Viajes y cultura

Tras el arte de pueblos perdidos

Con una antigüedad que en algunos sitios se acerca a los 10.000 años, pinturas rupestres y vestigios de culturas aborígenes plantean rumbos hacia destinos únicos, donde paisajes y excursiones invitan a dejarse sorprender por las huellas del pasado.

Conservando cierto aire de misticismo, descubrimientos arqueológicos y cuevas con pinturas rupestres permiten vivir experiencias nuevas y, de alguna manera, movilizadoras. Entrar en contacto con el arte de culturas de hace 10.000 años, conocer sus técnicas para plasmar formas y colores, imaginar aquellos tiempos a partir de vestigios que perduran, aún, intactos, conforma sin duda una opción distinta a la hora de planear una escapada y desconectarse de la rutina diaria.
Son muchos los destinos argentinos que invitan a descubrir las huellas de un pasado remoto. Entre ellos, y enlazando recorridos por apacibles paisajes, pueden considerarse los siguientes:

z Vestigios patagónicos
El sur resguarda interesantes puntos de contacto con el pasado lejano. Para empezar, puede pensarse en Valle Encantado, que emerge a sólo 62 kilómetros al noreste de Bariloche entre rocas de extrañas formas que se han convertido en una clásica postal rionegrina, con siluetas de leones, castillos y torres que no dejan de sorprender. Entre las excursiones por la zona, la alternativa imperdible es visitar las cuevas aborígenes, donde la existencia de una cultura de más de 9700 años de antigüedad ha quedado reflejada en una llamativa serie de pinturas rupestres. Es posible pensar tanto en cabalgatas como en caminatas de baja y media intensidad, sumando actividades como avistaje de aves, pesca deportiva de salmónidos o safaris fotográficos.
Desde Bariloche no hay que olvidar que también se conservan pinturas rupestres en la isla Victoria, sobre el lago Nahuel Huapi. Aquí pueden planearse excursiones que entrelazan desde la historia de la estancia Fortín Chacabuco hasta visitas a propiedades que conservan fósiles vinculados a la última glaciación. Las pinturas pueden hallarse en distintos sitios, incluso en algunos menos frecuentados como Antepuerto y Laguna del Pescado. Estos vestigios tienen el estilo tehuelche de grecas y círculos, pero pueden encontrarse curiosidades llegando al extremo norte de la isla, donde hay una pintura rupestre de una llama con un ajuar votivo, que es un tema propio de la cultura incaica.

z La postal austral
ineludible
Más al sur, ineludible es mencionar la Cueva de las Manos del Alto Río Pinturas, Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1999. Con una antigüedad que alcanza los 9500 años, este lugar es una de las manifestaciones de arte rupestre más significativas de la Patagonia. Es conveniente visitarla haciendo escala previa en la localidad de Perito Moreno, yendo luego hacia el sur hasta el cañadón del valle del Alto Río Pinturas. El sitio refleja el arte de grupos pretehuelches seminómades dedicados a la caza y la recolección. Su principal fuente de alimento era el guanaco, cuya figura se repite entre las paredes y aleros de las grutas. Símbolos geométricos, pequeñas serpientes, pumas y danzas rituales también rodean las representaciones de las manos, las que en su mayoría han sido impresas en negativo, apoyando la palma para luego cubrir su silueta con pintura. Recomendable: asesorarse con un guía sobre las características de los estilos estilísticos dejados en tres épocas de impronta bien diferenciada.

z Entre los cerros
En el centro del país no puede dejar de enfocarse una alternativa como la Reserva Cultural y Natural Cerro Colorado, ubicada a 160 kilómetros al norte de Córdoba capital. La erosión del viento y el agua ha producido aquí aleros y cuevas donde antiguamente los aborígenes dejaron testimonios de su vida. Hoy las pictografías de esta zona son consideradas como unas de las más bellas demostraciones artísticas del período precolombino en el país.
Este legado representa escenas de combates y animales, que se encuentran distribuidas en más de 100 pequeñas cavernas. Una visita basta para viajar en el tiempo, pero un recorrido completo sería difícil de combinar con el descanso: se han contado más de 35.000 pictografías en el área. La reserva ofrece un museo que brinda información sobre estos vestigios y permite contar con las herramientas interpretativas necesarias para internarse en la cultura y la vida de la época prehispánica.
Otros sitios interesantes para remontarse al pasado pueden hallarse en Tucumán, donde una alternativa original para incluir en la agenda es El Mollar. Con los cerros y el dique La Angostura como testigos, esta pequeña villa turística está a 12 kilómetros de Tafí del Valle y se levanta en un lugar privilegiado, cerca del cerro Ñuñorco y rodeado de llamativos paisajes. Es aquí donde se encuentra uno de los enigmas que más han apasionado a arqueólogos e historiadores del pasado calchaquí: los menhires. Se trata de piedras con más de 2000 años, que llegan a medir tres metros y presentan inscripciones y figuras que han quedado como mudo testimonio de la antigua cultura Tafí. Sus dibujos suelen representar rostros humanos o de animales, sobre todo felinos, y en algunos casos se mezclan o prevalecen las figuras geométricas.

z Colores norteños
En tierras jujeñas, al norte de Humahuaca, la quebrada de Inca Cueva abarca una vasta superficie cubierta en su mayor parte por roca desnuda. Allí existen varias cavidades con pictografías, entre las que se destaca una gruta de alrededor de 40 metros de largo, cinco de profundidad y 10 de alto, donde casi la totalidad de las paredes y techos están cubiertos de pictografías en blanco, rojo y negro, formando figuras geométricas y animales entre los que predominan las llamas.
También Salta permite planear recorridos entre huellas prehispánicas. A unos 140 kilómetros de la capital provincial, las pinturas rupestres de las Cuevas Pintadas de Guachipas se extienden por más de 30 aleros donde los pueblos originarios dejaron dibujos y formas abstractas. Los motivos predominantes son los camélidos y las figuras antropomorfas de gran diversidad de formas, colores y estilos. También pueden verse escenas relacionadas con ceremonias religiosas y guerreros, y animales como suris, jaguares, aves, insectos y llamas.
Las visitas a sitios de arte rupestre en general requieren de un guía, quien no sólo se encarga de custodiar la preservación de cada lugar sino, especialmente, brinda datos que permiten aprovechar a fondo la experiencia de contactarse con el arte primitivo. z we
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