Comercio inverso: qué es y cómo está cambiando los modelos de consumo
Este nuevo paradigma asume que todo residuo es un recurso. Así, nuevas formas de intercambio comercial, que alargan la vida útil de los productos, van tomando cada vez más relevancia.
El auge de la conciencia ambiental está cambiando los modelos de consumo y producción actuales, que ahora giran en torno a la idea de que todo residuo es un recurso. Esta nueva forma de revincularnos con el planeta, más limpia y menos tóxica, se conoce como comercio inverso o re-commerce, un concepto vinculado a la economía circular que, basándose en los pilares de la reducción y la reutilización, busca reintroducir en el circuito económico todos aquellos productos que ya no satisfacen las necesidades iniciales de una persona para que otra pueda usarla, fomenta el reciclaje y la reparación de los productos en mal estado para extender su vida útil. El correlato de todo esto es el resurgimiento de viejas formas de intercambio comercial que hoy son nuevamente furor, tales como el trueque, alquiler y la compra-venta de productos de segunda mano.
"Este cambio de paradigma es todo lo opuesto al sistema lineal capitalista de producción, consumo y descarte, donde no importa lo que pasa después con eso que ya "no sirve". El objetivo del comercio inverso es justamente lograr que un desecho no llegue a ser tal, sino que se pueda reutilizar de alguna manera. Lo mismo rige para las personas, donde lo que se busca, por ejemplo, es ayudarlas a reinsertarse laboralmente cuando ya han cumplido una labor en algún trabajo (outsourcing)", amplía Belén Arce, directora de Summa, consultora en sustentabilidad y docente universitaria.
En este sentido, Naylyn Zannino, directora de la consultora Mawu Sustentable, agrega: "la economía circular abarca muchos ámbitos, incluso la generación de energía como el biogás, por eso es necesario pensar en otro modelo económico que contemple acciones reparadoras y regenerativas de los recursos explotados con el fin de lograr productos que no pierdan su utilidad y puedan mantenerse dentro del proceso productivo a fin de evitar la generación de residuos".
Y así como pasa en el mundo, en la Argentina ya existen proyectos que trabajan bajo las pautas de la circularidad. Tal es el caso de PC discount, una empresa que lleva más de 20 años reacondicionando y reciclando Pcs, notebooks y monitores en desuso en pos de reducir la brecha digital y cuidar el medio ambiente. "Nuestro servicio está concebido para solucionar puntualmente la problemática del fin de ciclo de vida de los activos de una empresa pero de una manera segura, auditable y sustentable con el planeta. Nos ocupamos de reacondicionar aquellos artículos que se destinan a la re-comercialización tras haber sido revisados, reparados y re-embalados", explica Alberto Esswein, presidente de la firma.
En este sentido, se ocupan de dar una prestación completa, del tipo world class, "que comienza con el retiro de los activos a nuestro warehouse y la confección de un inventario detallado de cada unidad que seguirá la trazabilidad de todo el procedimiento. Otra parte de este proceso es la destrucción certificada de la información y el borrado de los discos bajo estándares internacionales NIST SP 800-88, el cual evita posibles fugas de datos sensibles. Luego, se hace el testeo técnico de cada equipo para poder valorizar el parque.
Los equipos que tienen valor comercial van al proceso de acondicionado y el resto se recicla y destruye de acuerdo a las normas ambientales en una Planta de Reciclaje Oficial con la emisión del certificado correspondiente. De esta manera, se cierra perfectamente el proceso inverso del ciclo de vida de los activos de IT", describe el ejecutivo de esta firma que ya lleva procesados con esta metodología más de 200.000 activos de IT y recuperado el 90% para remarketing.
Otra propuesta, ligada al concepto sustentable de leasing o alquiler de ropa, es la de New Rent Dress, la marca de vestidos de lujo de Romina Pigretti, ex socia de Mica Tinelli en Ginebra. Su colección está integrada por más de 500 prendas, donde sobresalen firmas como Alexander Wang, Stella Mc Cartney, Sonia Rikiel y Prada, y que renta a un valor promedio de $ 7.000. Este servicio se limita al ofrecimiento de vestimenta o accesorios de uso ocasional como un vestido de fiesta, traje o esmoquin que, en general son muy costosos y se usan una única vez.
"Cuando hablamos de arrendar, no hablamos solo de ahorro monetario, sino que también estamos planteando un cambio de mentalidad para concientizar sobre el consumo innecesario de las tendencias cambiantes y del estreno de ropa permanente. Adhiriendo a esta modalidad de consumo colectivo, un vestido tiene tantos usos como clientes haya, lo que permite también que salgamos del uniforme negro que compramos pensando que es un clásico que podemos repetir", explica su creadora. Y agrega: "La realidad es que hoy en día, muy pocas mujeres compran vestidos llamativos sabiendo que solo pueden aprovecharlo una vez.
Bajo esta premisa, muchos individuos pueden compartir una pieza de moda sin necesidad de acumular cosas que no usan ni van a usar. Debemos entender que eso que ya no vamos a emplear puede ser algo que otro busca. Recirculándola se satisface la necesidad de compra, se evitan aumentos en el consumo del fast fashion y se ahorran dinero y recursos".
Con el objetivo de crear una empresa de triple impacto que fomente el reciclaje de envases pos consumo, nació La Recicladora, la empresa de Tomas Clark que, en el 2017, lanzó la primera máquina expendedora inversa. A diferencia de una expendedora convencional, que entrega un producto tras introducir dinero, aquí el consumidor deposita su envase y a cambio la máquina le entrega un premio. Una vez ingresado, el envase es compactado y entregado a cooperativas de reciclaje quienes obtienen el ingreso por la venta del material a plantas recicladoras.
"Nuestro negocio no está en la venta del material, sino en prestar el servicio de máquinas, le entregamos el 100% de lo recolectado a las cooperativas en pos de promover su trabajo", cuenta Clark, quien ya opera una red de 20 puntos de recolección, algunos permanentes y otros itinerantes por la naturaleza móvil que tiene la máquina.
Las mismas se localizan en espacios como supermercados, centros comerciales, universidades, cines, restaurantes, aeropuertos, oficinas y eventos. "En 2019 alcanzamos nuestro mayor logro, que fue desarrollar dos nuevas versiones de nuestra máquina que nos permiten trabajar con nuevos materiales y envases: vasos de gaseosa y café, baldes de pochoclo y botellas de champú y detergente. Esto es muy importante porque amplía enormemente el universo de clientes y envases que podemos atender. También desarrollamos junto a la ONG Techo 5 viviendas de emergencia con materiales ecológicos hechos con residuos recolectados con la máquina evitando así que acaben en un vertedero".
Los productos que consumimos parecen durar cada vez menos y son más difíciles de arreglar. Muchos están diseñados de tal manera que es imposible siquiera abrirlos, los fabricantes no ponen manuales ni repuestos a disposición y la excesiva oferta de productos baratos realizados con mano de obra esclava hacen que muchas veces reparar algo sea más costoso que comprar uno. Con el objetivo de darle batalla a esta problemática, Marina Pla, Melina Scioli y Julieta Morosoli crearon El Club de Reparadores, un evento itinerante que promueve la reparación como estrategia para combatir la cultura de lo descartable y la obsolescencia programada.
"Buscamos generar un triple impacto: ambiental, ya que alargando la vida útil de las cosas disminuyen los residuos; económico, dado que fomentamos el trabajo de los reparadores barriales, clave para una economía circular; y humano, porque se refuerzan los lazos de la colaboración y se revaloriza a las personas y sus saberes", detallan sus mentoras de este evento gratuito y voluntario donde participar y reparar no tiene costo. Por el momento, estos encuentros no tienen una periodicidad fija, pero suele haber un promedio de un evento por mes cuya fecha, lugar y hora se difunde en su Facebook. En cada uno de ellos hay reparadores específicos (puede haber desde un remendador de zapatos hasta un tapicero) y se repara, lógicamente, según la disponibilidad de los mismos. Ellos van rotando de acuerdo a los eventos ya que trabajan como voluntarios.
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