Sudamérica junto a Europa, la llave para escapar al dilema de la bipolaridad

Múltiples opciones aparecen en el horizonte para el desarrollo sudamericano. Ya sea por geografía, peso poblacional y tamaño económico, los próximos años no debería encontrarnos atrapados en la dinámica bipolar Estados Unidos-China, a pesar que los temores y comentarios giren sobre esa perspectiva.  

Las situaciones de “atrapados sin salida son poco comunes en la arena internacional, aunque las decisiones que se toman, sumadas a las acciones ajenas pueden ubicar al país en una situación de esas características. Si bien un mundo multipolar o multicéntrico brinda opciones, la ambigüedad reinante no hace que el relacionamiento externo sea sencillo.

Los efectos desconocidos de procesos conocidos y los efectos desconocidos de problemas desconocidos regirán nuestra vida por los próximos años (ejemplo, el impacto climático de una guerra nuclear limitada). La actual volatilidad es el resultado de una estructura interdependiente, que cada vez más muestra lo vulnerable y sensible que somos a los cambios en el entorno internacional.

Europa y América del Sur se vuelven a encontrar en su búsqueda por escapar al falso dilema de “unos u otros . En la conferencia de los veinte principales centros de pensamiento del mundo en Francia, tanto en el inicio como el cierre de las mesas de trabajo se hizo foco en el futuro de la Unión Europea, el peso que posee en los asuntos internacionales junto con la necesidad de alcanzar cierto grado de autonomía que ellos llaman “Estratégica .

Para los europeos, “P-B-T es el signo de los tiempos que se transitan. Primero, deben lidiar con el accionar de Putin en las “grietas al interior de Europa, mientras se preguntan cuánto tiempo más durará su dominio sobre el sistema político de Rusia. Segundo, el inevitable Brexit, y sus consecuencias por la incidencia que ello tendrá en las perspectivas futuras de integración o desmembramiento de la Unión ya que bien puede ser considerado un éxito del populismo. Finalmente, Trump. Aunque todos saben que se retirará del poder, ya sea por su destitución o por la finalización de su segundo mandato, no están en condiciones de medir cual será el daño que la administración norteamericana dejará a las relaciones transatlánticas después de su partida. Estos tres fenómenos desgarran con distinta intensidad la discusión política de los europeos de cara a su estrategia internacional, de ahí que exploren la decisión de recrear el espacio europeo amplio.

“Ganar autonomía se ha transformado en el mandato político para sus líderes, en especial de cara a una OTAN que encuentra mayores limites políticos y que eventualmente pueden trasladarse al campo operacional. Saben que la dinámica entre Rusia, China y EE.UU. los obliga a evaluar nuevamente cual es la mejor forma de caminar juntos, y el hecho de que hayan unido en parte su destino a una dependencia militar con Norteamérica, hace que ese tránsito sea particularmente complejo. La clave estará en la capacidad que los europeos tengan para reinventar la idea de integración frente a los incentivos que se presentan en la actualidad.

Rusia, les plantea una situación complicada desde el punto de vista de la integración entendida como extensión e inclusión de socios. Cuanto más al Este la UE se expanda, más difícil se le hizo su relación con Moscú. Mientras que París, Berlín, Roma, o Bruselas quieren desarrollar una relación constructiva con Rusia; Varsovia, Praga, y otros centros de poder en Europa del Este, no solo resienten de Moscú y Putin, sino que quieren restaurar algún tipo de política de contención para con ese país.

La cercanía y la conducta asertiva de Rusia, los inquieta y los empuja a su otrora “liberador , los aleja de los liderazgos moderados y forman parte sustantiva de los liderazgos llamados “conservadores populistas . Esa tensión se traslada al interior de la OTAN y de la UE sin perspectiva de resolución inmediata.

Si bien existe un consenso general sobre los problemas que el estilo de liderazgo de Trump ha generado tanto bilateralmente como en el sentido de comunidad transatlántica, aquellos que quieren tener una buena relación con Rusia, recienten cada vez más de la relación con EE.UU. sencillamente porque no son populistas, representan el espíritu liberal sobre el cual fue construida la Europa moderna y sienten que en el populismo se encuentra una amenaza más peligrosa para la UE que la propia Rusia.

EE.UU. es parte del problema también. Si antes había sido fundamental en la cohesión europea, hoy no contribuye a la misma. Varias son las cuestiones que generan rispideces, las cuales vienen de la guerra de Irak (2003) y se han agravado en tres campos. El primero es la relación con China. Europa en general no siente una amenaza en China y su preeminencia creciente, en esencia todos quieren hacer negocios con ella, inclusive en el campo tecnológico, lo cual genera las controversias por el futuro de la infraestructura de Internet conocida como la contienda 5G. Tal vez la Europa Sajona es aquella que presenta más resistencia a esta clase de acuerdo, pero lo cierto es que las presiones por parte de la actual administración caen, al menos por el momento, en saco roto.

La segunda fuente de tensiones es la discusión para que todos los miembros de la alianza se comprometan a destinar el 2% del PBI en el sector defensa y en la OTAN, ya que pocos son los que lo hacen, pero ello conlleva un problema para los europeos y una contradicción. La única organización militar que responde a los problemas de seguridad del espacio europeo sigue siendo la transatlántica, por lo tanto cierta razón tiene la administración Trump al reclamar más fondos por parte de sus socios.

Sin embargo, la OTAN no encuentra su misión en el Siglo XXI, ya que definirla implicaría contradecir a parte de los miembros de la misma. Hasta el momento, la solución ha sido no innovar, avanzando en temas importantes como el ciberespacio o el uso del espacio ultra terrestre, pero no definir una misión militar clara, preparándose para las contingencias eventuales, como las que provienen de Medio Oriente, siendo Europa la primera en sentir los efectos de su accionar.

El futuro comercial: "Es importante que Argentina sea pragmática con Brasil"

La tensión con el presidente brasileño Jair Bolsonaro se hizo evidente incluso antes de la consagración electoral de Alberto Fernández como sucesor de Mauricio Macri en la Argentina. En ese contexto, se acercan definiciones importantes en la relación entre ambos países: el futuro del Mercosur, las negociaciones con Estados Unidos y China y, por supuesto, cómo continuarán las condiciones para el intercambio comercial entre ambos socios.

Finalmente, más recursos para la OTAN significa menos recursos para destinar a las fuerzas europeas independientes que reclaman Macron y Merkel, con lo cual toda la idea de “autonomía estratégica en el campo de la defensa termina quedando en el limbo. El último punto de desacuerdo mutuo es la voluntad creciente de poner un impuesto a las empresas tecnológicas, que se viene impulsando en Europa continental y que afecta primariamente a las grandes corporaciones de IT norteamericanas. Esto no es un punto menor, ya que las empresas tecnológicas son uno de los pilares de la relación hegemónica que aun retiene EE.UU.

¿Puede Europa ganar peso en este contexto? Tal vez. A pesar de sus contradicciones, ven en regiones del mundo, como África y América del Sur, espacios donde pueden llegar a recuperar la iniciativa tanto comercial como política. En un mundo de desbalances, Europa pugna por encontrar uno nuevo que los tenga a ellos como protagonistas de una arquitectura internacional que, a pesar de ser multipolar, pueda dar cierta gobernabilidad y respuestas a las múltiples demandas de desarrollo, seguridad y bienestar existentes.

Para ello necesita socios que necesiten también escapar de los falsos dilemas y ahí entra América Latina, como oportunidad. Un diálogo entre ambas partes acerca de cómo ser autónomos en un mundo interdependendiente que permita resolver esquemas de inserción funcionales a una agenda de desarrollo tan necesario para la región.

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