Fernández, sin escalas, entre IDEA y la CGT

A casi dos meses de fin de año y con casi ocho de cuarentena, hay una certeza que domina entre los CEOs y el Gobierno: seguir abriendo actividades y convivir con protocolo (y contagios). En eso coinciden fuertemente y en los presupuestos de las compañías ya se adosan los anabólicos que requerirán los traslados de personal y el equipamiento necesarios para los requisitos de seguridad e higiene. Hay otros aspectos, mucho más delicados de la economía, en los que no coinciden ni en el blanco del ojo.

Comparando con lo que se esperaba en marzo, la economía parece mostrar hoy mejores indicadores, aunque nadie regala nada en un año que tendrá seguramente una de las caídas del PBI más dramáticas de las últimas décadas. Por caída de consumo, claro, pero la inflación para este año sería menor a la que se esperaba cuando la pandemia aterrizó en la Argentina; estaría cercana al 40% en lugar del 50%, de acuerdo con estimaciones de la consultora Orlando Ferreres y Asociados.

Es decir, 2020 sería un poquito mejor de lo que se esperaba pero ahora las expectativas para 2021 se nublaron respecto de lo que se esperaba a principios de este año. El resultado de las expectativas de los ejecutivos que participaron en el 56° Coloquio de IDEA, el primero virtual en su historia debido a la pandemia, lo reflejaron claramente: la profundidad de la crisis fue mayor y la misma será más extensa de lo esperado y sólo 4 de cada 10 entrevistados esperan mejores ventas en los próximos meses la caída interanual fue de 5,6% aunque de modo desestacionalizado fue de 4,7% compensado en parte por el rebote que hubo en julio en algunos sectores. Sin embargo, el derrumbe fue de 11% en relación a igual período del 2019 y estuvo 8% por debajo de los niveles anteriores a la pandemia. 

Cuando el primer mandatario, habla; tranquiliza a los empresarios aunque no lo escuchen decir lo que esperarían. No gustó ni un poco su referencia la Justicia ni tampoco que, de algún modo el Presidente ratificara la política de avance del Estado en el sector privado con, por ejemplo, empresas propias como sería el caso de la televisión por cable y de ventas digitales. Desde IDEA militan el rol del sector privado como generador de trabajo genuino y de inversión real. Como saldo final celebran que este foro a pesar de haber sido virtual por la situación sanitaria permitió un mensaje de construcción colectiva, incluso por parte del propio Presidente quien, en definitiva, dejó la puerta abierta para el diálogo basado en el respecto y la conciliación. 

Sin dudas, el Presidente se siente mucho más cómodo en su discurso del 17 de octubre en el accidentado acto de la CGT. El objetivo de la convocatoria fue sobre cumplido, evalúan tanto en la sede de Azopardo como en la Casa Rosada. La idea fue recomponer el poder en un sector amplio que gobierna hoy la Argentina y lo que había inspirado esa idea, que surgió poco menos de un mes atrás fue el mismísimo expresidente Mauricio Macri en sus primera pariciones públicas.

En el acto del sábado estuvieron todos, aseguran entre los anfitriones y el riñón albertista de Balcarce 50 "Vino todo el mundo", "estuvimos todos los que somos Gobierno" reflexionan y excusan a la vicepresidenta que no asistió por razones sanitarias pero sí estuvo Máximo Kirchner y también el desarreglo técnico que sufrió la plataforma creada por Javier Grosman, organizador de otros eventos que no tuvieron fallas como por ejemplo los festejos del Bicentenario durante el gobierno de Cristina Kirchner. En el corazón sindical y del Presidente aclaran "Grosman no es La Cámpora". 

En el Gobierno señalan que el discurso del Presidente "fue muy movilizador" y provocó que la gente saliera a celebrar el Día de la Lealtad en sus provincias. Hugo Moyano y Luis Barrionuevo tuvieron sus propios escenarios, cada uno por su lado. En la CGT dicen del camionero "estamos en la misma vereda". De algún modo, un discurso que pareciera reubicar al Presidente en su eje original, el de la campaña y recostándose en sus pilares troncales de apoyo: primero la CGT de Héctor Daer, luego la "liga de los gobernadores". 

Fernández habló de "un punto de inflexión" en la pandemia y a esta altura del año en el que 2020 ya se da por jugado aunque el peor momento de la crisis aún se transita en los sectores más informales. Ayer, en el Ministerio de Producción, que conduce Matías Kulfas, se convocó de manera virtual a dirigentes sindicales y empresarios para ponerle letra a esa reflexión presidencial. Se avanzó en el compromiso de ponerle fecha a la puesta en marcha del plan agroindustrial. Ahí también el titular de la Cámara de Diputados Sergio Massa agiliza el tratamiento y promueve el tema.

Pero también habrá estímulos específicos para la construcción, el calzado, la industria textil y la metalmecánica. En esas reuniones virtuales que son numerosas y casi cotidianas desde que empezó la cuarentena y se monitorea el minuto a minuto del nivel de actividad entre funcionarios, empresarios y sindicalistas, en las últimas horas se ratificó la importancia que tendrá la obra pública para la recuperación que el Gobierno espera para el año próximo.

De hecho estaría por cerrarse una ayuda para la Argentina del Banco Mundial con ese objetivo, que pondría en marcha la construcción de grandes obras, lo que motoriza mucho empleo directo e indirecto, en especial en las provincias donde los contagios de coronavirus siguen en ascenso.

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