

No tiene que ver de manera directa con lo que se discute en el G20, pero la decisión de EE.UU. de reabrir su mercado de carnes a la Argentina, es sin duda una de las mejores novedades que puede haber recibido Mauricio Macri en la previa de esta cumbre global. La decisión, comunicada apenas cuatro días antes de que arribe Donald Trump a Buenos Aires, revela que la Casa Blanca no tiene nada librado al azar. Se trata de un gesto para el país anfitrión, largamente esperado por los productores rurales y la industria frigorífica. Se suma a otra señal positiva del día, el visto bueno del FMI al próximo desembolso de u$s 7600 millones
Trump podría haber dejado la solución para la carne como anuncio central de su visita (hubiese sido un buen broche, considerando lo que representa la exportación de carne para un país agroganadero como la Argentina) pero prefirió anticiparlo. Significa que puede haber otros contenidos a destacar en el diálogo cara a cara que ambos mandatarios tendrán el viernes: una promesa reciente que recibieron los funcionarios locales es la revisión de los aranceles fijados por Estados Unidos al biodiésel argentino.
La aprobación del FMI, que llegó unas horas antes, también es una muestra del alineamiento que existe hoy entre Washington y la Casa Blanca. La ampliación del crédito que concedió el Fondo no hubiese sido posible sin el respaldo explícito de EE.UU. Sus técnicos felicitaron a los funcionarios de Hacienda y el BCRA por la ejecución estricta del plan, que tras ese mensaje dejaron saltar al dólar sin inmutarse (para dejarlo acomodar a las devaluaciones de gran parte de las monedas emergentes). El mundo no parece ser neutral con Macri.














