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Hay tres aspectos cruciales en materia de recaudación tributaria, nivel, estructura y distribución entre niveles de gobierno. Están obviamente relacionados con el nivel de gasto público y con la distribución de responsabilidades entre niveles de gobierno.
A nivel de gobierno provincial, la capacidad efectiva de gasto público financiada tanto con tributos nacionales como provinciales, es un indicador que sintetiza la integración de todos los aspectos. En efecto, resulta interesante analizar los cambios acontecidos en los últimos años, tanto en el nivel real de capacidad del conjunto de provincias y de CABA, como en el grado de dispersión entre las 24 jurisdicciones.
En un reciente estudio de IARAF, se analizó la capacidad efectiva de gasto público originada en la recaudación tributaria propia, en los ingresos por regalías y en las transferencias no automáticas y automáticas de la Nación, de los años 2010 y 2024.
Los resultados obtenidos indican que el consolidado de 24 jurisdicciones experimentó una reducción del 9,8% de la capacidad de gasto real por habitante, reflejando un deterioro generalizado de los recursos disponibles para la prestación de bienes públicos. Solo Neuquén y CABA lograron incrementar su capacidad de gasto en el período. En el otro extremo, en Santa Cruz y La Rioja, las caídas superaron el 30%.

La incidencia de los recursos nacionales y de los recursos propios
Del estudio se desprende que la caída de los recursos nacionales explicó buena parte de la caída de la capacidad de gasto por habitante, por lo tanto, resulta relevante la distinción entre recursos nacionales automáticos y no automáticos.
Las transferencias automáticas por habitante crecieron un 5% entre ambos años, con 10 jurisdicciones con saldo positivo y 14 con saldo negativo.
Por otro lado, las transferencias no automáticas nacionales por habitante tuvieron una caída real del 86%, siendo CABA la única con un aumento real del 238%. Para ilustrar la importancia de la caída de los recursos no automáticos, puede afirmarse que si se consideran todos los componentes, excepto las transferencias no automáticas, la capacidad de gasto crece en 17 jurisdicciones del país, concretamente en Neuquén, CABA, Misiones, Chaco, Formosa, La Rioja, Buenos Aires, La Pampa, Jujuy, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Catamarca, Salta, Mendoza, Corrientes y Tucumán.
En paralelo, se registró un aumento de la importancia del impuesto provincial a los Ingresos Brutos (IIBB) dentro de la capacidad total de gasto. Este impuesto se consolidó como la principal fuente aportante de ingresos extras de las provincias, ya que creció un 23% en términos reales. Su creciente protagonismo implica una estructura tributaria provincial más distorsiva y más regresiva

Aumento del grado de correspondencia fiscal en la mayoría de jurisdicciones
Como resultado combinado del menor peso de las transferencias no automáticas y de la mayor importancia de la recaudación propia, se observó un aumento de la correspondencia fiscal, es decir, en la actualidad, una proporción mayor de los recursos que financian el gasto provincial proviene de fuentes generadas en cada jurisdicción.
Este proceso mejora la alineación entre decisiones de gasto y responsabilidades tributarias, pero también expone con mayor claridad las diferencias estructurales entre economías provinciales.
Solo CABA tuvo un incremento de capacidad de gasto real por habitante y una baja de correspondencia fiscal, mientras que Neuquén aumentó su capacidad de gasto, pero también incrementó su correspondencia fiscal. Lo de CABA obedece al acuerdo entre la ciudad y el Gobierno Nacional en base a la cautelar de la Corte Suprema, que implicó un envío de fondos significativo a través de transferencias no automáticas y el caso de Neuquén se debe a un incremento de recaudación de ingresos brutos y de regalías, debido al aumento del nivel de actividad petrolera en la provincia.
Por otro lado, solo tres jurisdicciones (San Luis, San Juan y Chubut), tuvieron un descenso de capacidad de gasto y de correspondencia fiscal. En el caso de San Luis, la capacidad de gasto tuvo una baja por un descenso en cada uno de los elementos de financiamiento y la baja en la correspondencia fiscal surge de un mayor descenso relativo de los componentes de ingresos nacionales respecto a los propios. En el caso de San Juan sucedió lo mismo, con la diferencia de un pequeño incremento de recaudación de ingresos brutos. Por último, en el caso de Chubut, el principal factor explicativo del descenso de capacidad de gasto y de correspondencia fiscal corresponde a los ingresos por regalías, que tuvieron un descenso significativo entre 2010 y 2024.
Las 19 jurisdicciones restantes registraron una merma de capacidad de gasto junto a una mayor correspondencia fiscal, comportamiento surgido de la caída de transferencias no automáticas nacionales y de la mayor presencia del impuesto a los ingresos brutos.
En síntesis, entre 2010 y 2024 se observaron tres cambios centrales: una caída general de la capacidad real de gasto, una marcada reducción del financiamiento discrecional de la Nación mediante transferencias no automáticas y un fuerte incremento de la recaudación de Ingresos Brutos.
Este comportamiento permite afirmar que el debate de la coparticipación va a ser arduo tanto en materia de distribución primaria como secundaria. En el corto plazo es clave que aumente el nivel de actividad, vía genuina para aumentar la capacidad de gasto tanto de origen propio como de la coparticipación federal.













