

A casi cuatro años de haber asumido junto a mi equipo de trabajo la conducción de la Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires, podemos afirmar con certeza y satisfacción que dejamos un organismo mejor que el que encontramos a fines de 2015.
Fueron años de labor intensa, centrados en la búsqueda de una mayor eficiencia en todas las áreas del organismo. Para lograr avances concretos en cada nivel de gestión, realizamos una importante renovación tecnológica y edilicia, incorporamos nuevo equipamiento, modernizamos y digitalizamos procesos para que sean más ágiles, transparentes y eficaces.
Uno de los objetivos más importantes al asumir nuestra gestión tuvo que ver con mejorar la calidad de los servicios al ciudadano y construir una relación de cercanía, que favoreciera el cumplimiento voluntario.
En los últimos años logramos avances concretos en ese sentido, en especial a partir de la implementación del sistema PUNTO ARBA, que permitió la modernización edilicia y tecnológica de más del 80% de los locales de atención presencial.
La innovación que aportó el sistema también posibilitó, a través del desarrollo de una plataforma única, la integración de los canales digitales y presenciales en una misma lógica de funcionamiento, lo que homogeneizó procedimientos y formas de atención, contribuyendo a simplificar y agilizar la resolución de trámites.
Todo esto se complementó con la creación de nuevos servicios electrónicos, la revalorización de otros ya existentes, la incorporación de medios de pago y la digitalización de trámites, mejorando la experiencia del contribuyente a la hora de consultar, pagar o gestionar sus impuestos.
La optimización de la gestión se extendió a los mecanismos de fiscalización y cobranza, con el objetivo de combatir la informalidad, ampliar el padrón de inscriptos, reducir la evasión y acelerar los procedimientos para recuperar deudas.
En cuanto a los sistemas de recaudación, nuestro énfasis estuvo puesto en gestionar de manera integral la información de cada contribuyente, mediante una cuenta corriente centrada en el sujeto y la instrumentación de un padrón único que agrupe y consolide datos de diversas fuentes. Los avances en este aspecto otorgaron mayor agilidad a la administración de impuestos.
De forma complementaria, impulsamos cambios que permitieron optimizar la gestión de cobranza, a través de un rediseño de los planes de pago y una descentralización de la emisión de títulos ejecutivos.
En esa línea, también ampliamos y agilizamos la devolución de saldos a favor de los contribuyentes, utilizando mecanismos digitales que aportaron simplicidad y transparencia.
En síntesis, el trabajo de estos últimos cuatro años posibilitó que ARBA mejorase la calidad de sus servicios, redujese el nivel de incumplimiento, modernizase integralmente su gestión y lograse una optimización de la recaudación.
Podría pensarse que el resultado positivo de nuestro esfuerzo se reflejó cabalmente en el hecho de haber cumplido todo este tiempo con las metas de recaudación anual. En realidad, estamos convencidos de que fue más importante que eso.
ARBA avanzó mucho en estos años. Creció en innovación, profesionalismo, servicios, cercanía y respeto por el contribuyente, que también es nuestro vecino. Creció en productividad, transparencia, equidad, eficiencia y cooperación institucional.
Estas mejoras son obra de cada una de las personas que trabajan en la Agencia de Recaudación. Son mejoras palpables, destinadas a perdurar, y sin dudas serán de utilidad para quienes nos sucedan en la conducción del organismo.













