El enigmático señor Rosner
Ignacio Jorge Rosner. Argentino, casado, nacido el 18 de mayo de 1958. Ingeniero Civil. Son, junto a sus números de DNI y de CUIT, los datos con los que figura en la constitución de Latin American Assets Management. La creó el 9 de junio de 2005, en sociedad con quien es su esposa desde hace 32 años. En esos días, la empresa apareció en el radar de muchos por haber sido un súbito postulante a comprar Aguas Argentinas. El interés se evaporó meses después, cuando Néstor Kirchner se la expropió a Suez. "Estuve cerca. Pero el gobierno la nacionalizó. Esto es historia ahora", se le oyó decir a "Nacho", como se identifica a Rosner en el universo Newman.
Su nueva historia -al menos, la que intenta escribir- se llama OP Investments. Es el enigmático fondo de inversión que acordó con Cristóbal López y Fabián de Souza la compra del conjunto de empresas -más de 170, con activos por u$s 1000 millones- a las que se identifica como Grupo Indalo.
El acuerdo se firmó el 20 de octubre. El 31, se emitió un comunicado que informó que Santiago Dellatorre y Damián Burgio, los abogados de Rosner, habían hecho el take-over sobre las compañías, como presidente y vice. El viernes 3 de noviembre, el Boletín Oficial publicó la creación de OP Management, sociedad creada con fecha 1º de noviembre y que tiene a Dellatorre y Burgio como únicos accionistas.
Rosner se presenta como un experto en fusiones y adquisiciones. Eso fue lo que, en su momento, lo había llevado a lanzarse con Latin American Assets. Sus inicios fueron en Techint y, luego, en Tecnobridas, uno de los eslabones de la cadena de valor que forjaron los Bulgheroni. Trabajó en las construcciones de Atucha II y de Yacyretá. A los 35 años, sin tener responsabilidades de liderazgo, Techint le aprobó su participación en el Programa de Alta Dirección del IAE. Una vez finalizado, tuvo su primera experiencia como gerente general.
Luego, estuvo una década en Socma, entre Sideco Americana e Iecsa. Ahí es donde, dice, más interactuó con Mauricio Macri, pese a haber estudiado en el mismo colegio -Rosner es un año mayor- y seguir la misma carrera, en la misma universidad (UCA). Alega no recordar, siquiera, haber cursado una materia con el Presidente. "No lo veo ni tengo encuentros con él", les hace saber a quienes se lo preguntan, por esa coincidencia biográfica que alentó especulaciones acerca de alguna bendición de la Casa Rosada para su actual proyecto. Al margen de otros vasos comunicantes que tiene con el Pro.
Otro hito de su carrera ejecutiva fue el Grupo Clarín. Ofició de director corporativo, con responsabilidad sobre "nuevos negocios". Había integrado el equipo que, liderado por Alejandro Urricelqui -todavía director de Finanzas del holding-, negoció la inversión de Goldman Sachs, en 1999 (u$s 500 millones por el 18%). Voces de la calle Piedras lo recuerdan en la segunda línea del management, con acción sobre la cartera de activos no estratégicos, como la tenencia minoritaria en CTI (actual Claro) y otros negocios non core del grupo. También, sugieren que no se sentía del todo cómodo siendo pez mediano en estanque grande.
Él valora como "muy enriquecedor" a su paso por Clarín. Gracias al grupo, se sentó en los directorios de Papel Prensa, Cimeco (diarios del interior) y otras sociedades. En esos boards, además, cultivó un vínculo con los hermanos Saguier (La Nación). Según Rosner, se alejó de Clarín después de que se completó la integración entre Multicanal y Cablevisión. Decidió encarar nuevos desafíos profesionales, alega.
Altima Partners lo incorporó como director en El Tejar, uno de los principales productores agropecuarios del país. Rosner se sentó al board de El Tejar Ltd., sociedad controlante de las filiales en la Argentina, Paraguay, Uruguay, Bolivia y Brasil. Tras el fallecimiento del fundador, Oscar Alvarado, 2010, la firma entró en crisis de negocio y de liderazgo, recuerda otro empresario de ese campo. Rosner, cuenta este competidor, fue un vitual interventor de las filiales, el hombre clave para la reingeniería que culminó en el cierre de las operaciones en el país y el traslado total de la actividad de El Tejar a Brasil.
El networking de Newman es intenso y bien conectado. Con códigos propios, además. En ese ecosistema, sorprendió la inesperada compra de Indalo. La de Rosner no es, precisamente, la tarjeta que más puertas abre en esa comunidad, sugiere un conspicuo miembro de ese "Círculo Bordó", compuesto por empresarios, ejecutivos, banqueros, abogados y, más recientemente, encumbrados funcionarios.
Rosner hizo en Newman los últimos cuatro años del secundario. Hasta entonces, había ido al Colegio del Salvador. Además de Macri, también conoce a Nicolás Caputo. Aunque niega vínculo personal o laboral con el influyente amigo presidencial. Fue, en cambio, compañero de Juan Bruchou, ex CEO de Citibank Argentina. Lo considera un gran empresario y deportista. Como muchos otros, Rosner jugó al rugby en Newman. Había empezado en CUBA, donde compartió equipo con Bernardo Miguens. Lamenta la pérdida del ex Puma, fallecido a inicios de año. Una extraordinaria persona, lo definía.
Sus fotos en redes sociales suelen mostrarlo practicando otras de sus aficiones deportivas, como el andinismo y el esquí. También, las carreras de larga distancia. Y las de aventura. Casi, una metáfora de su nuevo emprendimiento.
"Fue un proceso con altibajos. Como suele suceder en este tipo de operaciones", la escueta referencia a la resolución del deal. "Entró porque, realmente, es un buen negocio", asegura un asesor que dice haber visto los números de los activos comprados. Incluso, los deficitarios medios de comunicación (C5N, Radio 10, Ideas del Sur). Marcelo Tinelli -a quien Indalo le debe u$s 30 millones entre cachets y el pago por la venta de su productora- trinó contra la operación. Cuestionó la no realización de un due dilligence, entre varios otros puntos sobre los que descargó munición gruesa. La AFIP, que denunció penalmente a Oil Combustibles -uno de los buques insignia de López por evasión-, le pidió a la Justicia que prohíba la operación. Lo mismo hizo un grupo de ex trabajadores de Telepiú (C5N).
Los acreedores ven sombras de carabelas detrás del comprador. El due dilligence, razonan, sirve para conocer el estado de los activos a adquirir. "Sin ese proceso, sólo existe una persona que sabe cuál es la situación real de las empresas de Indalo: Cristóbal López", alega uno de los demandantes. En el mercado, se enumera una veintena de razones para sustentar la especulación. Cerca de Rosner, por supuesto, lo desmienten.
Habrá una fecha reveladora: 15 de noviembre. Miércoles. Ese día, OP le presentará a Ercolini dos planes. Uno, de refinanciación y otro, de inversiones. La aprobación del primero -que deberá tener el visto bueno del acreedor principal: la AFIP- es necesario para que se concrete la transferencia accionaria. OP también promete que, junto con esa presentación, develará quiénes son sus inversores. Hasta ahora, sólo se los identifica como "fondos del exterior".
Salvo por los $ 8000 millones que reclama la AFIP, pocos se animan a cuantificar el pasivo que acumulan las empresas de Indalo. La treintena que presenta en su página web acumulan, desde septiembre, 749 cheques rebotados, por más de $ 206 millones. Casi todos, sin fondos. Entre la constructora CPC (obra pública) y Desarrollos Electrónicos Informáticos (razón social del portal Minutouno), suman 565, por $ 95,6 millones. Los empleados de sus medios están en asamblea permanente, por salarios adeudados. También, son curiosas, semana a semana, las renuncias de participantes y jurados al "Bailando por un Sueño", el producto estrella de Ideas del Sur.
Los aspirantes a quedarse con Indalo tantearon a potenciales interesados -sobre todo, en el canal y las radios- para dejarles las compañías, si se hacen cargo de sus pasivos. La energía -y conexos- sería, para el comprador, el negocio atractivo. Además de medios, los alimentos -como la productora de aceites de oliva y los dulces de leche de La Salamandra- estarían en oferta.
Por lo pronto, la explosiva irrupción de OP Investment tuvo onda expansiva. Dellatorre dejó el estudio jurídico que fundó hace cuatro años para continuar su carrera en Indalo. Es usual que un abogado pruebe su compromiso con el cliente, arriesgando su nombre en un directorio o, directamente, la presidencia de una empresa. Lo extraño de este caso es que, a Dellatorre -un abogado con casi tres décadas de experiencia en el mundo corporativo-, le significó la partida de su propia firma y la ruptura de un lazo -profesional y personal- de 27 años con Diego Salaverri. Salaverri, profesional reconocido en el medio por su talento, astucia y prestigio, es el asesor legal de cabecera de Marcelo Mindlin, entre muchos otros clientes.
De hecho, tras un año en Pampa Energía -estuvo inmerso en la integración de los activos comprados a Petrobras-, retornó en los últimos días como managing partner del rebautizado Salaverri, Burgio & Wetzler Malbrán. Ya, sin Dellatorre en la marquesina. "Se unirá a OP Investment en su adquisición de Grupo Indalo, una transacción en la que estuvo profundamente involucrado, con un rol de liderazgo", se lee en el comunicado de la desvinculación.
Burgio, por su parte, renunció a sus cargos en Indalo, que ya no tiene relación alguna con la firma legal.
No es el único daño no controlado. Rosner mantendrá su bajo perfil, por lo menos, hasta que Julián Ercolini, juez que lleva la causa de Oil, reciba la carpeta con el business plan. No le agrada haber quedado expuesto a los primeros planos. Busca resguardar la intimidad de su mujer e hijos (4). Este nervio sensible volvió a tocarse el último fin de semana. Por su paso por El Tejar, figuró en los Paradise Papers, filtración que develó sociedades en los paraísos fiscales de Delaware y las Islas Caimán. Su apellido no habría llamado la atención, si, un par de semanas atrás, no hubiera trascendido su ingreso a Indalo.
Comprar las empresas de Cristóbal López es una apuesta de alto riesgo. En lo financiero, un negocio pagado a costo de oportunidad. Pero la fama también tiene precio. Y es alto.