¡Argentina campeón del mundo! Al menos el fútbol le dio una alegría a un pueblo que tuvo un diciembre feliz. En un país futbolero, no es lo mismo salir Campeón del Mundo, que volverse en primera ronda o directamente no clasificar para el Mundial. Y esta Selección lo hizo. Con el mejor jugador del fútbol del mundo, que levantó en Qatar, la copa que le faltaba. El Messi de este Mundial fue el Messi que reclamaba la gente. Messi no le debía nada a los argentinos, pero seguro Messi se lo debía a sí mismo. Cuando en 2014 Messi fue subcampeón del Mundo en Brasil y además elegido el mejor jugador del torneo, casi rechaza el premio: sintió que no lo merecía aunque el galardón fue justo. Pero este Messi fue un verdadero líder dentro y fuera de la cancha. A su técnica y a su competitividad le agregó ese liderazgo que lo distinguió en esta copa. Del otro lado, millones de argentinos que durante el último mes, pero sobre todo ayer, lograron ponerse de acuerdo y sintieron que la Argentina era un solo país, que todos eran iguales y que la única bandera era la celeste y blanca. Claro que para llegar a ser Campeones del Mundo el camino no fue fácil. El primer partido se perdió contra uno de los rivales más flojos del torneo: Arabia Saudita. Luego llegó el turno de México y más tarde Polonia. Se ganaron bien esos partidos y en octavos le tocó Australia. El mejor rival posible aunque Argentina ganó con lo justo. Países Bajos fue la primera prueba fuerte. Ganó la Selección por penales y luego pasó Croacia, un equipo que a pesar de contar con figuras como Modric y Gvardiol, fue inferior a la Argentina. Pero todo el preámbulo para llegar a la final. La final con Francia, el campeón de 2018, el que a pesar de contar con varios lesionados se dio el lujo de llegar al partido decisivo. La final fue para el infarto. Fue una final que colabora con el mito argentino, ese que dice que estamos condenados a sufrir para después gozar. En el primer tiempo la Argentina jugó, tal vez, el mejor medio tiempo de los últimos mundiales. Esa casi perfección obligó al técnico francés Didier Deschamps, campeón del mundo como jugador y como DT, a realizar dos cambios antes del entretiempo. Francia perdía 2 a 0 y parecía no tener reacción. Pero en el segundo tiempo Francia empató. En el alargue, otro empate, y en los penales el Dibu Martínez se convirtió en héroe y Argentina salió campeón. Mañana volverán a estar presentes los problemas argentinos cotidianos: los económicos y los políticos. Pero, sinceramente hoy ¿quién le quita la alegría colectiva al pueblo? Tal vez, lo que se vio en las plazas, en el obelisco y en cada rincón del país, sirva como mensaje: la unión es mejor que la grieta.