local queda fuera de la competencia en relación a los salarios que se pueden ofrecer.

En conclusión, la Argentina cuenta con grandes valores, con una fuente inagotable de talento, pero para que la industria de la ciencia y la tecnología realmente pueda desarrollarse y crecer es necesario e imperioso que se implementen políticas publicas apuntadas a la obtención de créditos para las pequeñas empresas y desarrolladores; así como también reducciones en cargas impositivas laborales para poder retener a nuestros talentos trabajando para el crecimiento de nuestro país.