La suerte del smartwatch que Apple lanzó hace poco más de un mes tiene interés prioritario para la compañía, cuyo valor de mercado actual es de 750 mil millones de dólares. A diferencia del exitoso tridente iPod/iPhone/iPad, el reloj inteligente es el primer producto importante que Apple desarrolló y lanzó sin la implacable tutela de Steve Jobs. Hasta el momento las críticas de la prensa y las ventas superaron las expectativas. "Se vendieron tanto que Apple ha tenido que tomar medidas excepcionales para asegurar la producción y que llegue a todos los países. Es la primera vez que un producto llega a las Apple Store y no hay unidades a la venta. El interés del público ha sido enorme", me dice Pedro Aznar, director de Applesfera.com, el sitio en español con la mejor información sobre el mundo Apple. De hecho, quien hoy vaya a comprarse un reloj, deberá esperar entre dos y tres semanas para tenerlo.

A diferencia de los otros productos, el reloj llega a un mercado ya explorado por otros fabricantes. Desde hace unos dos años, y con éxito desparejo, Pebble, Sony, Samsung, LG y Motorola son algunas de las marcas que ya venden relojes. Los precios oscilan entre 100 y 400 dólares según el modelo pero casi todos se conectan con Internet, tienen reconocimiento de voz, sensor de movimiento e interactúan con el smartphone y otros dispositivos.

Kevin Lynch era el CTO de Adobe cuando a principios de 2013 fue reclutado por Apple para ponerse al frente de una misión ultra secreta: el smart watch. La empresa ya estaba decidida a fabricar un dispositivo que le permitiera a los usuarios empezar a liberarse de las constantes interrupciones que provocan los smartphones. Incluso Johny Ive, el jefe de diseño, había empezado a estudiar horología, la ciencia para medir el tiempo, según contó el periodista David Pierce en su artículo La historia secreta del Apple Watch que la revista Wired publicó en el último número. La presión que recibió Lynch fue enorme. Apple se jugaba mucho.

Es que la carrera en el segmento de los wereables (tecnología para vestir) ya empezó. Los desafíos son varios. Se sabe que la gran apuesta tanto de Apple como de Google (con el sistema operativo Android Wear) y otras empresas es descentralizar los soportes tecnológicos desde donde nos conectamos a Internet. Pero no resulta una tarea fácil. En principio supone un rediseño profundo de las costumbres de cientos de millones de usuarios. Los mediáticos anteojos de realidad aumentada de Google bautizados Glass pagaron algo de esos costos y de salir antes de tiempo. Por ahora han sido puestos en un freezer hasta que el mercado madure un poco más. Se especula que el relanzamiento de la segunda versión será con mucha fuerza. El otro gran desafío de los relojes inteligentes está en los contenidos. ¿Consumiremos más audios, juegos, noticias y videos desde nuestra muñeca? Adelantándose al sistema de música en streaming que lanzará Apple, Spotify (60 millones de usuarios) anunció que en breve estará lista su app para escuchar y gestionar las canciones desde el smart watch de la manzana y en otros relojes que funcionen con Android Wear.

La industria de las noticias ya se encolumna detrás de Apple, al igual que el comercio electrónico. El banco CITI presentó en los Estados Unidos su app desarrollada en conjunto con IBM para que sus clientes operen sus finanzas desde la muñeca.

Los relojes inteligentes buscan ahora instalarse como categoría propia, tal como lo hicieron las tablets y los smartphones. Si lo lograrán o no depende de lo único que hasta el momento la tecnología no pudo modificar: el tiempo. Vaya paradoja.